Las fuerzas de la oferta y la demanda mueven el precio del barril en el mercado. En un post anterior hemos analizado la situación de la oferta y su posible evolución. En el actual, nos centraremos en la previsible evolución de la demanda, que a corto y medio plazo se encontrará condicionado en gran medida por el consumo chino y estadounidense; y a largo plazo por la electrificación de la economía e incremento de la eficiencia energética.
Esta transformación a largo plazo se ve condicionada por distintos factores importantes, como la lucha contra el cambio climático, apoyada por distinto tipo de medidas políticas entre las cuales se incluye el impulso a las energías renovables. Pero en este entorno, otro factor relacionado que puede ser significativo en esta transición es la mayor penetración del coche eléctrico.
En cualquier caso, por el lado de la demanda, las previsiones de la IEA apuntan a que el consumo de petróleo mundial se incremente progresivamente, dando lugar a un consumo que sobrepasará los 100 millones de barriles día (mbd) en 2019 y alcanzará los 104 mbd en 2022, procediendo todo el incremento de los países en vías de desarrollo, principalmente asiáticos, por lo que la hipótesis de un pico de demanda cercano, a partir del cual la demanda se reduzca, no parece realista.
Por tanto, lo más probable es que el consumo de petróleo siga aumentando, incluso a pesar de un incremento de la electrificación de la economía y mayor penetración de las energías renovables y del vehículo eléctrico (VE), favorecido este último por la reducción de costes de las baterías, de tal forma que según Bloomberg New Energy Finance (BNEF), en el año 2040, las ventas de coches eléctricos supondrán el 54% de las ventas y el 33% del parque de la flota de vehículos (figuras siguientes).
Figura.- BNEF.- Electric Vehicle Outlook 2017. vehículos de combustión interna (ICE), vehículo electrico (VE).
Al mismo tiempo, el incremento de la penetración de estos vehículos incrementará el consumo eléctrico, que según estimaciones de BNEF pasará de 6TWh en 2016 a 1.800TWh en 2040, lo que equivale a un incremento anualizado del consumo entre dichas fechas del 26,8% y a multiplicarlo por 300 en ese periodo.
Esta proyección, asimismo, implicaría en principio que el consumo del VE en 2040 suponga el 5% de la electricidad consumida total, lo que simultáneamente implicará el ahorro de 8 mbd de petróleo, lo que no excluye que otros estudios, también de Bloomberg, sitúan este desplazamiento en 16 mbd. Indicando estas discrepancias la incertidumbre creada en torno al desplazamiento del consumo de petróleo por el VE; que en cualquier caso, supone un incremento considerable con respecto a los 28.400 barriles al día que se considera desplazarán en 2017 este tipo de vehículos.
Sin embargo, al evaluar el desplazamiento del petróleo por el EV debemos considerar simultáneamente la evolución del consumo global del petróleo y el porcentaje que supone el desplazamiento originado por el VE sobre el consumo total. Según BP, el consumo de petróleo mundial en 2016 fue de 96,56 mbd y las previsiones de la IEA apuntan a un incremento del consumo, aunque sea a tasas inferiores a la de décadas pasadas, podría llegar hasta los 107-120 mbd en 2040, ya que la demanda industrial podría seguir incrementándose.
Por tanto, el ahorro de petróleo resultante de la penetración del VE podría estimarse en un rango del orden del 6-15% del consumo total de petróleo en el año 2040. La clave es hasta qué punto estas reducciones, debido al incremento de consumo, influirán sobre el precio, ya que sobre este influyen gran variedad de factores.
Pero el análisis de la demanda requiere no olvidar la tasa y tipo de crecimiento económico de los distintos países y la evolución del consumo, que se verá condicionado también por numerosos factores, entre ellos los relacionados con la intensidad energética (energía consumida por unidad de PIB) e incremento de eficiencia energética (reducción de la intensidad energética en el tiempo).
Por tanto, a medio plazo, es importante valorar el crecimiento económico, sobre todo de los países cuyo PIB supone una mayor proporción del PIB mundial (entre ambos el 39,35% en dólares corrientes, datos de 2016), y que además son grandes importadores de petróleo. Naturalmente nos estamos refiriendo a China y U.S. , siendo ambos responsables del 33,4% de las importaciones mundiales (tabla siguiente), de tal forma que variaciones en las mismas pueden afectar al precio del crudo.
- China: US$116.2 billion (17.3% of total crude oil imports)
- United States: $108.1 billion (16.1%)
- India: $60.9 billion (9.1%)
- Japan: $50.8 billion (7.6%)
- South Korea: $44.2 billion (6.6%)
- Netherlands: $29.3 billion (4.4%)
- Germany: $28.7 billion (4.3%)
- Italy: $18.9 billion (2.8%)
- Spain: $18.7 billion (2.8%)
- France: $17.9 billion (2.7%)
- Thailand: $15.2 billion (2.3%)
- Singapore: $15.1 billion (2.2%)
- United Kingdom: $14.3 billion (2.1%)
- Taiwan: $12.9 billion (1.9%)
- Belgium: $11.5 billion (1.7%)
Tabla. Principales importadores mundiales de petróleo, datos 2016. World´s Top Exports.
La evolución de las importaciones chinas vendrán condicionadas por el crecimiento económico, el cambio de modelo productivo y la previsible menor producción manufacturera doméstica, la evolución de sus reservas estratégicas y la exportación de derivados del petróleo.
En el caso de U.S., el incremento de producción no ha impedido que el país siga siendo uno de los mayores importadores de petróleo mundiales. Estas variarán en función de la producción y consumo domésticos, que dependerán a su vez de la evolución del precio del barril y de la actividad económica, así como del volumen de exportaciones de productos refinados, ya que U.S. en 2016, ha sido el mayor exportador neto mundial de estos, siendo las mayores exportaciones origen de mayores importaciones de crudo. Y de hecho, en el año 2016 las importaciones estadounidenses de petróleo se situaron en 7,9 mbd, 514.000 más que en 2015 (figura siguiente).
Figura.- Importaciones de petróleo estadounidenses. EIA: US crude oil imports increased in 2016
En cualquier caso, y aún si efectivamente U.S. se vuelve autosuficiente energéticamente hablando, no debemos olvidar que ello no implica que no siga importando petróleo para cubrir la demanda, ya que la producción doméstica no es suficiente y el petróleo sigue siendo la mayor fuente de consumo de energía primaria estadounidense (figura siguiente).
Figura.- EIA: Fossil fuels still dominate US energy consumption despite recent market share decline
Indudablemente, predecir la evolución del precio del barril es muy complejo, ya que su determinación es función de la evolución de numerosas variables, presentando por tanto mucha incertidumbre. De hecho, las previsiones de la EIA para el precio del barril WTI en septiembre de 2017 es de 51$, pero el mercado de opciones maneja un rango de 39-64$ con un intervalo de confianza del 95% (figura siguiente), intervalo que lógicamente se amplía al incrementar el espacio temporal.
Figura.-EIA: Global oil markets expected to tighten in third quarter 2017 then loosen through 2018
Resumen y conclusiones
El crecimiento económico es ampliamente dependiente del consumo de energía, por lo que a pesar de los previsibles incrementos de eficiencia energética, es previsible que el consumo energético aumente.
Esta situación no excluye que la composición del consumo evolucionará hacia un menor consumo de energías fósiles, entre las que se encuentra el petróleo, incrementando relativamente la importancia de otras formas de energía como las renovables, proceso que se acompañará de la electrificación de la economía, incluyendo en esta una mayor penetración del VE.
Por tanto, a pesar de esta tendencia, es previsible, a corto y medio plazo al menos, un aumento del consumo de petróleo, incluso a pesar de una mayor cuota de VE en el parque móvil mundial que inducirá un menor consumo de los derivados del petróleo en el transporte.
Pero la demanda de petróleo no vendrá exclusivamente determinada por el EV, ya que la economía y los procesos productivos seguirán consumiendo este combustible. En este sentido es de destacar la evolución de las dos principales economías mundiales, China y U.S., pero sin despreciar a las economías emergentes del sudeste asiático, que en el futuro más cercano serán las principales responsables del incremento de consumo de petróleo mundial.
En cualquier caso, debido al elevado número de variables que afectan al precio del barril, como los intereses geopolíticos en manipular la oferta (aquí y aquí), se deben tener en cuenta las escasas inversiones en exploración y el menor número de descubrimientos, el agotamiento de los yacimientos existentes, y la imparable tendencia hacia la electrificación de la economía e impulso a las energías renovables así como los incrementos de eficiencia energética. Todo ello hace muy complicado predecir la evolución de su precio, y cuanto mayor sea el plazo, más complicado.