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Historias de la Bolsa.

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CÓDIGO AMIGO

Gestión inteligente del capital con Trade Republic: IBAN español y 2% de remuneración sin límite de saldo

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#1396

Los pronósticos suelen estar equivocados, pero esta inversión puede ver el futuro


 
Los pronósticos de Wall Street fallan más de lo que aciertan. Incluso los mejores estrategas del mercado público están lejos de ofrecer precisión sistemática. Lo recordaba hace décadas Yogi Berra, y vuelve a subrayarlo ahora Mark Hulbert, autor del análisis que reinterpretamos aquí: las predicciones sobre índices como el S&P 500 acumulan sesgos y errores demasiado amplios como para construir carteras basadas en un único escenario.

Errores sistemáticos en las previsiones bursátiles



Según Mark Hulbert, ni siquiera la entidad con mejor historial reciente —el Banco de Montreal— se ha aproximado a un acierto razonable en sus previsiones para 2025. Los estudios que repasan más de dos décadas de pronósticos muestran que las casas de análisis mejor calificadas incurrieron en un error absoluto medio de alrededor de 10 puntos porcentuales anuales entre 2000 y 2024, mientras que el resto superó los 15 puntos. Como recuerda insistentemente Hulbert, esto implica que el error medio fue más de 2,5 veces la rentabilidad anualizada del S&P 500 en ese periodo.


El déficit de acierto no se limita a las grandes firmas de inversión. Mark Hulbert apunta que los hedge funds macro, teóricamente gestionados por “los mejores y más brillantes”, tampoco logran batir de forma consistente a una simple cartera indexada al S&P 500.

Los índices de rendimiento de fondos macro muestran que, en periodos de cinco y diez años, la ganancia anualizada de estos vehículos queda claramente por debajo del índice general. La causa de fondo, según Hulbert apoyándose en las ideas de Howard Marks, es la propia estructura de la predicción: encadenar varios aciertos (economía, tipos, mercado, sector, valor) reduce drásticamente la probabilidad de que el escenario final se materialice tal y como se había dibujado.

De las predicciones al flujo de caja real: el papel de los TIPS



Frente a esta “ilusión de conocimiento”, Mark Hulbert propone otro enfoque: menos dependencia de las previsiones y más peso en el flujo de caja real. En este contexto, subraya la oportunidad actual del mercado de TIPS (bonos del Tesoro de EE. UU. protegidos contra la inflación). Con los precios actuales, una escalera de TIPS permite asegurar una tasa de retirada ajustada a inflación en torno al 4,6% anual durante 30 años, una cifra superior a la clásica “regla del 4%” que muchos asesores consideraban demasiado optimista.


Hulbert insiste en que invertir así es “aburrido”: una vez comprada la escalera de TIPS, el inversor prácticamente no hace nada más durante tres décadas, más allá de cobrar cada año su retirada ajustada por inflación. Pero a cambio reduce de forma drástica la dependencia de acertar el próximo gran pronóstico de Wall Street. 







No importa lo fuerte que pegues, lo importante es mantenerse en pie.

#1397

Por qué el famoso “comprar en las caídas” no es tan rentable como parece


El famoso “buy the dip”, esa idea tan repetida de aprovechar las correcciones para comprar más bolsa, ha funcionado casi como un eslogan de mercado en los últimos años. Pero cuando se mira con lupa, y con datos de varias décadas, la conclusión es bastante menos épica: según un análisis de AQR Capital Management, comprar sistemáticamente en las caídas no bate a la simple estrategia de comprar y mantener.

Qué ha probado realmente AQR



El equipo cuantitativo de AQR se planteó una pregunta sencilla, pero muy incómoda para el mantra popular: ¿qué pasa si definimos reglas claras de “comprar en la caída” y las sometemos al histórico del S&P 500? Para responder, construyeron 196 versiones distintas de la estrategia, cambiando parámetros como la profundidad de la caída, la duración o el tiempo de permanencia en mercado, y las aplicaron a datos desde 1965.

El diseño era simple: cuando se cumple la condición de “dip”, se compra bolsa; cuando no, se permanece en liquidez. No hay magia ni hindsight, sólo reglas ex ante y disciplina. El resultado, sin embargo, fue muy poco glamuroso: en todas las variantes, el ratio de Sharpe —la medida clásica de rentabilidad ajustada al riesgo— salió por detrás de una cartera que simplemente compra acciones y las mantiene en el tiempo. Y cuando se repite el ejercicio desde finales de los 80, la penalización es aún mayor, con una degradación de casi la mitad en términos de Sharpe.


Es decir, la versión disciplinada del “aprovecha las caídas” no sólo no suma demasiado, sino que complica la vida al inversor y le resta calidad de rentabilidad frente a una estrategia pasiva mucho más sencilla de ejecutar.

El problema de ir contra la tendencia



AQR va un paso más allá y trata de explicar por qué ocurre esto. En el fondo, argumentan, el “buy the dip” es una forma de apostar por reversión en un horizonte donde lo que suele dominar es el momentum. Si el mercado tiende a prolongar los movimientos, quien compra cada bajada está, en realidad, colocándose sistemáticamente en contra de la tendencia dominante.


Los autores lo ilustran comparando la estrategia con un índice de trend following de grandes hedge funds. La correlación es negativa, lo que encaja con esa idea: el “comprador de dips” asume que el giro está cerca, mientras que el seguidor de tendencia asume que, por ahora, lo más probable es la continuidad.


Donde el contraste se vuelve más claro es en los grandes mercados bajistas: en cuatro drawdowns severos, la estrategia media de “buy the dip” cayó en torno a un 18%, frente a un desplome del 40% del S&P 500, mientras que los modelos de tendencia llegaron a ganar cerca de un 30%. No es sólo perder menos: en esos episodios, el enfoque de seguir la dirección del mercado directamente gana dinero.

Entonces, ¿hay que enterrar el “buy the dip”?



AQR no plantea que comprar en las caídas sea una locura absoluta, ni que no pueda funcionar puntualmente —lo hemos visto tras los desplomes del COVID o en ciertos episodios de volatilidad política, donde los rebotes han sido violentos y rápidos—. Lo que sí deja claro su análisis es que, como sistema replicable y disciplinado, se queda corto frente a la alternativa pasiva, y desde luego frente a un enfoque profesional de seguimiento de tendencia.


En otras palabras, el “buy the dip” puede servir como reflejo instintivo de un inversor que conoce bien el activo, la empresa o el índice que está comprando; pero no debería confundirse con una regla mágica que asegura éxito sólo porque el mercado, a largo plazo, tiende a subir.





No importa lo fuerte que pegues, lo importante es mantenerse en pie.

#1398

Cómo vencer la inflación durante el próximo año con una sola inversión



  • Las letras del Tesoro USA a 1 año ofrecen hoy uno de los rendimientos reales más atractivos de las últimas décadas.

  • El diferencial entre su rentabilidad y la inflación esperada es claramente positivo según los modelos de la Fed de Cleveland.

  • Con un riesgo muy contenido, pueden ser una vía simple para batir la inflación en los próximos 12 meses.

En un entorno en el que todavía se habla mucho de inflación, tipos de interés y recesión, la propuesta que recoge el analista Mark Hulbert es sorprendentemente sencilla: para intentar batir a la inflación durante el próximo año podría bastar con una sola decisión de inversión, las letras del Tesoro estadounidense a un año. La clave está en que los tipos a corto plazo siguen siendo elevados en términos reales, incluso asumiendo un recorte adicional por parte de la Reserva Federal.

Tipos a corto plazo: todavía “demasiado altos”



La discusión pública se ha llenado de ruido político en torno a los tipos. Desde un lado del espectro se presiona a la Fed para que recorte de forma agresiva, y desde el otro se insiste en que los niveles actuales representan un freno innecesario al crecimiento. Sin embargo, más allá de ese debate, los datos muestran algo relevante: las letras del Tesoro a 1 año ofrecen un rendimiento que, comparado con la inflación esperada, se sitúa muy por encima de la media histórica.

En la práctica, esto significa que, aun con un recorte de la Fed de 25 puntos básicos, el tipo a 12 meses seguiría proporcionando un colchón real frente a la subida de precios. Según el análisis de Hulbert, sería necesario un recorte mucho mayor para que este activo volviese a alinearse con su patrón histórico de largo plazo.


Para el inversor conservador, este entorno es inusual: rara vez los activos de renta fija a tan corto plazo ofrecen una rentabilidad real tan claramente positiva sin asumir apenas riesgo de mercado.

El papel del modelo de la Fed de Cleveland



El argumento central se apoya en el modelo de expectativas de inflación de la Reserva Federal de Cleveland, que estima la evolución de los precios en los siguientes 12 meses a partir de la relación histórica entre inflación, rendimientos de los bonos, swaps de inflación y encuestas de expectativas. La diferencia entre esa inflación esperada y el rendimiento de la letra a 1 año arroja actualmente un spread real claramente positivo, superior al de la mayoría de los últimos veinte años.

Como recuerda Mark Hulbert, no se trata de una bola de cristal infalible, pero sí de una herramienta con un historial razonable. El propio modelo ya anticipó con bastante precisión la inflación de 2025: la desviación entre lo proyectado hace un año y los datos reales acumulados hasta ahora es pequeña, sobre todo teniendo en cuenta la complejidad de cualquier previsión macroeconómica.


Si la inflación futura se parece a lo que estima el modelo —ni mucho más alta ni sorprendentemente baja—, las letras del Tesoro a corto plazo deberían batir cómodamente a la inflación durante el próximo año.

Qué implica para el inversor conservador



La conclusión práctica del análisis de Hulbert es clara: en un mundo acostumbrado a buscar soluciones complejas, una posición simple en letras del Tesoro a 1 año puede ser suficiente para proteger el poder adquisitivo del capital e incluso mejorarlo. No es una apuesta especulativa ni una historia de crecimiento explosivo, pero sí una propuesta sólida para quien prioriza capital preservado y rendimiento real positivo.


El riesgo principal es que la inflación termine siendo sensiblemente más alta de lo previsto, estrechando el margen entre la rentabilidad nominal y el avance de los precios. Pero para que el atractivo desapareciera del todo, la sorpresa inflacionaria tendría que ser considerable, o la Fed tendría que recortar tipos mucho más rápido de lo que descuenta hoy el mercado.





No importa lo fuerte que pegues, lo importante es mantenerse en pie.

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