El incremento de población y crecimiento económico ha dado lugar a un cada vez mayor consumo de energía (figura siguiente), que ha sido proporcionalmente mayor que el incremento de población, dado que el consumo per capita mundial se ha incrementado como resultado de una mayor calidad de vida habiéndose reducido de forma significativa los niveles de pobreza moderada y extrema.
Figura.- Incremento de la población mudial (escala izquierda) y del consumo de energía mundial (escala derecha en millones de Tn de petróleo equivalente) y consumo de energía per capita (escala derecha en kg de petróleo equivalente per capita). Datos de población y consumo de energía per capita del Banco Mundial.
La gráfica anterior muestra como desde 1971 hasta el año 2013, la población se ha incrementado un 90,74% y el consumo total de energía primaria un 170%, resultado de que el consumo per capita se ha incrementado en dicho periodo casi un 42%.
El consumo de energía primaria procede de distintas fuentes y su mix varía con los países, pudiendo proceder de la utilización de combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas natural), energía nuclear o de las energías renovables.
A lo largo de la historia, los combustibles fósiles han representado la principal fuente de energía primaria, sin embargo, la preocupación por el medio ambiente y el desarrollo de las energías renovables ha potenciado la utilización de estas últimas y el incremento de su participación como fuente de energía, si bien todavía esta es muy escasa como porcentaje del total de energía consumida (figura siguiente).
Figura.- Oferta de energía primaria en Mtoe: millones de Tn equivalentes de petróleo. International Energy Agency (IEA) Key World Energy Statistics 2016.
Como se puede apreciar en la figura, según la IEA, el consumo mundial de energía primaria se incrementó un 124,5% entre los años 1973 y 2014. Sin embargo, la contribución de cada tipo de energía en el mix ha cambiado en este periodo, ya que si bien el petróleo ha reducido su contribución sensiblemente, el carbón y el gas natural la han incrementado ligeramente, la energía nuclear la ha incrementado más de 4 veces, y la hidráulica y otras energías (fundamentalmente renovables), a pesar de haber doblado su contribución al mix, solo han llegado a suponer un 3,8% de este en 2014.
El petróleo, la materia prima de referencia, a pesar de haber reducido su contribución al mix de energía primaria un 32,25% en el periodo indicado, todavía es la energía primaria que contribuye en mayor medida al mix (31,3%), cuando además, esta reducción no ha impedido que su consumo se haya incrementado un 52% en el periodo indicado.
Por tanto, aunque el petróleo reduce progresivamente su importancia como fuente de energía primaria previéndose la continuidad de esta tendencia, ello no excluye que siga constituyendo una parte importante del mix de energía consumida sospechándose que siga jugando todavía un papel esencial durante mucho tiempo.
Este hecho se relaciona y adquiere importancia al relacionar la evolución del consumo con el presumible riesgo de que se produzca el agotamiento de las reservas de esta materia prima, poniendo en peligro satisfacer la demanda mundial, siendo un punto de referencia el peak oil, o momento a partir del cual la producción comenzaría a reducirse.
El estudio más conocido acerca del peak oil fue el de Hubbert de 1956, que predecía que la producción norteamericana comenzaría a descender entre 1965-70, dando lugar al conocido pico de Hubbert. . Lo que fue corroborado por los hechos, ya que según los datos de la EIA, la producción estadounidense presentó un máximo de producción, en términos anuales, en 1970 de 9,637 mbd.
A pesar del acierto de Hubbert, la producción estadounidense se incrementó posteriormente, ya que la predicción a partir de las reservas disponibles y de la velocidad de su explotación no excluye que se produzcan otros eventos que distorsionen los cálculos iniciales.
Entre ellos, los nuevos descubrimientos, como los ocurridos en Alaska en la década de 1970 , o los avances tecnológicos que han permitido la explotación de recursos que en principio se consideraban no recuperables, como lo que ha ocurrido a través del desarrollo de las nuevas técnicas como el fracking y la perforación horizontal. Hechos que han permitido lograr niveles de producción similares a los máximos del año 1970 (figura siguiente).
Figura.- Evolución de la producción estadounidense en datos anuales. Datos de la EIA
U.S. es un ejemplo de las situaciones por las que puede pasar un país productor. Pero a nivel global lo que importa es la evolución de la oferta del conjunto de países productores, y salvo casos puntuales, esta ha mantenido una tendencia creciente (figura siguiente), lo que no excluye que la producción de algunos países se haya reducido sensiblemente.
Figura.- Evolución de la producción de petróleo en Mtoe. The Shift Project Data Portal
Por tanto, la producción sigue aumentando y se sigue especulando sobre cuándo se producirá el peak oil, rondando fechas entre los años 2020 y 2030.
Numerosos factores pueden condicionar el momento del peak oil, recayendo sobre ellos bastante incertidumbre. Uno de los más importantes sería las reservas existentes, sobre las que se ciernen algunas dudas sobre su veracidad, ya que las empresas del sector han podido inflarlas para evitar incertidumbre en los inversores y mantener la confianza de los mercados; y además, las reservas de muchos países de la OPEP no han sido auditadas por fuentes externas incrementando la posibilidad de que se encuentren sobreestimadas.
En este sentido, un ejemplo han sido las dudas planteadas sobre la futura y previsible OPV de Aramco, la empresa de petróleo saudí, estimándose que el país tiene unas reservas de unos 260.000 mill de barriles desde el año 1989 . Siendo curioso y un poco sorprendente que no se hayan reducido a pesar de los importantes niveles de producción.
Actualmente, las reservas probadas se estiman en unos 1,697 bill de barriles , y el agotamiento de esta materia prima parece poco probable a corto plazo, ya que se siguen produciendo nuevos descubrimientos como el reciente de Repsol y Armstrong Energy en Alaska de 1.200 mill barriles .
Sin embargo, los nuevos descubrimientos son cada vez más escasos (figura siguiente) y se han reducido al mínimo de seis décadas como resultado de los recortes de gasto en exploración, produciéndose cinco años consecutivos de mínimos en nuevos descubrimientos, lo que ha dado lugar a un volumen de descubrimientos no vistos desde 1952.
Figura.- BLOOMBERG. Oil Discoveries Have Shrunk to a Six Decade Low
Como resultado, en 2015 solo se hayan encontrado 12.100 mill de barriles, que con una demanda a finales de 2016, según la IEA de 97,89 mbd , podría satisfacer únicamente 123 días de consumo mundial, siendo de destacar además que los nuevos descubrimientos normalmente se caracterizan porque se encuentran en condiciones en que la explotación es más complicada y más cara.
Pero en cualquier caso, si en el futuro se produce escasez, se incrementarían precios haciendo más rentable la explotación de yacimientos cuyos costes de explotación son mayores, como las arenas bituminosas o los off-shore de aguas profundas. Sin descartar simultáneamente que los avances tecnológicos incrementen el volumen de reservas técnicamente recuperables y las mejoras de eficiencia se traduzcan en menores costes de extracción por barril.
Sin embargo, los nuevos descubrimientos y los avances tecnológicos e incrementos de eficiencia pueden no ser suficientes para satisfacer la demanda futura, por lo que esta situación puede inducir la explotación de otros recursos como los del Ártico, estimándose que los yacimientos situados en él poseen el 13% (90.000 mb) de de los recursos totales de petróleo convencional no descubiertos ; o el oil shale, que es diferente del shale oil, ya que si este último es el encontrado en esquistos, el oil shale se encuentra en forma sólida (kerógeno), siendo de reseñar que en el mayor yacimiento descubierto del mismo, el de Green River, se ha estimado que encierra 4,28 bill de barriles , de los cuales podrían ser recuperables entre 353.000 mill y 1,146 bill de barriles, de tal forma que suponiendo un consumo de 95 mbd, dichas reservas cubrirían la demanda entre 10-33 años, o algo menos suponiendo una demanda de petróleo creciente. Motivos por los que no podemos excluir una situación de escasez de petróleo determinada por el agotamiento de los recursos.
Sin embargo, existe otro factor importante a considerar, que es la demanda, que aunque a corto y medio plazo tiende a incrementarse, sobre todo a partir de países en vías de desarrollo, principalmente China e India. Estimando el Banco Mundial que en 2017 se producirá un crecimiento de la demanda de 1,3 mbd hasta una media anual de 97,8 mbd (figura siguiente).
Figura.- Banco Mundial. Commodity Markets Outlook 2017.
Pero a largo plazo la evolución de la demanda es más incierta, como resultado de una cada vez mayor penetración de las energías renovables y la preocupación por la conservación del medio ambiente, que va de la mano de una mayor electrificación de la economía , de incremento de la eficiencia energética y de transformaciones estructurales en la economía de los países, que tienden a reducir su dependencia de las manufacturas a favor del sector servicios en el PIB.
Parece bastante claro que a largo plazo el petróleo dejará de presentar la utilidad actual, principalmente debido a la electrificación de la economía, pasando este tipo de energía a utilizarse masivamente. Ello implicará muy probablemente que la edad del petróleo se acabará antes de que este se acabe, y el ultimo barril tendrá un valor del orden de cero dólares ahuyentando los temores de antaño en que se hablaba del peak oil o pico máximo de producción, llegando al extremo de que ahora se está cambiando el discurso y comenzando a hablar del pico de demanda, es decir el momento a partir del cual la demanda comenzará a reducirse.
Este escenario es muy probable que suceda, y tan probable como lejano, ya que la electrificación total de la economía será un proceso lento e imparable, pero que se llevará a cabo a lo largo de muchas décadas.