En primer lugar, quisiera pedir disculpas por anticipado, para el supuesto (bastante probable) que cometa algún error o puede que tenga la suerte de solo sea una inexactitud.
No sé mucho de macroeconomía, pero creo algo de micro, pues si …
En estos últimos meses estamos viendo la actuación del Banco Central Europeo qué, para contener la inflación, aplica una receta histórica, subir los tipos de interés para teóricamente enfriar la economía y los mercados ajusten sus precios ante una supuesta reducción del consumo y de la inversión empresarial.
Al parecer, en circunstancias normales, si la inflación es demasiado elevada porque la demanda supera la cantidad de bienes y servicios disponibles, subir los tipos de interés para que el crédito sea más caro, lo que debería ocurrir es que la economía se enfríe, las expectativas de inflación se moderarías y lógicamente la inflación tendrá tendencia clara a reducirse.
Creo que a esto se le denomina el efecto Fisher https://fundspeople.com/es/glosario/que-es-efecto-fisher-y-su-efecto-en-los-tipos-de-interes/ , por el contrario la teoría de Keynes entiende que tiene más relación con otras variables como la tasa de paro, en todo caso lo que pretendo aquí es determinar que Irving Fisher nació en 1867 y murió en 1947 y John Maynard Keynes nació en 1883 y falleció en 1946. A mi entender a pesar de la importancia de estos economistas, la actual economía no se parece mucho a la de 1920-1940.
Alguien más contemporáneo, como John K. Galbraith (1908-2006), afirmaba cosa distinta https://www.redmmt.es/aumentar-los-tipos-de-interes-reduce-la-inflacion/
El economista J.K. Galbraith creó el concepto de «sabiduría convencional», en un tono irónico, para referirse a todos aquellos dogmas económicos ampliamente aceptados a pesar de no tener ninguna evidencia empírica ni histórica.
Así pues, subir tipos de interés igual a disminución de la inflación forma parte de esta sabiduría convencional, a pesar de no tener ningún fundamento demostrable. Históricamente, no existe ninguna correlación clara en la que el incremento de tipos de interés haya supuesto una bajada de precios, ni una disminución de la demanda de crédito.
En primer lugar, debemos tener en cuenta que no solemos pedir un préstamo para realizar la compra, llenar el depósito del vehículo o pagar el suministro eléctrico de nuestros hogares, que son los elementos del IPC que más han subido. Consecuentemente, incrementar los tipos de interés no tendrá mucha utilidad para luchar contra la inflación, pero sí servirá para encarecer la cuota hipotecaria o la cuota de cualquier otro tipo de préstamo que estemos pagando, ya que los tipos de interés que fijan los bancos centrales sirven de referencia para todos los demás tipos de interés, como el Euribor. En consecuencia, con esta medida se favorecerá no sólo el oligopolio energético sino también a las entidades financieras, dificultando aún más el acceso a la vivienda.
En segundo lugar, no tiene sentido que los economistas ortodoxos digan que si se incrementa de forma continuada el precio de la energía, los alquileres, los alimentos… esto provoca inflación, pero que si aumentan los tipos de interés, que es el precio del dinero y, por tanto, el coste de financiación de las empresas, este hecho disminuye la inflación.
Al igual que el coste de la energía, el coste de financiación es un coste universal de todas las empresas. Por consiguiente, es muy probable que este incremento de tipos de interés de las empresas repercuta en los productos que fabrican o comercializan. En consecuencia, la mayoría de empresas no perderán su margen de beneficios, sino que lo mantendrán o inflarán aprovechando la coyuntura, y el incremento de tipos de interés lo recuperarán subiendo los precios de sus productos. Por eso, aumentar los tipos de interés casi siempre acaba siendo una medida inflacionista. Al final, quien acaba pagando la inflación es el consumidor final, quien no puede repercutir a nadie la subida de precios.
Desde mi humilde punto de vista, en estos momentos la realidad es exactamente esa:
…. pero sí servirá para encarecer la cuota hipotecaria o la cuota de cualquier otro tipo de préstamo que estemos pagando
…. es muy probable que este incremento de tipos de interés de las empresas repercuta en los productos que fabrican o comercializan.
…. quien acaba pagando la inflación es el consumidor final, quien no puede repercutir a nadie la subida de precios.
Y si se me permite añado otra
El encarecimiento excesivo del crédito reduce las posibilidades de inversión empresarial y con ello, un menor incremento del empleo.
En segundo lugar, habría que considerar que los tipos de interés negativos eran absolutamente anómalos, y más sostenidos durante tanto tiempo, entre otras cosas no incentivan el ahorro que es “otra pata” que la macroeconomía también debe considerar.
En segundo lugar, habría que considerar que los tipos de interés negativos eran absolutamente anómalos, y más sostenidos durante tanto tiempo, entre otras cosas no incentivan el ahorro que es “otra pata” que la macroeconomía también debe considerar.
No hacen otra cosa que aplicar recetas pasadas, sin considerar las particularidades de cada momento, esto no es de ahora, llevan así como poco desde 2008, probablemente de forma similar en crisis anteriores y, al menos en 2008 la receta fue la austeridad absoluta, combinada con casi nada distinto que en otras crisis y ya vimos los resultados. En mi opinión estamos ante una panda de cobardes y me explico:
Vamos a ver ….. suponiendo que para recudir la inflación la receta correcta, y es mucho suponer, sea el aumento de los tipos de interés ¿Ponerlos en el 5%, en lugar del 3, 3,50 o 3,75% (por ejemplo), va a modificar el comportamiento de la inflación? Es más que probable que un punto por arriba o por abajo, cuando estamos hablando de tipos muy superiores al 1%, no incida en absolutamente nada en tal sentido, a efectos de consumo o de inversión industrial, la percepción de medio punto es muy pequeña.
Digo “cobardes”, porque no se atreverán a hacer nada distinto de lo indican “los manuales” de prestigiosas universidades, porque si “los ajustes” que pudieran proponer sobre las bases conocidas no funcionan como se espera, no hay valentía suficiente para soportar las criticas y la dimisión.
Obviamente no se trata de poner el tope al 3,25 en lugar del 4,50% de forma aleatoria, sin embargo, no parece tampoco lo adecuado ir subiendo 0,50 o 0,25 en cada reunión, a ver si la acertamos en esta ocasión, sin considerar que tal vez, repito, tal vez, que la supuesta reacción de los precios no va a la misma velocidad que el tiempo en que media entra la finalización de una reunión del BCE y el inicio de la siguiente.
Ahora bien, lo de las desigualdades económicas existentes en la ciudadanía de los 27 estados de la Unión Europea, algunos países menos que otros, pero en todo caso claramente existentes, lo que supone en encarecimiento desmesurado de los tipos de interés para las familias menos pudientes y, no lo olvidemos, que tal encarecimiento afecta de manera indirecta pero absolutamente real a los mismos colectivos, en forma del pago del servicio de la deuda por parte de los estados, que se ven obligados a reducir presupuestos, en muchos casos de gasto público en sanidad, educación, infraestructuras y para agravar más si cabe, en I+D+I que hipoteca el futuro de cualquier estado.
Pues sí, Sra. Lagarde, a ver si en la próxima reunión la acierta incrementado otros 0,50 puntos, al estilo prueba/error.