La reciente y esperada noticia de la ruptura unilateral por U.S. del acuerdo sobre el programa de desarrollo nuclear iraní, ha golpeado el mercado de petróleo haciendo subir el precio del barril.
Pero si bien los mercados son soberanos, desde el punto de vista fundamental y a corto plazo, la reacción parece exagerada, ya que parte de los clientes iraníes, como China e India, presumiblemente seguirán comprando el petróleo iraní; cuando además, dadas las buenas relaciones entre Irán y Arabia Saudí, este último se ha comprometido a cubrir la reducción de oferta procedente de Irán.
Sin embargo, esta situación dará lugar probablemente a que las tensiones en la zona aumenten, intensificando el enfrentamiento entre Irán y Arabia Saudí e Israel. En mayor medida si Irán cumple sus amenazas de romper el acuerdo nuclear y seguir desarrollando armamento de este tipo.
Este hecho es poco probable, dado que la permanencia de la UE en el acuerdo puede suponer un muro de contención. Muro que se verá desbordado si Irán abandona el acuerdo, lo que incrementará la tensión en la zona, ya que este hecho supondrá una amenaza para Arabia Saudí, que ya ha anunciado que responderá desarrollando armamento nuclear, lo que por otra parte puede suponer un negocio para U.S. , y tampoco conocemos la posición que adopte Israel, que presumiblemente dispone de armamento nuclear.
Simultáneamente, se erige otro problema al no adherirse la UE a la posición de U.S., ya que las empresas europeas podrían estar sujetas a penalizaciones por U.S. si estas continúan manteniendo relaciones comerciales con Irán. Alternativamente estas empresas podrían disfrutar de exenciones, pero en caso contrario, también podría producirse algún tipo de represalia por la UE.
Por tanto, cómo se puede apreciar, los riesgos a más largo plazo del desarrollo de conflictos geopolíticos, como la inestabilidad en Oriente Medio o una posible guerra comercial, pueden ser más preocupantes que los posibles efectos a corto plazo de la elevación del precio del barril. Y aunque en cualquier caso este tipo de riesgos no son inminentes, ya sabemos que los mercados anticipan este tipo de movimientos.
En el caso de que no se produzcan sanciones a las empresas europeas y exista cierta cooperación U.S.-UE, el mantenimiento del acuerdo por la UE obligará a Irán a mantener las restricciones sobre el desarrollo nuclear; mientras que las sanciones estadounidenses pretender forzar a los iraníes a un acuerdo más amplio que abarque el sistema balístico iraní y el apoyo al terrorismo.
Indudablemente esta es solo una hipótesis de trabajo, ya que tampoco debemos olvidar el apoyo ruso a Irán, lo que puede desembocar en un escenario similar al de la guerra fría caracterizado por la existencia de dos bloques de ideología antagónica.
Y en este escenario, no debemos olvidar la presencia de China, cada vez más cercana a Rusia como resultado de las tensiones de ambos países con U.S.. Cuando además, la restricción del acceso a dólares para restringir la capacidad comercial iraní puede acercar al país más a China, tanto por el enfrentamiento comercial de este último con U.S., como por la necesidad de abastecimiento de petróleo de China, como por el interés chino en potenciar el yuan y convertirlo en una divisa de referencia mundial, siendo su último objetivo desbancar al dólar de su pedestal de divisa de referencia mundial .
En cualquier caso, la reciente crisis iraní, mina la importancia de la diplomacia internacional y avanza hacia un escenario de mayor tensión, de contención y disuasión donde el rearme nuclear podría ocupar un aspecto importante. Algo desde luego a evitar.