La inversión en valor en España tiene un enfoque más radical. No prima la calidad del negocio, por mucha tesis optimista que quieran vender con sus márgenes de seguridad y toda esa retahíla, sino el precio. Exclusivamente el precio. No han sabido adaptarse a los nuevos tiempos donde la tecnología debe estar presente en los modelos productivos y negocios, y han buscado sectores muy castigados y empresas con poca cobertura, confiando en que en un momento se haga click, y comiencen a seguir sus pasos.
Sobre el papel, la inversión en valor tiene mayor potencial que el crecimiento, simplemente por una cuestión de múltiplos. Cuanto más bajo, mayor potencial de subida. Por eso se está hablando ahora tanto de esa gran rotación, porque los diferenciales entre uno y otro estilo son muy amplios, pero en mi opinión se debe tener cierta precaución. ¿Que el valor lo puede hacer mejor que el crecimiento en el próximo año? Pues quizás, dependerá de cómo de fuerte sea el rebote, si es que lo hay, pero eso no debería ser el motivo para tenerlo en cartera aquellos inversores que tenemos el objetivo fijado en el largo plazo.
Es un estilo de inversión con mucho mayor riesgo que invertir en calidad. Si aciertan con la selección de activos, a largo plazo podrían dar mejores rentabilidades pero como digo, asumiendo mucho mayor riesgo. Riesgo que, en mi caso personal, no recompensa en absoluto.
Como no soy una persona de extremos, no veo mal que aquellos inversores que deseen diversificar estilos de inversión puedan llevar una porción con este factor, pero lo que no veo apropiado es que la estructura principal de una cartera se base en este tipo de fondos, como parece que muchos compañeros tienen diseñado.
Mi opinión es que la base debe ser la calidad de las compañías, y luego complementarlas al gusto o preferencias de cada uno. No cegarse por rentabilidades pasadas ni abrazar estilos de inversión de forma exclusiva y radical. Tampoco montar una cartera con los mejores fondos de los últimos 12 meses.
Posicionarse ahora en sectores más cíclicos e industriales parece una opción razonable. Pero la tecnología pienso que debe seguir presente en las carteras. Es lo que está haciendo posible la revolución industrial en la que estamos inmersos y que la pandemia no ha hecho sino acelerarla. Automatización, robótica, inteligencia artificial... son herramientas necesarias para adaptar la industria, así como la digitalización o la conectividad lo está siendo para adaptar los servicios. Uno de los problemas de la inversión en valor es que no ha sabido adaptarse a estos nuevos tiempos, viviendo anclada en sectores que deben renovarse para no morir.
Yo soy lector de Rankia desde hace mucho tiempo (aunque comencé a participar hará un año de manera tímida tanteando el terreno) y si se ven comentarios de hace unos años atrás, el value estaba por los altares. No había inversor que no tuviera uno o varios fondos de este estilo en cartera, donde se abrían hilos comentando nuevas joyas y todo era basado en este estilo (Paramés, Guzmán de Lázaro, Walewski...). Ahora son inversores desencantados, atrapados en sus inversiones tratando de mantener una fe incondicional, o que han tenido que hacer aportaciones para ir promediando a la baja para minimizar el impacto de las pérdidas.
Cuento este rollete un poco a modo de reflexión en alto, siempre bajo mi prisma, ahora que parece que todo va a volver a ser valor de la noche a la mañana...