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¿Qué tendrán que ver las azafatas con los seguros?


Hoy he tomado asiento en el 29D de un airbus. Regresaba a casa desde Barcelona, cansado pero satisfecho por haber sacado partido al tiempo.

El 29D es un asiento de pasillo. Nada más revisados los procedimientos básicos de cierre de puertas, cofres y cinturones del pasaje la azafata que tenía más cerca ha comenzado a representar con signos un desapasionado y mecánico repertorio de medidas de seguridad.

Supongo que saben de qué les hablo: se trata de esos movimientos de manos que pretenden enseñarnos dónde están las puertas de emergencia, dónde se ubican los chalecos salvavidas, cómo se inflan estos y el uso de las máscaras de oxígeno que nos aguardan siempre en sus alojamientos a la espera de brindar sus servicios en caso de despresurización.

Nadie atendía a la explicación. Todos andaban con la cabeza baja, leyendo el periódico o mirandose las uñas, o matando el rato de alguna forma que no alcanzo a comprender. Pero nadie miraba a una chica que estaba explicando algo que podía salvarnos la vida... si éramos capaces de asimilarlo para caso de necesidad.

Y, entonces, me he visto a mí mismo, como si fuera una azafata señalando puertas, inflando chalecos con los dos tubitos naranja en los labios, con la máscara de espuma cubriéndome la boca.
Me he visto perdiendo el tiempo, explicando al pasaje de mi particular vuelo una historia que no les apetece oir aunque yo sé que si no escuchan tal vez no lo cuenten si surge la ocasión.

Me he visto aconsejando suprimir riesgos estúpidos que nadie suprime por indolencia, me he visto aconsejando tal o cual cobertura que es necesaria para evitar tal o cual daño o perjuicio, me he visto, en síntesis, intentando hacerme oir en un mar de autistas vocacionales, con mis mayores respetos por los autistas forzosos.

¿Qué pueden hacer los viajeros para evitar morir en caso de infortunio sino atender a quien intenta decirles cómo hacerlo?

¿Qué puedo hacer yo para evitar caer en esa monótona letanía de quien predica sin esperanza en mitad de un pasillo de alta tecnología?

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  1. #8
    Anonimo
    30/01/10 12:05

    Si te has sentido ignorado, tal y como muchos ignoran a esas azafatas no otorgándoles ni un mínimo de atención, en parte es por culpa mía, que no comunico mis opiniones y comentarios.
    Mis disculpas y POR FAVOR, no dejes de ser el Faro que nos sirve de referencia para saber donde estamos, donde debemos ir y que debemos evitar.
    Gracias por tu labor.

  2. #7
    27/01/10 01:58

    A Deborah:
    Pues estoy de acuerdo contigo menos... en que si es difícil más importante aún es estar formado :)
    Gracias por tu apoyo al blog y a las intervenciones en foros.

    A Alain:
    Con la que está cayendo un cliente que opta por un aval antes que por un seguro de caución no tiene ni idea de la misa. Está claro que lo que precisaba este era un espontáneo ¡Arre! para ir a cambiarse de ropa interior: lo va a necesitar...

    A David:
    Oír no es escuchar. Si se escuchara estaríamos en otro lado y no en mitad de la peor crísis no bélica de los últimos cien años. Estamos condenados si no atendemos a las recomendaciones de los expertos y creemos que se trata solo de un sermón inconsistente (por cierto, de serlo ya tendremos tiempo de enmendarlo)y que lo mismo da cinco que cincuenta. Pero ahí, precisamente ahí reside el error: si no atendemos a la prescripción del médico, al tratamiento, posología y duración del mismo seguramente iremos a peor. Pues igual. Jugamos a comprar paracetamol porque "juzgamos" (sin formación alguna) que el antibiótico es caro... comparado con el paracetamol y si por casualidad confiamos en el antibiótico solo compramos la primera caja aunque el tratamiento fuera de dos: así sale más barato. Pero ¿y las consecuencias? Tal vez las azafatas tendrían que contar su película de otro modo; tal vez en el negocio asegurador "serio" tendríamos que hacerlo también pero por experiencia te diré que los mediadores que dicen "compra etto que é mu güeno" mientras se sirven la tercera cervecilla en el bar tampoco hacen bien a nadie.

    Carlos:
    El mensaje es prácticamente de catecismo: uno solo que se salve valdrá la pena. Estoy de acuerdo. Te prometo que estoy en esto del blog precisamente por eso: a ver si hay suerte y uno, al menos uno... Es evidente que el seguro carece de glamour. Más bien al contrario. Pero lo que está claro es que es tan importante como el paracaídas del aviador y asombra ver tanto piloto con el avión hecho trizas saliendo a volar sin él o con uno del todo a cien, en muchos casos. Pena.

    Xavier:
    Yo, como madrileño hijo de catalán y de mallorquina ya no sé de dónde soy. Eso sí, en Mallorca se vive de coña y conste que he trabajado en Barcelona y vivido en Madrid así que pudiendo elegir... aquí me tienes. Por cuanto a lo que citas: una empresa está para ganar dinero. Cuanto más, mejor. De hecho esa es su carta de naturaleza y esa es y no otra la obligación de sus gestores. Si una empresa se dedica a vender barato, muy barato, más barato que los demás... tendrá que bajar los costes. Y los costes en toda empresa son el personal, el mantenimiento, los productos no pueden soportar controles de calidad exhaustivos (baja calidad), el equipamiento, los servicios de valor aportados al cliente y la remuneración a los intermediarios asesores del cliente. Si uno se lo plantea friamente la verdad es que todos los puntos anteriores acojonan bastante en una línea aérea. La que sea. Si uno lleva el mismo razonamiento al seguro tendrá: empleados baratos (mediocres o malos), servicios de valor inexistentes o de bajo nivel lo que induce insatisfacción, compromisos mediocres en su producto, baja remuneración a los asesores de clientes (nuevamente exige mediocridad) si es que los hay puesto que en caso de cortar con ese concepto de asesoramiento se recurre a las webs tontas y punto. Si uno se lo plantea friamente la verdad es que todos los puntos anteriores acojonan bastante en una herramienta destinada a proteger el patrimonio ¿no crees?

    Jaumet:
    Tú y yo de azafatas alteraríamos el glamour de dicha profesión. No creo que despertáramos demasiadas fantasías. Bromas aparte: creo que es muy fácil, demasiado fácil en nuestra profesión sentirse como las azafatas de vuelo. Espero que no acabemos detrás del "mostrador de la compañía", en tierra, que es adonde van a parar cuando se acaba lo de andar por las nubes.

    Saludos a todos y gracias por las aportaciones tan sugerentes.

  3. #6
    Jaumet
    26/01/10 16:06

    Muchas veces, al intentar explicar coberturas de pólizas me siento como las azafatas....Buén post.

  4. Top 10
    #5
    26/01/10 12:20

    Tengo un amigo (curiosamente mallorquín como tú) que cuando cogí el primer vuelo de Ryanair lo definió “vuelo para remesa de borregos”, en el sentido de que esto es como ganado (por el trato) vamos que llenan el avión al sistema autobús, que luego resulta que no hay espacio suficiente para todas las maletas de mano, que un minusválido (y me ha pasado) compró un billete y advirtió de su condición al comprarlo, y no estaba previsto sin darle ni siquiera el derecho de elegir asiento, cosa que creo que según la ley es un pasajero con derechos de preferencia (que vivan sus derechos que no los respetaremos, o eso parece), y durante el viaje te venden (intentan) venderte de todo, incluso apuestas en un juego, pero no he visto todavía que nos pretendan vender seguros durante el vuelo …. Apuesto a que en breve también los venderán ……..

  5. #4
    Anonimo
    26/01/10 11:35

    ¿Por qué continuar suplicando?. Muy sencillo porque con una persona que te escuche y se salve ( proteja adecuadamente) habrán valido la pena las decenas de horas dedicados sin aparente resultado. ¿Por qué edison consiguió inventar la bombilla? porque consideró que cada uno de los doscientos experimentos sin resultado no eran fracasos sino pasos que se tenía que dar que formaban parte de un proceso que acabó con el exito.

  6. #3
    Anonimo
    26/01/10 11:00

    Yo creo que no hacemos caso a las azafatas en los aviones y a otras personas que nos aconsejan, fuera de ellos, porque hemos oído la mima letanía cientos de veces.
    Eso no significa que si surje el problema les vayamos a hacer caso, pero si lo contaran de una forma distinta, tal vez el resultado no fuera tan desmotivador para ellos.
    Recuerdo un viaje desde República Dominicana, en el que la tripulación hizo un show muy divertido. Al final dijeron lo mismo que las azafatas, pero todo el mundo estaba embobado mirándoles.
    Saludos.

  7. #2
    Anonimo
    26/01/10 08:30

    Muy buen ejemplo. En efecto, cuantas y cuantas veces, avisas, aconsejas, suplicas al cliente que compre, que compre bien y ni caso. Ayer un cliente me rechazó un seguro completisimo, porque como podía sustituir la obligación con un aval de 6.000 €, pues prefería esto. No he encontrado todavía las palabras adecuadas y educadas para contestarle, quizás el mejor resumen sería, gili...pero está mal visto

  8. #1
    26/01/10 07:56

    Buenos dias avante, me gusta tu comentario. Te diré que yo no hago caso a las explicaciones de las/los azafatas/os por una razón muy sencilla... en caso de accidente, o simplemente en caso de 'susto'creo que es imposible salir de esos asientos tan estrechos... si ya es dificil sentarse en el avion en condiciones normales, no puedo ni imaginar lo que debe ser intentar salir de ahí en una situación de pánico.
    a tus mensajes en el foro, y a tu blog SÍ hago caso.