En el siguiente gráfico puede verse como ha evolucionado en los últimos años el número de afiliados a la Seguridad Social y el PIB en España.
La relación es tan acusada que casi puede adelantarse del dato del PIB viendo como está evolucionando el empleo. Este gráfico muestra varias conclusiones sobre la economía española.
El PIB de un país puede crecer por dos motivos diferentes:
- Porque los trabajadores son capaces de hacer cada año más trabajo, ya que disponen de mejores medios técnicos, logran organizarse mejor, etc.
- Porque aumenta el número de trabajadores
En el primer caso, decimos que hay un aumento de productividad, porque, de media, cada trabajador produce más cada año que pasa. Eso permite que los salarios reales aumenten.
En el segundo caso, si el PIB sólo crece cuando aumenta el número de trabajadores, el salario real no debería subir y el nivel de vida de la sociedad no tenderá a mejorar necesariamente con el paso del tiempo, sino que dependerá de la proporción entre trabajadores y habitantes totales del país. En España, el nivel de vida de la gente subió en esos años gracias al enorme incremento de nuestra deuda. Pero no se puede seguir endeudándose indefinidamente (lo comento aquí), así que los años pasados no son para nada un reflejo de lo que ocurrirá en el futuro.
En el gráfico vemos que, en la fase alcista del ciclo económico, el PIB crecía a una tasa similar e incluso inferior al número de trabajadores. En el año 2005, el PIB creció un 3,5% y los trabajadores aumentaron un 5,8%. Eso implica una disminución de la productividad, porque, cada nuevo trabajador incorporado producía menos que los ya existentes. En plena burbuja, parece lógico que pasara esto, porque muchos de los nuevos trabajadores eran inmigrantes poco cualificados.
Sin embargo, a partir de mediados de 2007, el número de trabajadores ha crecido a tasas notablemente inferiores al PIB (es decir, se ha perdido un porcentaje de empleos notablemente superior a la caída del PIB). A pesar de lo negativo que es para un país que el numero de trabajadores disminuya, al menos ha tenido un efecto positivo, ya que la productividad española está aumentado gracias a la crisis. Esto sucede porque los trabajadores que han perdido su empleo, por término medio, producían menos que los que lo han conservado. Por supuesto, esto admite muchos matices, tal vez el más importante sea que el PIB no es un dato demasiado preciso, que admite cierta manipulación por parte del que lo elabora y tal vez se haya hinchado un poco, para hacer parecer a la crisis menor de lo que es, pero, en cualquier caso, es el dato que tenemos y, a falta de otra cosa mejor, nos lo tenemos que creer y debemos pensar que el PIB publicado realmente refleja la evolución de nuestra economía.
Este año probablemente será malo para el empleo, porque los fuertes recortes de gasto público (sobre todo en las administraciones autonómicas y locales) provocarán la destrucción de muchos empleos. Además, algunos sectores están sobredimensionados (la banca, por ejemplo) y tendrán que reestructurarse y despedir o prejubilar a muchos empleados. Y, el resto de los sectores, no parece que vayan a crear demasiado empleo este año. Puede haber una excepción, que es el turismo, ya que se verá bastante beneficiado por las revueltas de Egipto y Túnez, porque una parte de los que pasaban sus vacaciones en esos países, este año vendrán a España. Pero no creo que el turismo absorba los empleos perdidos en los otros sectores. Por ese motivo, el PIB crecerá muy poco o volverá a ser negativo (dependerá de los empleos que se pierdan finalmente y de cuanto aumente la productividad durante el año).
No hay que confundir productividad con competitividad. En este post, publicado hace un par de semanas, comentaba un gráfico, obtenido del blog de IE Business School en el que aparecía la evolución de la competitivad española. La competitividad es algo mucho más relativo que la productividad, ya que trata de medir la capacidad de generar una mayor satisfacción de los que adquieren los productos a un menor precio. La competitividad se suele medir en terminos comparativos entre países, y depende de la productividad, del tipo de cambio, la calidad de lo que se produce, la innovación, el servicio... Eso hace que sea algo relativamente difícil de medir con precisión (unos cálculos difieren bastante de otros). Las conclusiones de aquel gráfico eran que Alemania era el país de la UE que más competitividad había ganado en los últimos años y España el que más había perdido, sobre todo entre el 98 y el 2006. Como vemos en el gráfico de este post, esa caída en la competitividad se debió en buena medida a la pérdida de productividad, ya que, durante esos años, se incorporaron al mercado laboral muchos trabajadores de bajo nivel educativo.