En el siguiente gráfico puede verse la evolución de las emisiones de CO2 de los principales países del mundo. Frente a un crecimiento constante de EEUU, las emisiones chinas se han disparado, especialmente a partir del año 2000.
A una gran distancia de los dos grandes emisores está Rusia y, un poco por debajo, la India, que, aunque crece rapidamente y pronto será el tercer emisor, está aún muy lejos de China o EEUU.
La causa de este tremendo aumento de las emisiones puede verse en el siguiente gráfico. En la parte inferior se muestran las fuentes de producción energética en China. La serie violeta muestra la energía producida con carbón y la azul con petróleo. Aproximadamente, el 70% de la electricidad china se produce con carbón y, como la demanda energética en aquel país no para de crecer y las centrales de carbón son fáciles y baratas de construir, la mayoría del aumento de producción proviene del carbón.
Viendo esto, me pregunto que sentido tiene haber gastado tanto dinero de nuestros impuestos (o de nuestra factura eléctica, que para el caso es lo mismo) en subvencionar las huertas solares en los años pasados. Al principio se pagaba el kw/h a los productores fotovoltaicos a 44 centímos, cuando el precio de mercado de la electricidad generada con fuentes tradicionales estaba en torno los 3 céntimos. Con esas diferencias, no sé quien pensó que esa energía podría ser competitiva algún día.
Si el calentamiento global es, como bien dice su nombre, un problema global, y cada vez se fabrica más en China, que produce la mayoría de su electricidad con carbón, no entiendo porque no podíamos quemar un poco más de gas natural en las centrales españolas, y habernos ahorrado una millonada en subvencionar a los que montaron esos huertos solares (que derivaron en un proceso especulativo lamentable, en el que unos cuantos, con contactos en la esfera política, se forraron a costa de todos nosotros).
Cada vez que veo a un político planteando soluciones a un problema, siento como me tiembla el bolsillo. La principal función de nuestros dirigentes parece ser gastar todo el dinero disponible (y, si pueden, mucho más del disponible). Pero, solucionar problemas, es algo que no debe estar entre sus obligaciones. A veces pienso en aquella famosa frase, surgida en el mayo francés, que decía: "La imaginación al poder". Con imaginación se pueden resolver problemas sin gastar dinero. Nuestros políticos, en cambio, saben perfectamente como gastar dinero sin resolver ningún problema.
Y, por otra parte, menos mal que lo del calentemiento global no es como nos lo han contado. Si no, íbamos apañados.