No. La principal diferencia es que el accionista es el propietario de la compañía, por lo que participará de su buena o mala gestión a través de la percepción o no de dividendos y las subidas o bajadas del valor de la compañía en bolsa. Sin embargo, el bonista, como prestamista que es, solo tiene el derecho a percibir los intereses prefijados en una fechas determinadas y el nominal a su vencimiento, salvo que la situación del emisor no le permita hacer frente a esos compromisos (si la entidad que emitió el bono entra en concurso de acreedores o quiebra).
¿Cuál es el riesgo que soporta un bonista y un accionista?
El concepto de renta fija responde a la promesa que se le hace al inversor, por tanto, de recibir una serie de flujos especificados previamente. No obstante, no siempre el emisor paga esos flujos, por lo que hay que asumir que existe cierto riesgo también en este tipo de inversiones. Al riesgo de no percibir los cupones o el nominal a vencimiento se le denomina comúnmente riesgo de crédito.
En consecuencia, el perfil de riesgos de un bonista en relación a un accionista de la misma entidad es muy distinto. El comprador de un bono con un vencimiento de tres años que paga un 5% de cupón anualmente sabe exactamente los flujos que va a recibir de su inversión y en las fechas en las que lo va a recibir (cada año el 5% del nominal comprado; además, el día de vencimiento recibirá el último cupón y el 100% del nominal). La única excepción sería que el emisor incurra en impagos (quiebra o concurso). Por el contrario, un accionista de la misma sociedad que adquiere títulos a 100 euros por acción desconoce los dividendos que va a cobrar, ni siquiera sabe si los va a percibir y, además, tres años después la acción podrá estar cotizando a 20 euros o a 500.
Por último, incluso en un escenario en que la empresa se haya precipitado hasta la quiebra, el perfil de riesgo de accionistas y bonistas difiere sustancialmente, ya que los accionistas solo percibirán algún tipo de compensación siempre que (cuando se produzca la liquidación de activos del emisor) se haya devuelto todo el nominal suscrito por los tenedores de instrumentos de renta fija (acreedores). Lo habitual en casos de quiebra empresarial es que los accionistas no perciban ninguna compensación y los bonistas sí recuperen parte (en algu-
nos casos buena parte) de su inversión.
¿Cómo se emiten y cotizan los bonos?
Los bonos se emiten y posteriormente cotizan en mercado secundario como un porcentaje de su valor nominal. Es decir, pueden emitirse o negociarse a la par, con prima o con descuento.
Un bono emitido (o negociado) a la par es aquel por el que hay que pagar el valor nominal, es decir, se emite o cotiza al 100 por ciento. Si suscribimos o adquirimos un bono cuyo nominal sea de 1.000 euros, significará que tendremos que desembolsar exactamente 1.000 euros por él.
Que una emisión salga con prima o se negocie con prima implica que habrá que pagar más que el valor nominal para sus cribir o comprar un bono. Su precio será, por tanto, superior al 100 por ciento del nominal. Un bono que se negocie el 112 por ciento cotiza con prima y tendremos que desembolsar 1.120 euros para comprar el bono de nominal 1.000.
Por último, el descuento es lo contrario a la prima. Significa que hay que pagar por un bono menos que su valor nominal. Una cotización al 96 por ciento implicaría un desembolso de 960 euros por cada 1.000 de nominal.