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Empleo: Factor clave de crecimiento económico.

La economía española crece a buen ritmo como lo demuestra su PIB. Sin embargo, este hecho no excluye que la capacidad de crecimiento no pueda incrementarse como consecuencia de la infrautilización de los factores que contribuyen al mismo, entre ellos el empleo, cuyo crecimiento  se ha rezagado con respecto al que ha experimentado el PIB  

El crecimiento del empleo incrementaría la producción y el PIB, por lo que, dada las elevadas tasa de desempleo y porcentaje de empleos a tiempo parcial y temporal, se debería incidir en políticas que estimulasen el crecimiento y la contratación, además de propiciar una mayor estabilidad en el empleo.

Distintos factores contribuyen al crecimiento del PIB: el capital; la productividad total de los factores (PTF), que recoge los avances tecnológicos y mejoras de eficiencia y hace referencia a los incrementos de productividad originados por factores distintos del capital y trabajo; y el número de horas trabajadas, ya sea por incremento del número de ocupados y/o por el número de horas trabajadas por ocupado.

La utilización de estos factores determina el PIB, pero estos factores pueden no estar utilizándose a su total capacidad, siendo un parámetro económico esencial aquel que determina la capacidad máxima de producción sin incrementar la inflación, lo que se denomina PIB potencial. El PIB potencial no es observable y debe ser estimado, existiendo distintas metodologías para su cálculo, divergiendo estas en sus resultados.

El PIB potencial se diferencia del PIB real en que este último es la producción real del país, de tal forma que cuando el PIB potencial es superior al PIB real se dice que existe un output gap negativo, es decir, el país presenta un exceso de capacidad y produce menos de su potencial, lo que es característico de las recesiones. Cuando el PIB real iguala el PIB potencial, el país se encuentra a su nivel máximo de producción sin generar mayor tasa de inflación, caracterizándose por presentar una tasa de desempleo no aceleradora de inflación (NAIRU en inglés) o tasa de desempleo no aceleradora de salarios (NAWRU en inglés). Y en tercer lugar, cuando el PIB real es superior al PIB potencial se dice que existe un output gap positivo y el país se encuentra sometido a presiones inflacionistas debido a que la demanda es superior a la capacidad de producción, lo que coincide con fases de crecimiento importantes.

España se caracteriza por presentar una NAWRU del 17%  (figura siguiente), la más elevada de la UE-28 y más del doble que la media de esta. Sin embargo, el punto de vista optimista del problema es que la tasa de desempleo estructural no es una constante y puede cambiar en el tiempo, como por ejemplo a través de modificaciones estructurales de la política económica, como por ejemplo s través de la regulación laboral o mediante devaluación fiscal.

 

 

Figura.- Datos de NAWRU en la UE-28 correspondientes al año 2017. Datos de la Comisión Europea 

Sin embargo, a nivel mundial un motivo de debate intenso es la influencia de la globalización y automatización sobre el volumen y remuneración del factor trabajo, que se ha relacionado con la reducción de trabajos repetitivos que requieren un tipo de formación intermedio, dando lugar a que los incrementos de productividad sean superiores a los incrementos salariales, reflejándose en una menor contribución del factor trabajo y mayor contribución del capital al PIB.

Por tanto, la contribución del trabajo al PIB se encuentra condicionada por la posible sustitución de factor trabajo por capital, la denominada elasticidad de sustitución capital trabajo, que depende de la relación de coste del factor trabajo con respecto al capital. De tal forma que, si la maquinaria se abarata o el trabajo se encarece, se facilita la sustitución del trabajo por capital, haciendo que este último contribuya en mayor medida al PIB.

En la tabla siguiente se muestra la evolución reciente de la contribución de las rentas al PIB en España, observándose una reducción de la contribución del factor trabajo como consecuencia de una reducción de la ocupación. Siendo interesante señalar también el incremento en la contribución de los impuestos al PIB en el periodo de tiempo indicado.

 

T2 2008

T1 2017

inc (%)

Producto interior bruto a precios de mercado

280.470

285.293

1,72%

Remuneración asalariados

49,97%

46,94%

-6,06%

Excedente bruto explotación y Renta mixta

42,24%

42,84%

1,43%

Impuestos netos sobre producción e importaciones

7,79%

10,22%

31,13%

 

Pero como hemos comentado anteriormente es importante, económicamente hablando, analizar la evolución del PIB potencial, el PIB real y el output gap, para determinar en qué situación se encuentra la economía del país, y como incrementar el PIB potencial y acercar el PIB real al potencial actuando a través de los distintos factores que contribuyen al PIB.

En el boletín oficial del senado del 7 de julio de 2017  se indica las tasas de crecimiento del PIB real, el PIB potencial y el output gap pasado y previsto, así como la contribución de los distintos factores.

 

El PIB potencial presenta un mínimo en 2014, momento a partir del cual la tasa de crecimiento se incrementa progresivamente, debido principalmente a la incorporación del factor trabajo, lo que simultáneamente permite que el output gap se reduzca progresivamente desde un valor máximo negativo de -9,9% registrado en el año 2013, para a continuación alcanzar previsiblemente un output gap positivo en 2018, lo que daría lugar a presiones inflacionistas. Simultáneamente esta evolución también tendría su efecto positivo, ya que podría contribuir a reducir el déficit público si se siguen las políticas económicas correctas.

En lo que respecta al factor trabajo, el incremento del PIB en nuestro país pasa, entre otras cosas, por reducir la dualidad laboral e incrementar la estabilidad del empleo, incrementar el número de ocupados y reducir la tasa de desempleo estructural. Permitiendo este cambio estabilizar los presupuestos y reducir el déficit estructural de la economía, ya que se ha estimado que una reducción del paro estructural de 8 puntos daría lugar a una mejora del déficit público del 6% .

Entre los mecanismos que favorecerían este cambio se encontrarían aspectos puramente laborales, como el contrato único, reduciendo gran parte de la temporalidad al mismo tiempo que contribuiría a la creación de capital humano; una devaluación fiscal  que modificaría la relación de contribuciones sociales/impuestos indirectos ; pero también factores a nivel empresarial, como facilitar el crecimiento de las empresas  y favorecer la inversión eficiente en I+D  que permitiesen incrementos de productividad y competitividad que contribuyesen a incrementar las exportaciones y los salarios, lo que a su vez contribuiría a reducir la desigualdad y los niveles de pobreza, que se nutren fundamentalmente en el desempleo.

 

RESUMEN Y CONCLUSIONES

El crecimiento económico es un elemento esencial que determina la calidad de vida de los ciudadanos. En él intervienen muchos factores, uno de los cuales es el nivel de empleo y su estructura, ya tocado ampliamente en un post reciente para el caso español.

A nivel mundial, los nuevos tiempos, marcados por la globalización, los avances tecnológicos y los menores costes del capital han contribuido a la reducción de la importancia del factor trabajo y con ello la contribución de las rentas salariales al PIB a nivel global, ya que el factor de sustitución de trabajo por capital se incrementa al abaratarse este y/o incrementarse los costes laborales.

Esta situación afecta a la desigualdad, por lo que los gobiernos deberían plantearse medidas tendentes a reducir grados de desigualdad excesivos que pudiesen provocar inestabilidad social o incluso reducciones del crecimiento.

En este sentido, la reducción de la inestabilidad en el trabajo, los contratos a tiempo parcial y la sobrecualificación; al mismo tiempo que se implementan políticas que permitan incrementar el número de ocupados, contribuirían a incrementar el PIB real; y la reducción del desempleo estructural contribuiría a incrementar el PIB potencial.

Ambos aspectos importantes, ya que el incremento del PIB permitiría incrementar los ingresos fiscales para equilibrar los presupuestos públicos, o incluso reducir la presión fiscal al incrementarse en mayor medida el PIB per capita que la carga tributaria per capita.

 

 

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