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Historias de la Bolsa.

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#1246

Históricamente, este es el peor momento para invertir en las bolsas. Veamos por qué.


El S&P 500 está cerca de los 6.000, y a una fracción de punto porcentual de un rebote del 20% desde el mínimo del 8 de abril, lo que cumple al menos una definición de mercado alcista. Sin embargo, los futuros de las acciones se están tambaleando un poco.

Es evidente que los inversores minoristas merecen un agradecimiento especial, ya que han estado comprando con constancia durante las caídas, mientras que los inversores institucionales y los fondos de cobertura se mantenían al margen. Sin embargo, no todos están entusiasmados.


Los analistas de Panmure Liberium, Joachim Klement y Susana Cruz, afirman que el reciente repunte de las acciones estadounidenses se encuentra en terreno inestable. «Mientras que los inversores minoristas vuelven a mostrarse más optimistas sobre la renta variable estadounidense, los fondos de cobertura siguen aumentando sus apuestas en contra de los mercados estadounidenses y a favor de las acciones internacionales. Históricamente, este era el peor momento para invertir en acciones estadounidenses», escribieron.
Los fondos de cobertura siguen aumentando sus apuestas en contra de las bolsas.

En comentarios enviados por correo electrónico, Klement, como los inversores minoristas tienden a seguir el desempeño pasado en lugar de los fundamentos cuando se trata de flujos de fondos, su entusiasmo a menudo se considera un "buen indicador contrario".


"Cuando los fondos de cobertura y los inversores minoristas no están de acuerdo, normalmente son los fondos de cobertura los que ganan al final", dijo.

Klement y Cruz ofrecieron otra advertencia de bandera roja a través de su indicador de sentimiento patentado que muestra la mayor sobrevaluación frente a los fundamentos en los EE. UU. en los últimos 10 años.

“La última vez que tuvimos una sobrevaloración similar fue en agosto de 2022, antes de que el S&P 500 cayera casi un 20%, y antes de eso, en marzo de 2019, antes de que el índice cayera casi un 10%”, dijeron Klement y Cruz a sus clientes en una nota el jueves.


Más información sobre el sector minorista proviene de Vanda Research, cuyos analistas dicen que desde la victoria de las compras en las caídas de abril, esos inversores se han vuelto más audaces y "se han adentrado más en los rincones más riesgosos del mercado".
“Con las ganancias bloqueadas de participaciones principales como NVDA


"En el contexto de las acciones de la lista Mag 7, los operadores de pequeñas empresas se sienten cada vez más cómodos incursionando en estrategias con betas más altas, desde empresas de pequeña capitalización hasta temas de IA de segunda derivada", explicaron Marco Iachini y Lucas Mantle de Vanda a sus clientes en una nota reciente. Una beta más alta se refiere a acciones más volátiles y percibidas como más riesgosas.


“Este comportamiento, si bien no es inusual, sugiere un nivel de complacencia que puede no coincidir con los riesgos macroeconómicos aún persistentes y, por lo tanto, refuerza nuestra sensación de que estamos viviendo las últimas etapas del actual repunte bursátil”, dijo la pareja.

Suponen que los inversores envalentonados han estado retirando ganancias de las principales acciones tecnológicas para comprar empresas de menor capitalización en sectores como centros de datos de inteligencia artificial, computación cuántica y energía nuclear.








No importa lo fuerte que pegues, lo importante es mantenerse en pie.

#1247

Federated Hermes apunta al fin de la “histeria” arancelaria y ve grandes oportunidades en Bolsa


Ahora que los mercados de renta variable se están asentando tras el desenfreno de los últimos meses, los inversores y los estrategas del mercado se han apoderado de una respuesta de comportamiento muy natural.

Tras haber pasado de alcistas a bajistas durante la gran liquidación de abril y haberse perdido el posterior repunte que nos ha devuelto al punto de partida hace apenas tres meses, la mayoría se aferra a su nueva posición bajista. De hecho, la mayoría de los comentarios de estos días giran en torno a lo que puede salir mal: "la ley fiscal podría no aprobarse", "la ley fiscal disparará el déficit", "los acuerdos comerciales no se llevarán a cabo" y "se avecina estanflación". Éstas son sólo algunas de las razones habituales para justificar, consciente o inconscientemente, el bochornoso giro.

Lo que podría salir bien. Los titulares sobre aranceles podrían remitir. A medida que se anuncien más acuerdos comerciales en las próximas semanas, la histeria en torno al impacto negativo de los aranceles en la economía mundial debería desvanecerse. Las cifras de inflación podrían ser moderadas, y la Reserva Federal podría iniciar una serie trimestral de seis recortes de 25 puntos básicos en el tipo de interés de los fondos federales, a partir de su reunión de septiembre. Los déficits también podrían reducirse, no aumentar. 

Y, por último, el crecimiento de los beneficios podría continuar. En nuestra opinión, el segundo semestre y los beneficios de 2026 tienen varios aceleradores en camino: un crecimiento del PIB superior al previsto, desregulaciones que reducen costes y mejoras de la eficiencia de la IA. Todo ello debería provocar una reaceleración del crecimiento de los beneficios empresariales.


Reconocemos, como siempre, que parte de esta información podría ser errónea y que los bajistas podrían tener razón. Pero con tantos factores en contra, creemos que la balanza de riesgos favorece a los alcistas. Hay demasiadas cosas que podrían salir bien a partir de ahora.


Steve Auth, Director de Inversiones de Renta Variable (CIO) de Federated Hermes



No importa lo fuerte que pegues, lo importante es mantenerse en pie.

#1248

Rally con aroma a vértigo; Crónica de un mercado que baila sobre la cuerda floja.


La primera mitad de 2025 va dejando un panorama tan vibrante como contradictorio. El SP500 ha recuperado los 6000 puntos y borra en semanas el desplome del 15% causado por el primer “sobresalto trumpiano”, mientras el dólar se convierte en el “pain-trade” del verano y los activos estadounidenses pasan a la cola del ranking global.


El liderazgo bursátil recae ahora en los mercados desarrollados fuera de Norteamérica, con unos mercados emergentes que les siguen a distancia. El oro brilla como refugio indiscutible y la renta fija europea capta entradas constantes gracias a un BCE que, aunque menos “dovish” de lo previsto, ofrece la señal de dirección que busca el dinero orientado a carry.


Detrás del telón, la macro de Estados Unidos envía mensajes cruzados. El último NFP sumó 139000 nóminas y disipó el susto del mal dato de la ADP, pero la encuesta de hogares restó 696000 empleos y la tasa de participación cayó a mínimos de 2 años. La curva vuelve a señalar el 5% en el de 10 años, recordatorio de que la inflación de servicios y la presión fiscal estrechan el margen de la Fed. En paralelo, la Casa Blanca reclama un recorte de 100pb que nadie considera factible, pero que añade pólvora a la volatilidad de bonos, bolsa y divisa.


Con el mercado aún alcista, las costuras se tensan. El capital ha salido de dividendos, REIT y energía para volcarse en “small caps”, mineras de plata, uranio y los ETF más explosivos, en clara señal de que muchos llegan tarde al rally y quieren ahora pisar el acelerador. La plata es el ejemplo perfecto, rompe al alza, cumple su objetivo técnico y queda expuesta a una corrección que podría atrapar a los recién llegados.


La psicología domina. Frustración por quedarse fuera, aversión a la liquidez y nulo interés por las coberturas definen al inversor minorista, justo cuando los soportes técnicos avisan. El contraste entre la euforia visible y la fragilidad subyacente huele a fin de fiesta. Seguir largos es obligado por tendencia, pero el verdadero riesgo es confundir impulso con inmunidad. Mantener liquidez y un plan de salida es hoy la póliza más barata, pues cuando el consenso es unánime, el giro suele estar cerca.

Los datos de flujo lo confirman. Indicadores en verde intenso muestran euforia minorista mientras el SP500 equiponderado, las small caps y micro caps llevan casi tres años sin marcar nuevos máximos. Al mismo tiempo, el crédito europeo de alta calidad encadena siete semanas de entradas, y los fondos de corta duración acumulan quince, evidencia de que la búsqueda de refugio rentable sigue viva pese al bullicio superficial.

En síntesis, el mercado permanece alcista, pero el vértigo crece. Los techos rara vez nacen de la macro, sino que surgen del exceso de confianza colectiva. Hoy vemos dinero persiguiendo rentabilidades explosivas en los rezagados, retórica política avivando la promesa de “Rocket Fuel” y flujos disciplinados apoyando al crédito, mientras la renta variable camina por la cuerda floja cerca de máximos.

Combinar exposición táctica manteniendo liquidez y “carry de calidad” ofrece la mejor oportunidad de disfrutar del rally sin quedar atrapado cuando la música, inevitablemente, baje el volumen.


Javier Molina, analista de Mercados de eToro

No importa lo fuerte que pegues, lo importante es mantenerse en pie.

#1249

La amenaza silenciosa que podría desencadenar un terremoto en Wall Street



LA CLÁUSULA SILENCIOSA QUE PONE NERVIOSOS A LOS INVERSORES

El Congreso de Estados Unidos se prepara para votar una ley que, entre cientos de páginas, esconde una bomba fiscal: la posibilidad de imponer impuestos a los ingresos pasivos de los inversores extranjeros, incluidos dividendos e intereses. Una medida que, de aprobarse antes del 4 de julio, podría cambiar de raíz el flujo de capital global.


No hablamos de un simple ajuste fiscal; hablamos de una reconfiguración total del ecosistema inversor en Estados Unidos”, alerta el equipo de análisis de XTB.

Y no es para menos. Los efectos inmediatos incluirían una huida de capital foráneo, caída de los índices bursátiles, y un aumento de los rendimientos exigidos por los bonos del Tesoro, lo que encarecería peligrosamente la financiación del déficit estadounidense.


UNA PÉRDIDA DE CONFIANZA QUE PUEDE COSTAR BILLONES

Actualmente, los inversores extranjeros poseen cerca de 9 billones de dólares en deuda pública estadounidense. La amenaza de la cláusula 899 hace que estos capitales empiecen a cuestionarse si merece la pena seguir financiando al 'Tío Sam'.

Si se desata una fuga de capital, el dólar podría depreciarse hasta un 10% y los índices americanos podrían registrar caídas similares”, apuntan desde XTB.

Y esto sucede en un contexto en el que ya hay tensiones acumuladas: el S&P 500 ha empezado el año con el peor rendimiento relativo frente a sus pares globales desde 1993, cotizando sensiblemente por debajo del MSCI All Country World Index (sin EE.UU). Un signo de fatiga que se combina con una sobrecompra técnica y un calendario macroeconómico cargado de minas.



LA INFLACIÓN COMO CÓMPLICE INVOLUNTARIA

La publicación de datos de inflación esta semana puede ser el catalizador de una nueva ola de volatilidad. El aumento de los salarios por hora en EEUU ya ha encendido las alarmas. “Un IPC por encima de lo esperado, unido a la incertidumbre legislativa, sería el cóctel perfecto para una corrección de mercado”, explican los citados estrategas.

La probabilidad de un recorte de tipos en septiembre, que hace una semana se daba por hecha, se ha desplomado hasta el 68%, y los días de publicación de datos clave como inflación o empleo ya están mostrando una volatilidad media del 42%, frente al 29% habitual. Una señal más de que el suelo bajo Wall Street no es tan firme como parece.


UNA VENTANA DE OPORTUNIDAD EN LOS ETF SINTÉTICOS

En medio de este panorama de incertidumbre, hay un producto que podría salir fortalecido: los ETF de réplica sintética. Al no implicar tenencia directa de los activos estadounidenses, podrían esquivar las consecuencias fiscales de la sección 899. “Si se confirma la aprobación de la norma, estos productos podrían convertirse en el salvavidas de los inversores europeos”, aseguran desde XTB.


Los ETF tradicionales basados en réplicas físicas sí se verían afectados, con un posible impacto en los dividendos netos y un aumento de la complejidad fiscal. En cambio, la réplica sintética ofrece exposición al mercado sin sufrir los efectos directos de la legislación. Un escudo legal que podría ser clave si la tormenta se desata.


LA DEUDA COMO TUMOR SILENCIOSO

Pero más allá de la cláusula, el mercado también mira con preocupación la creciente dependencia del Tesoro estadounidense de los mercados de renta fija. En el último año, la mitad de todos los productos de renta fija emitidos han sido bonos del gobierno. Esto significa menos crédito para empresas y consumidores, lo que ahoga el crecimiento económico real.

Como advierte el informe: “si la deuda pública no disminuye, no quedarán dólares disponibles para que los ciudadanos compren casas o las compañías construyan fábricas”. A esto se suma una subida sostenida de los rendimientos globales, alimentada por el temor a una espiral insostenible de déficit y deuda.



CONCLUSIÓN: UNA CRISIS ANUNCIADA… QUE AÚN SE PUEDE EVITAR

Wall Street tiembla, pero no por el motivo habitual. No es una quiebra bancaria ni un dato macro puntual. Es la posibilidad de que Estados Unidos deje de ser el refugio fiscal y financiero del mundo. La cláusula 899 podría ser el detonante de un reordenamiento del capital global, con efectos profundos en bonos, divisas y renta variable.

Aún hay margen para que no se apruebe o para que se diluya su alcance, pero los inversores no pueden permitirse la complacencia. Como bien recuerda la historia, cuando Washington tose, el mundo estornuda. Y esta vez, la gripe puede ser financiera.


La amenaza silenciosa que podría desencadenar un terremoto en Wall Street





No importa lo fuerte que pegues, lo importante es mantenerse en pie.

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