España tiene una deuda externa, entre pública y privada, de más o menos un billón de euros. Eso supone que, cada año, debemos gastar una buena cantidad de dinero para pagar los intereses de esa deuda. Nuestros acreedores nos prestan de mala gana, lo que hace que el tipo de interés al que nos financiamos haya subido mucho en los últimos años. Por ejemplo, si suponemos un tipo medio de financiación para esa deuda del 5% (el bono español está más caro, pero, por ejemplo, los préstamos obtenidos del BCE están notablemente más baratos) debemos pagar cada año a los extranjeros unos 50.000 millones de euros en intereses.
¿De dónde sacamos el dinero para pagar esos intereses? Hay tres formas posibles:
1. Emitiendo más deuda. Pero esa solución sólo sirve durante un tiempo, porque, cuanto más aumente la deuda, más intereses tendremos que pagar, lo que hará aumentar la deuda cada vez más deprisa, hasta llegar a un nivel insostenible.
2. Con un saldo positivo de la balanza comercial: si exportamos más de lo que importamos, eso permitirá generar un ahorro con el que podremos pagar los intereses, puede que incluso ir devolviendo parte de la deuda.
3. Vendiendo activos nacionales (inmuebles, terrenos, empresas,... ) a inversores extranjeros. Así, vendiendo parte del patromonio nacional (tanto público como privado) lograremos ingresar dinero para pagar los intereses, y puede que reducir algo la deuda.
La única solución sostenible es la segunda, ya que las otras dos nos empobrecen: la primera conduce a la bancarrota del país y la tercera a que la mayoría de los activos nacionales terminen en manos extranjeras. Así que vamos a ver como está nuestra balanza comercial.
Hasta finales de 2011, el comportamiento de la balanza comercial española iba mostrando una clara mejoría. Pero el dato del primer trimestre de este año muestra un claro empeoramiento. Sin embargo, el primer trimestre suele ser el peor de cada año, por lo que habrá que esperar a que se publiquen nuevos datos para ver si la mejoría se ha detenido o no.
En este gráfico (con datos del BdE) se compara el saldo de la balanza comercial española con el de la zona euro. Se ve que la balanza comercial de la Eurozona tiende a oscilar en torno a cero, por lo que, en conjunto, está equilibrada. La española, en cambio, hace muchos años que no lo está. Durante el boom inmobiliario, el desequilibrio era tremendo.
En el siguiente gráfico, sacado del informe mensual de La Caixa de este mes, se compara la evolucón del saldo energético y no energético. La importación de petróleo y gas natural nos cuesta 40.000 millones al año. En el resto de bienes y servicios se nota que la mejoría es constante. Parece que la crisis está agudizando el ingenio exportador de nuestras empresas y disminuyendo nuestro apetito por los bienes extranjeros.
Es una buena señal que la mejora del saldo en las partidas no energéticas no se detenga. Pero, como tenemos que importar tanto petróleo, aún estamos lejos de que nuestra balanza comercial alcance el equilibrio. Para poder pagar los intereses de nuestra deuda externa necesitaríamos un saldo positivo de 50.000 millones al año, así que nos falta mucho todavía.
Si no salimos del euro (la devaluación ayudaría a mejorar el saldo de la balanza comercial, aunque tendría muchos otros inconvenientes), y los extranjeros continúan sin querer prestarnos más, la única salida que nos quedará será ir vendiendo parte del país, para obtener fondos con los que pagar a nuestros acreedores.
Nos queda el consuelo de que EEUU está en una situación parecida, incluso peor. El siguiente gráfico muestra como su déficit comercial (línea azul) no hace más que aumentar. El petróleo (línea negra) es responsable de la mayor parte de ese empeoramiento, pero, en el resto de bienes (línea roja) tampoco se aprecia una mejoría, al contrario.
Los desequilibrios norteamericanos (déficit público y comercial) son verdaderamente inquietantes, más incluso que los españoles, aunque su situación no puede compararse con ningún otro país del mundo, porque ellos son los que mandan en el planeta, y, gracias a su poderoso ejército pueden intimidar a los otros países, y forzarles a compren bonos americanos al precio que sea. Aún así les está costando, porque la FED lleva ya varios años adquiriendo casi el 40% de los nuevos bonos emitidos.
Mirando la evolución de su déficit comercial de los últimos 50 años, parece que los americanos se han dormido en los laureles o poseen una confianza enorme en sus bombas y cañones, porque la tendencia es inquietante. Si EEUU dejase de ser la potencia hegemónica y tuviese que aceptar las reglas de juego que "el mercado" nos impone al resto, podría pasarlo bastante mal. Es cierto que su avanzada teconología y sus magníficas universidades son activos muy importantes, pero muchas de las mentes que hacen posible ese desarrollo tecnológico superior no son americanas, y van allí atraídas por el dinero y la pujanza económica. Si el dinero estuviese en otro sitio, no está claro que Harvard o el MIT fueran a seguir siendo los centros educativos y de investigación más punteros del planeta.
A diferencia de España, en EEUU hay al menos dos sectores que mejorarán su balanza comercial en los próximos años. Uno es el shale gas/shale oil, actualmente en pleno desarrollo, que permitirá que aquel país sea pronto un exportador de gas natural (puede que incluso de petróleo, aunque para eso aún faltaría bastante. Ya lo adelanté en este post de hace casi año y medio) y otro es el militar, ya que las tensiones en Oriente Próximo, y las posibilidades de que el conflicto se extienda a toda la región (puede incluso que más allá) están haciendo aumentar la demanda de armamento por parte de muchos países. Inquieta mucho la postura de Rusia y China, que están plantando cara a los americanos y diciendo que no van a consentir que repitan en Siria lo que ya hicieron el Libia. Es algo comprensible: si permiten que EEUU se salte a su antojo las normas internacionales y bombardee al país que le venga en gana, tarde o temprano podría tocarles a ellos. Llevo tiempo siguiendo el tema con interés y hoy mismo he leído la opinión de un analista político que cree que ese conflicto podría desencadenar una respuesta militar de Rusia y China, y terminar convertido en el mayor conflicto bélico desde la Segunda Guerra Mundial. Esperemos que no suceda, pero la simple posibilidad nos recuerda que las guerras existen y no hay que descuidar el presupuesto militar. Los paises vecinos (Arabia, Turquía,...) están haciendo un buen acopio de armas. Si llegase a suceder, los efectos económicos serían inmensos, porque afectaría mucho a las relaciones comerciales con China, y, tras un shock inicial, mucha de la producción que se ha instalado allí en las úlitimas décadas volvería a Occidente, con lo que la balanza comercial americana volvería a tener saldo positivo en poco tiempo. Sin embargo, pensar en una interrupción del comercio internacional pone los pelos de punta, porque, durante una temporada, veríamos desabastecimiento de muchos productos, y precios estratosféricos de otros. Espero que no sea esa la solución que hayan pensado los yanquis para resolver sus inquietantes desequilibrios macroecnómicos.
Como españoles, nos queda el consuelo de que nuestro punto fuerte como exportadores, el turismo de sol y la playa, también se ha visto beneficiado por esas tensiones, ya que muchos turistas que dejen de visitar la región vendrán a España. Aunque el beneficio económico que obtendrán los americanos será considerablemetne mayor.
En resumen, la situación española es mala, y será peor. Las mejoras en la balanza comercial van lentas. Parece difícil que se elimine el déficit comercial antes de 2014 y, llegar a un superávit que permita pagar los intereses de la deuda externa puede costarnos más de una década (si nuestra productividad sigue mejorando porque, si no lo hace, podemos no llegar nunca a ese nivel). Así que, o vendemos cada año activos por valor de unos 50.000 millones a los extranjeros, o seguiremos dependiendo del crédito que nos concedan, algo que harán cada vez de peor gana y exigiendo más condiciones a cambio. El tiempo pasa y el problema es cada vez mayor. Aunque resolviésemos nuestros problemas de financiación gracias a una solución europea (rescate, Eurobonos,...) pagar los intereses con más deuda no pasa de ser una solución temporal. Podría hacernos aguantar cinco o seis años más, pero, para entonces, el nivel de endeudamiento sería tan alto que no habría vuelta atrás.
Hay algunos factores externos que podrían ayudarnos a alcanzar el equilibrio, como una fuerte bajada en el precio del petróleo que importamos (una subida, en cambio, sería muy perjudicial) o una rápida difusión del coche eléctrico (siempre que no tuviésemos que importar buena parte de sus componentes, algo muy probable. Pero parece que esto va a ir muchísimo más lento de lo que parecía hace unos años). No estamos como para confiar en la suerte, por eso hay tantas voces que insisten en ganar competitividad bajando sueldos y cotizaciones sociales. Parece la única vía posible para lograr un saldo positivo en nuestra balanza comercial.