La situación geopolítica global ha estado sometida a muchas tensiones. Muchas de ellas como resultado de las políticas de Trump, resultado de sus relaciones con Corea del Norte, Irán, China e incluso con sus aliados comerciales como la UE.
Esta situación afecta a las relaciones comerciales globales, como resultado de la imposición de sanciones primarias a determinados países y secundarias a aquellos que mantengan relaciones comerciales con los primeros.
Estas sanciones afectan al comercio de materias primas energéticas, siendo casos claros las prohibiciones de importar petróleo iraní o los aranceles que China podría aplicar sobre las importaciones de petróleo y gas natural licuado (GNL) como represalia a las sanciones estadounidenses.
A nivel geopolítico es importante considerar que a las sanciones comerciales mencionadas se le superponen otro tipo de sanciones “políticas”, como por ejemplo las impuestas por U.S. y la UE a Rusia tras la invasión de Crimea en 2014. Como por ejemplo, las sanciones que prohíben la exportación de tecnología y dificultan el acceso a la financiación en los mercados de las empresas energéticas rusas, con indudables repercusiones económicas. Lo que, combinado con los bajos precios del petróleo, ha reducido también la inversión en exploración extranjera en el sector ruso, especialmente en aguas profundas, offshore en el Ártico y shale.
Sin embargo, a pesar de las sanciones, la UE y Rusia han seguido manteniendo una estrecha relación comercial en el sector energético, estando dirigidas la casi totalidad de las exportaciones rusas de crudo y gas natural a Europa.
Esta situación se produce por distintos motivos. Debido a la elevada dependencia de la economía rusa de los ingresos derivados de este tipo de exportaciones, que han supuesto el 54,7% de las exportaciones de bienes y el 12,26% del PIB ruso en el año 2017, así como un 36% de los ingresos del presupuesto ruso en el año 2016. Aunque es importante destacar la mayor importancia del petróleo, que supone unos ingresos del orden de 3,6 veces superior al gas natural.
Y de estos ingresos una parte importante proceden de los países europeos de la OCDE, ya que casi el 60% de las exportaciones de petróleo y más del 75% de las de gas natural se dirigen a estos países.
Sin embargo, esta situación también ha convenido a la UE, por lo menos hasta ahora, siendo Europa altamente dependiente de las importaciones energéticas rusas, ya que más de un tercio de de las importaciones de crudo y más del 70% de las de gas natural de los países europeos de la OCDE tienen procedencia rusa. Constatando estos hechos la interdependencia entre Rusia y la UE, económica por el lado ruso; y de suministro de energía por parte europea.
RESERVAS PROBADAS
Rusia es una potencia energética como resultado de las reservas probadas existentes en su territorio, ya que según BP, en el año 2017, Rusia poseía 106.000 mill de barriles de reservas probadas, un 6.3% de las reservas mundiales y las sextas mayores del mundo; y según la U.S. Energy Information Admministration (EIA), las mayores reservas probadas de gas natural globales, suponiendo el 25% del total (47.804 bcm, miles de millones de m3) (tablas siguientes), por delante de Irán y Qatar.
Figura. Reservas probadas de petróleo, elaboración propia a partir de datos de British Petroleum http://www.bp.com/statisticalreview (BP) correspondientes al año 2017.
Figura.- EIA: Country Brief Russia.
PRODUCCIÓN Y EXPORTACIÓN
Rusia produce más de 11 mbd de los cuales exporta unos 7 mbd, la mayoría de los cuales se dirigen a Europa (70%), principalmente Holanda, Alemania, Polonia y Bielorrusia.
Figura.- EIA: Country Brief Russia https://www.eia.gov/beta/international/analysis.cfm?iso=RUS
La UE presenta una dependencia energética del 54% https://ec.europa.eu/energy/en/topics/imports-and-secure-supplies , con un coste de más de 1.000 mill de euros diarios, suponiendo el 20% de las importaciones, destacando el hecho de que importa el 90% del petróleo y el 69% del gas natural consumidos, lo que ha conducido a que en el año 2017 la UE haya importado 3.843 mill de barriles (10,53 mbd) por un importe de 204.268 mill de $ .
Según EUROSTAT, las importaciones de petróleo ruso supusieron el 31,7% y 30,9% de las importaciones de crudo de la UE en 2016 y 2017 respectivamente.
Por tanto, la elevada dependencia energetica de la UE de Rusia supone un riesgo. Y este riesgo ha llevado a la UE a lanzar una estrategia de seguridad energética y a reducir la dependencia energética de Rusia. Hecho que ha llevado a que en el año 2018, las exportaciones de crudo rusas a Europa hayan disminuido, a pesar de que temporalmente en septiembre de este año se están incrementando como resultado de las sanciones estadounidenses sobre las importaciones iraníes .
De forma alternativa a la reducción de las exportaciones hacia Europa; las exportaciones hacia China se han incrementado, del orden de un 22% en términos interanuales en el 1T2018.
Al mismo tiempo, las importaciones europeas procedentes de U.S. se están incrementando, ya que si en el año 2017 Europa era el destino del 7% de las exportaciones estadounidenses, actualmente este porcentaje se ha elevado hasta el 12% , cuando además las exportaciones estadounidenses de crudo se han incrementado llegando a constituir un 17% de la producción (del orden de 1,8 mbd) en 2018, favorecidas por el mayor volumen de producción estadounidense como por el diferencial de precio entre el WTI y el Brent.
Figura.- Evolución de la producción y exportaciones (escala izquierda en miles de barriles/día) de crudo estadounidense en datos de media de cuatro semanas; y porcentaje que suponen las exportaciones con respecto a la producción (escala derecha-área). Elaboración propia a partir de datos de la EIA.
Y en lo que se refiere a las exportaciones de gas ruso. Según CEIC, a partir de datos de la OPEP, la producción rusa de gas natural pasó de 599.440 mill m3 en 2016 a los 646.629 mill m3 en 2017, incrementándose un 7,8%; mientras que las exportaciones pasaron de 208.042 mill m3 de 2016 a 212.486 mill m3, en 2017, lo que a su vez supone que en 2016 se destinaba a exportación el 34,7% de la producción, y en 2017 el 32,86%.
En 2016, casi el 90% de las exportaciones de gas natural se dirigieron a Europa (figura siguiente) vía gasoducto, siendo la mayoría del resto enviada a Asia como GNL.
Figura.- EIA: Country Brief Russia.
De lo expuesto se deduce que el mercado europeo es esencial para la economía rusa. Ya que, según EUROSTAT, las importaciones de gas ruso supusieron el 39,5% y 37% de las importaciones de gas natural de la UE en 2016 y 2017 respectivamente.
Al mismo tiempo, es de destacar que la dependencia exterior de gas natural en la UE, que llegó al 70,4% en 2016 es previsible que se incremente, según la IEA, hasta el 84% en el año 2040 , fundamentalmente como consecuencia de la reducción de la producción de gas natural en la UE.
El hecho de que Europa se haya constituido como uno de los principales destinos de las exportaciones rusas de gas natural radica en la proximidad geográfica, de la misma forma que en Europa no todos los países presentan la misma dependencia del gas ruso (figura siguiente), siendo dependientes en mayor medida los geográficamente próximos a Rusia.
Figura.- Peak Oil Review.
En el momento actual, la relación entre la UE y Rusia se encuentra salpicada de elementos contradictorios, ya que mientras el sentimiento principal es de reducir la dependencia energética de Rusia para reducir el riesgo de desabastecimiento; simultáneamente se ha puesto en marcha un proyecto (Nord Stream-2) para incrementar en 55 bcm la capacidad exportadora rusa de gas natural.
Indudablemente este hecho se encuentra relacionado con las tensiones que se han venido produciendo entre Rusia y Ucrania por el paso del gas ruso a través de este país; y probablemente también a raíz de las tensiones derivadas de la ocupación de Crimea.
En cualquier caso, el nuevo gasoducto, sería incapaz, por lo menos en picos de demanda europeos, de satisfacer dicha demanda, por lo que tendría que seguir estando operativo el transporte a través de Ucrania. Sin embargo, el contrato establecido entre Rusia y la empresa estatal ucraniana Naftogaz expira en 2019 , siendo una incógnita si se renovará, y en el caso de que así sea, en qué condiciones, ya que a pesar de que supone una fuente importante de ingresos actualmente para las arcas ucranianas, la reducción en el transporte a través del país mermaría estos ingresos pudiendo no ser renovado por Ucrania.
Por tanto, la incertidumbre sobre la evolución de la demanda europea y el entorno geopolítico, condicionado por las sanciones estadounidenses, ha propiciado que Rusia haya mirado hacia Oriente, dado el crecimiento de la región, para reducir el riesgo comercial y ampliar y diversificar sus exportaciones energéticas.
Y en Oriente se encuentra China, propiciando la rivalidad de Rusia y China con U.S un acercamiento entre ambos países, por lo menos a nivel energético, que ha dado lugar a un incremento de las exportaciones de petróleo hacia China y a la construcción del gasoducto Power of Siberia y a la financiación china de la instalación de GNL de la península de Yamal, que darán lugar también a un mayor volumen de exportaciones de gas natural.
Rusia ya era un exportador de GNL desde el año 2009 y la entrada en funcionamiento de la instalación de la isla de Shakalin, gestionada por Gazprom, distribuyendo GNL hacia la zona de Asia-Pacífico, Japón y Corea del Sur. Por lo que la nueva instalación de Yamal solo supone un nuevo impulso a la comercialización de GNL, habiéndose planificado además la construcción de otras instalaciones en las costas del Pacífico y el Mar Báltico.
Pero dentro del sector ruso del gas, debemos hacer referencia a la empresa estatal Gazprom, que produce del orden del 11% del gas natural mundial y que hasta el año 2013 tenía el monopolio absoluto de las exportaciones rusas y lo sigue manteniendo a través de gasoducto.
Gazprom es el líder mundial en términos de reservas y producción de gas natural, así como propietaria de la red de distribución a través de gasoducto, por lo que gestionará los dos gasoductos Nord Stream, que comunican Rusia con Alemania, con una capacidad conjunta de 110 bcm/año; y los proyectos Power of Siberia, presentando ambos, en caso de llevarse a cabo el Power of Siberia-2, una capacidad conjunta de 68 bcm (figura siguiente).
Figura.- EIA: Country Brief Russia
Hasta el año 2013 Gazprom tenía el monopolio de las exportaciones de gas natural rusas, y en la actualidad mantiene las exportaciones por gasoducto. Sin embargo, en 2013 se permitió a otras empresas exportar gas natural como GNL. Este hecho permitió la entrada de empresas como Novatek, que emprendió el proyecto de GNL de la península de Yamal, comenzando a exportar en diciembre de 2017
De forma similar a Sakhalin-2, distribuirá principalmente GNL hacia Asia, pero debido a las condiciones del Ártico, que solo permiten envíos en verano, se prevé que en invierno el principal cliente sea Europa, donde además, en esa época, la demanda es mayor. Siendo de destacar curiosamente que uno de los destinos ha sido el puerto de Mugardos en la provincia de La Coruña, un encargo con destino a la empresa Gas Natural Fenosa.
Sin embargo, el desarrollo del proyecto Yamal encierra ciertas novedades interesantes. En primer lugar supone un paso hacia delante de Rusia en el sector del GNL, pero además, era completado a pesar de las sanciones estadounidenses , que impedían la transferencia de tecnología y dificultaban el acceso a financiación a las empresas energéticas rusas. Dificultades que solventó por medio de la francesa Total y las chinas CNPC y Silk Road Fund.
Como resultado, la planta de licuefacción de GNL de Yamal en Siberia; se encuentra participada mayoritariamente por la empresa rusa Novatek (50.1%), por la China National Petroleum Corporation (CNPC) (20%), Total (20%), and China’s Silk Road Fund (9.9%), y ha sido financiada principalmente por los bancos chinos. Incluyéndose esta instalación en la nueva ruta “Ice Silk Road” del proyecto de ampliación de influencia geopolítica chino denominado “One Belt One Road” .
Como se deduce de los proyectos llevados a cabo conjuntamente por Rusia y China, las relaciones entre ambos países son buenas y encierran gran importancia a nivel geopolítico global, siendo quizá este uno de los resultados de las políticas de Trump.
Es conocido que China tiene interés en incrementar la utilización de gas natural, sobre todo para sustituir el carbon y reducir los problemas medioambientales que padece el país. China ya había comenzado a importar gas natural en el año 2010 desde Turkmenistan, ampliando sus proveedores posteriormente a Uzbequistan, Kazakhstan y Myanmar. Sin embargo, estas importaciones pueden ser insuficientes, motivo por el que a partir del acercamiento ruso-chino, se ha desarrollado el proyecto del gasoducto Power of Siberia , (38 bcm/año), cuya actividad se espera que comience hacia finales de 2019. suministrando materia prima a la región nor-oriental de China.
Sin embargo, dado el interés chino por asegurarse el abastecimiento de gas natural, se está retomando el proyecto Power of Siberia-2, también denominado ruta Altai, que había quedado aparcado en 2015 . El nuevo gasoducto presentará una capacidad de 30 bcm y proporcionaría gas natural a la región occidental de China, de tal forma que el conjunto de los dos gasoductos tendría una capacidad de exportación de 68 bcm/año , a las que se podrían sumar las de GNL procedentes de la península de Yamal.
En cualquier caso, el incremento de exportaciones a China supone un movimiento estratégico para Rusia, tanto el sector del gas natural como del petróleo, porque permite a Rusia reducir su dependencia del mercado europeo, tanto por la evolución del consumo como por las trabas legales relacionadas con la competencia y la seguridad energética de la UE, como por el deseo de diversificar sus exportaciones.
En este contexto, un objetivo ideal es China. Porque China es actualmente el tercer mayor mercado mundial de gas natural, y en 2017 se ha convertido en el segundo mayor importador mundial de GNL. Y en el sector del petróleo, porque ha desbancado a Arabia Saudí como primer proveedor chino, siendo además China el primer importador mundial de crudo.
Pero el acercamiento entre Rusia y China, dadas las tensiones con U.S., tiene otras consecuencias. Han conducido a Rusia al compromiso de vender gas natural a cambio de yuanes . Hecho importante porque puede trasladarse posteriormente al petróleo, siendo Rusia su principal proveedor, habiéndose creado recientemente en China un mercado de futuros en yuanes en Shangai.
La comercialización en yuanes podría potencialmente extenderse también a otro tipo de materias primas, y a los intercambios comerciales con otros países, sobre todo los que se encuentran bajo la esfera OBOR y se encuentran endeudados con China. Siendo la finalidad de esta estrategia extender el uso del yuan internacionalmente con el fin de convertirlo en divisa de referencia mundial, gozando de los mismos privilegios de los que goza el dólar en la actualidad.
Indudablemente este escenario es una hipótesis, pero China incide en ella de múltiples formas, y aunque el país es susceptible de mejorar en numerosos aspectos que le permitieran lograr que el yuan se configure como divisa de referencia mundial, está dando pasos para que este sueño se convierta en realidad.