Mi opinión personal es que el hecho de que al añadir un grupo -OH al ácido oleico se ralentice la progresión libre del glioblastoma es un hito en biología que, sin lugar a dudas, merecería un premio Nobel, al igual que cualquier avance clínico que derive de la alteración de la membrana lipídica. Aunque es posible que nunca se llegue a plantear el Nobel para este hallazgo, tengo la firme convicción de que el tiempo terminará haciendo justicia a Pablo.
Por otro lado, en el camino hacia la aplicación de estos descubrimientos, a nivel empresarial, Pablo probablemente tendrá que sortear innumerables obstáculos impuestos por un sistema que, a menudo, pone barreras para que los científicos lleven sus investigaciones hasta los pacientes.
También es importante señalar que, como pequeños inversores que hemos tenido la oportunidad, por no decir la suerte, de participar en este recorrido, tenemos la responsabilidad de defender nuestros intereses.