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Participaciones del usuario Campox2 - Bolsa

Campox2 04/06/25 06:48
Ha respondido al tema El juego de los brokers: Una historia de venganza y trampa en el mundo del trading
Ginebra era todo lo que Viena no.Silenciosa, eficaz, sin alma. El edificio de la Fundación Nova Terra estaba junto al Parc des Bastions.No tenía rótulo.El nombre no figuraba en el portero automático.Pero Lacroix sí. Gabriel pulsó el timbre. —Oui? —Venimos por lo que dejó en Viena. Silencio.Luego, un clic.La puerta se abrió. Subieron tres pisos.La oficina era modesta: parquet antiguo, estanterías repletas de informes, una cafetera italiana soltando vapor en una esquina.Austera, pero funcional.Una oficina pensada para desaparecer si era necesario. Lacroix los esperaba. Pequeño, delgado, camisa sin planchar.Ojeras de dos semanas.Manos que no podían quedarse quietas. —No deberían haber venido.Si me ven con ustedes, estoy muerto. Gabriel no respondió. Caminó hasta una estantería. Examinó los lomos de los libros.Registros contables. Series desde 2003. —Usted trabajó en Aristeia.Y en Capital Investment Europe. Lacroix evitó su mirada. —¿Quién le dijo eso? Luis se adelantó.Colocó sobre la mesa una hoja.Era una de las actas internas de Aristeia.Firmada por “C.G.” Lacroix tragó saliva.Sus dedos se crisparon.Luego asintió, temblando. —Lo fui.Yo era C.G. Gabriel se sentó frente a él. Apoyó los codos en la mesa. —¿Quiere salvarse o no? —Yo… yo solo llevaba los balances. Movía los fondos de un lado a otro.Sabía que era dinero sucio, claro que lo sabía. Pero no sabía para quién.Hasta que un día, por error… recibí un correo. No debía verlo. —¿Qué contenía? —Un archivo adjunto.Contenía instrucciones. Y un nombre. Gabriel aguantó la mirada. —¿Cuál? —No puedo decírselo así. —¿Por miedo? Lacroix negó con la cabeza. —Porque no lo van a creer. No sin pruebas. —Entonces muéstrelas. Lacroix se levantó con torpeza. Caminó hacia una lámina de Kandinsky, mal colgada.La apartó.Detrás, una caja fuerte empotrada. Tecleó el código.Abrió.Sacó un sobre.Dentro, una memoria USB.Y una fotografía vieja. Luis la tomó con cuidado.Era en blanco y negro.Una mesa de conferencia. Cinco personas. En el centro, un rostro que conocían. Gabriel lo reconoció al instante.Se le endureció la mandíbula. —Él no puede ser. —Lo es —susurró Lacroix—.No sale en actas. No firma nada. Nunca ha tocado una cuenta.Pero sin él, nada se mueve. —¿Cómo lo llaman? —El Preceptor. En los correos cifrados, solo eso. Pero su nombre real... Lacroix conectó la USB a su portátil.Abrió un único archivo.Un PDF con varias páginas de correspondencia y estructuras societarias. En la primera página, destacado en el margen, un nombre.Solo un nombre. Gabriel lo leyó.Su rostro se volvió de piedra. —Ahora todo encaja. Marcos, desde el fondo, murmuró: —Esto ya no es una operación financiera.Es una estructura de poder. Y en el centro, como un arquitecto de sombras:El Preceptor. Continuará...
Campox2 04/06/25 06:41
Ha respondido al tema TechSolucionesFin y Dienthea: duda acerca de una app financiera
Llevo muchos años viendo cómo nacen, crecen y desaparecen plataformas como esta. Y lo que estás describiendo es un patrón de manual de estafa: supuestos beneficios fáciles, grupo de WhatsApp con gente hablando maravillas, nombres genéricos e imposibles de verificar, promesas de tarjetas regalo, puntos, QR, IA mágica... y cero transparencia. ¿Dónde está la empresa? ¿Quiénes son? ¿Tienen licencia de la CNMV o de algún regulador serio? ¿Por qué no aparecen en ningún sitio oficial ni se puede verificar quién está detrás? Te lo digo sin rodeos: esto huele a chiringuito financiero desde lejos. Hoy no te piden dinero, pero lo harán. Y cuando lo hagas, lo perderás. Así funciona el guion: primero la confianza, luego el sablazo. Y lo peor es que después vendrán los lamentos: “Me han estafado”, “Nadie me avisó”, “¿Qué puedo hacer ahora?” Pues ahora es cuando puedes hacer algo: no seguirles el juego. Porque esto no es inversión, es una trampa. Si quieres aprender a invertir, hay muchos sitios serios, regulados y con contenido de calidad. Esto no lo es. Yo que tú, no solo me alejaba de esa app, sino que también avisaba a los que tengas cerca para que no caigan. Y si te aburres y no quieres perder dinero, solo perder tu tiempo te puedes leer: https://www.rankia.com/foros/bolsa/temas/6725127-juego-brokers-historia-venganza-trampa-mundo-trading
Campox2 03/06/25 07:10
Ha respondido al tema TechSolucionesFin y Dienthea: duda acerca de una app financiera
He buscado en Linkedin sobre la empresa y no he encontrado nada. Si veo su equipo de dirección tienen los apellidos más comunes de España: Equipo de dirección de TechsolucionesfinNo quiero ser desconfiado, pero no he encontrado a ninguno de ellos en Linkedin. Ni a Lopez, ni a Sanchez, ni a Rodriguez, ni a García. En España una web en la que hablan de finanzas sin un aviso legal empieza a escamar. ¿Cómo has llegado a esta empresa y qué es lo que te ofrece?
Campox2 02/06/25 22:37
Ha respondido al tema El juego de los brokers: Una historia de venganza y trampa en el mundo del trading
La Fundación Aristeia ocupaba un edificio de piedra gris en Josefstadt, con una placa de bronce junto a la puerta:"Für humanitäre Entwicklung und soziale Gerechtigkeit in Europa." Gabriel, Luis y Marcos llegaron sin cita previa.No esperaban que los recibieran.Pero lo hicieron. Un asistente joven, educado hasta el exceso, los condujo por un pasillo silencioso.Obras de arte contemporáneo colgaban de las paredes: geometrías limpias, sin alma.Todo olía a dinero sin urgencia. Los esperaba el director, Konrad Felder. Alto, rostro de mármol. Una voz perfectamente controlada, sin acento reconocible. —Nos han dicho que están haciendo preguntas. Sobre nuestra actividad financiera —empezó, sin sonreír—. Espero que no sea una investigación formal. —Todavía no —respondió Gabriel. Felder inclinó la cabeza, como quien recibe una amenaza suave y toma nota. —Somos una institución privada. Filantrópica. Independiente. No tenemos nada que ocultar, pero tampoco nada que explicar.Y les daré un consejo: no todas las verdades están hechas para ser reveladas. Luis lo miró sin parpadear. —¿Eso es una advertencia? —Eso es... un consejo europeo. Como los de antes. De los que evitaban guerras. Y funerales innecesarios. Marcos jugaba con un bolígrafo. Fingía distraerse. Pero su mirada se detuvo en una carpeta abierta, sobre un aparador, a espaldas de Felder.Un nombre resaltado en un documento impreso: Fundación NOVA TERRA — Genève Contact: Dr. S. Lacroix No fue más que un segundo.Pero suficiente. Gabriel se levantó. —No queremos molestar. Solo entender. Si no hay más que hablar, no hay problema. Felder sonrió, sin calidez. —Hay temas que, al tocarlos, te convierten en parte de ellos.Y no todos sobreviven a eso. El asistente los acompañó hasta la puerta.Cuando salieron, el cielo se había encapotado.Nadie habló durante dos calles. Luego Marcos soltó, con calma: —Ginebra. NOVA TERRA. Lacroix. Luis asintió. —Y si Aristeia era la fachada, puede que esa sea la caja fuerte. Gabriel sacó el móvil. Abrió una carpeta cifrada. —Hora de mirar en Suiza. Pero esta vez... sin llamar a la puerta. Continuará...
Campox2 01/06/25 12:54
Ha respondido al tema El juego de los brokers: Una historia de venganza y trampa en el mundo del trading
La niebla no se había disipado del todo cuando salieron del Landtmann.Marcos notó primero la figura.Cruzó la calle a contraluz, sin prisa, sin interés aparente.Abrigo azul oscuro.Zapatos brillantes.Guantes de piel. Gabriel no miró directamente. Habló bajo: —Nos están siguiendo. El del abrigo azul. Luis, sin girarse, deslizó la pregunta: —¿Döring? —No. Este no es de su estilo —respondió Gabriel—. Este no quiere que lo veamos. Solo que lo sintamos. Caminaron hasta el Ring. Doblaron en Schottengasse.La figura seguía a una distancia medida.No se ocultaba. Tampoco se acercaba. En la parada del tranvía, Luis cambió de acera.La figura no reaccionó.Marcos se detuvo a mirar una vidriera.La figura también. Cuando tomaron el metro en Herrengasse, pensaron haberlo perdido. Pero al llegar al apartamento alquilado, en Margareten, encontraron la puerta entornada.Nada forzado. Nada revuelto.Solo una hoja impresa, colocada con delicadeza sobre la mesa de la cocina. "No pregunten por Aristeia.No vuelvan a buscar a Döring.No vuelvan al Landtmann.No tienen ni idea de lo que están tocando." No estaba firmada.Pero olía a tabaco rubio y a legalidad distorsionada. Luis apretó los dientes. —Nos están marcando el perímetro. Marcos revisó su portátil: sin rastro de acceso. Pero habían estado allí. De algún modo. Gabriel recogió la hoja. —Si tenían miedo, ya nos habrían silenciado.Esto es otra cosa. —¿Qué? —preguntó Marcos. Gabriel se giró. —Un aviso. Y un test.Quieren saber si seguimos.O si nos asustan. Luis fue a la ventana.En la esquina, una silueta se subía a un coche negro sin distintivos. —¿Y si lo hacemos? Gabriel respondió sin dudar: —Entonces, ahora empieza de verdad. Continuará...
Campox2 31/05/25 23:33
Ha respondido al tema El juego de los brokers: Una historia de venganza y trampa en el mundo del trading
Viena despertaba con niebla.En el Café Landtmann, la porcelana vibraba sutil bajo el murmullo de conversaciones, cucharillas, y periódicos desplegados.Gabriel fue el primero en entrar.Luis y Marcos llegaron siete minutos después, separados.La mesa 6 estaba junto al ventanal. Döring ya estaba allí. Traje gris, bufanda de cashmere, y una copa de coñac sin tocar. Sonrió, sin calidez.—Pensé que no vendrían.Gabriel se sentó sin saludar.—Pensamos que no estaría tan puntual.Döring se encogió de hombros.—Cuando uno se mueve en ciertos niveles, la puntualidad no es cortesía. Es obligación. Luis apoyó en la mesa un pequeño estuche. No lo abrió.—Queremos saber por qué aparece su firma vinculada a Orbis. Por qué Orbis paga a una pantalla en Vaduz. Y por qué esa pantalla aparece en los papeles de fundación de Capital Investment Europe.Döring observó el estuche.—No está mal. Para amateurs.—No somos amateurs —dijo Marcos—. Somos persistentes.Döring sonrió, pero no era una sonrisa amable.—Les voy a hacer un favor. Uno solo. Porque me recuerdan a mí cuando era joven: idealistas, suicidas, y con una tendencia molesta a conectar puntos que otros prefieren ignorar.Gabriel lo miró sin parpadear.—No queremos su simpatía. Queremos su información.Döring apoyó ambas manos sobre la mesa.—Entonces escuchen. Hay un nombre que no encontrarán. No en bases de datos, no en estructuras legales, no en actas. No está porque no necesita estar. Y si alguien lo nombra, es porque está demasiado lejos o demasiado muerto como para importarle.Silencio.—¿Está hablando del número uno? —preguntó Luis.Döring lo miró por primera vez con seriedad.—Estoy hablando de alguien que juega en otra escala. Lo que ustedes llaman corrupción, él lo llama orden. Lo que ustedes llaman dinero, él lo considera residuo.Gabriel se inclinó.—¿Nombre?—¿Nombre? —repitió Döring, con una carcajada seca—. Si supieran el nombre, ya estarían muertos. O peor: tentados.Se levantó. Dejó un sobre bajo la copa intacta.—Pista gratis. Pero tómenlo como advertencia:no lo sigan por ego.No lo sigan por venganza.Y, sobre todo… no lo sigan sin comprender el juego.Porque si no entienden el juego, ustedes son solo fichas.Y se fue. Sin mirar atrás.Gabriel abrió el sobre.Dentro, una hoja.Un nombre. No un nombre personal.“Fundación Aristeia” Dirección en Viena. Y un símbolo: dos serpientes entrelazadas.—¿Qué hacemos? —preguntó Marcos.Gabriel guardó el sobre.—Jugamos. Pero a nuestra manera.Continuará...
Campox2 30/05/25 07:24
Ha respondido al tema El juego de los brokers: Una historia de venganza y trampa en el mundo del trading
Tres días después, Viena amanecía con su cielo plomizo y su silencio elegante.Gabriel y Marcos caminaban por la Ringstrasse, envueltos en abrigos largos y un murmullo de dudas.Tenían un nombre: Stiftung Orbis. Y una dirección: un edificio anodino en Josefstadt, sin placa, sin timbre, sin historia en internet. —¿Una fundación sin actividad pública, sin rastro digital y con sede en Viena? —murmuró Marcos, escaneando discretamente la fachada. —Eso es como gritar que eres invisible —respondió Gabriel. La abogada griega les había filtrado dos documentos sellados que mencionaban transferencias recurrentes desde C.I.E. hacia Fundación Stiftung Orbis.Cantidades modestas. Disimuladas.Pero regulares.Dieron una vuelta más a la manzana. El edificio tenía cámaras, pero ninguna señal de movimiento.Un buzón sin nombre.Una puerta de cristal esmerilado. Gabriel se agachó, fingiendo atarse el zapato, y deslizó un sobre por debajo de la puerta.Dentro, una nota manuscrita:“Queremos hablar. Sabemos lo de Luxemburgo.” Horas después, mientras tomaban un café en un bar cercano, Gabriel recibió un mensaje.Número oculto.Solo decía: “Mañana. 10:00. Café Landtmann. Mesa 6.” Viena era, de pronto, menos elegante.Y la arquitectura... más parecida a una trampa. El apartamento en el que se refugiaban en Viena era pequeño, alquilado por horas, y tenía una mesa redonda de madera agrietada. Sobre ella, extendido como un cuerpo abierto, estaba el mapa de relaciones: C.I.E., Dragomir, Döring, la fundación Orbis, y un borrador de estructura en Luxemburgo que la abogada griega les había dibujado a mano. Gabriel se quitó las gafas y respiró hondo. —Esto no es una red financiera. Es un espejo roto. Cada fragmento muestra algo diferente, pero ninguno deja ver el rostro entero. Luis revisaba en su portátil los pocos datos que lograron extraer de los documentos de Orbis. El resto, cifrado o destruido. —Döring fue cuidadoso. Usó proxies jurídicos, consultoras satélite, pero lo más interesante es esto —Luis giró el portátil—: uno de los pagos de Orbis en Viena sale hacia una firma en Vaduz, pero la titularidad última... aparece en una fundación panameña. Marcos cerró el cuaderno donde apuntaba a mano lo que iban cruzando. —Panamá, Vaduz, Luxemburgo, Viena... Esto no es dinero. Es una huida. Alguien está borrando sus huellas desde hace años. —O está a punto de mover algo importante —añadió Gabriel. —¿Y si es una tapadera para operaciones políticas? —aventuró Marcos. Silencio. Gabriel miró el mensaje de móvil una vez más.Mañana. 10:00. Café Landtmann. Mesa 6. —¿Vamos armados? —preguntó Luis, sin ironía. —No. Vamos lúcidos. —Gabriel deslizó una foto en la mesa—. Este es Döring hace cinco años en una cumbre de seguridad energética. Estaba al lado de un ministro que luego acabó en el consejo de C.I.E. Marcos se inclinó hacia la imagen. —¿Y si Döring no es el número dos, sino el ujier de entrada al número uno? Gabriel asintió. —Justo por eso iremos. Pero no con preguntas. Con certezas. Hay que hacerle entender que sabemos más de lo que parece. Lo suficiente para que no nos quiera enemigos. —¿Y si intenta asustarnos? —preguntó Luis. —Que lo intente. Pero que también entienda esto: no estamos solos. Y si nos pasa algo, alguien más tiene copia de todo. Esa noche durmieron por turnos.El amanecer de Viena no trajo respuestas.Pero sí, muchas más preguntas. Continuará...
Campox2 29/05/25 07:42
Ha respondido al tema El juego de los brokers: Una historia de venganza y trampa en el mundo del trading
Era jueves.Cielo bajo, gris metálico.El tipo de día en que Luxemburgo parece el escenario perfecto para una transacción encubierta.O una traición elegante.Niklas Döring entraba cada mañana a las 8:42 en el edificio Parc Central 21, zona de Kirchberg. Siempre el mismo traje. Siempre sin maletín. Auriculares. Café en mano. Reloj sin marca visible.Luis lo llamó "el tipo que se entrena para pasar desapercibido".Instalaron una microcámara en la recepción del parking.Marcos obtuvo la autorización extraoficial de un contacto en fiscalía luxemburguesa. Gabriel viajó hasta allí con una misión clara: observar, escuchar, no intervenir.Pasaron cuatro días.Döring no salía a comer.Pedidos internos.Las cámaras solo lo captaban en tres momentos:entrada, café a media mañana, salida puntual a las 18:02.El viernes, una novedad.Salió antes de tiempo.Sin móvil.Sin reloj.Solo una carpeta azul.Se dirigió caminando al centro.Café Konrad, Rue du Nord. Una elección curiosa: discreto, pero frecuentado por diplomáticos y periodistas.Gabriel lo siguió.Sin contacto visual.Solo espera.Döring pidió espresso doble.Se sentó al fondo.Sacó la carpeta.Papeles. Gráficos.Y un sobre con el logo de una antigua consultora alemana ya disuelta.Gabriel decidió arriesgar.—¿Señor Döring?Niklas lo miró.Como si ya lo esperara.Pero no dijo nada.—Solo quiero entender.No busco escándalos. Ni venganza.Busco al que está arriba.Usted... usted opera, ¿verdad? Pero no manda.Una pausa.Döring bebió el café.Dejó la taza en silencio.—¿Usted cree que yo decido algo?Yo... administro el caos. Para eso me pagan.Gabriel no se movió.—Pero usted sabe quién manda.Döring lo miró, esta vez sin disimulo.Una mirada seca, quirúrgica.—Usted no entiende.Esto no es una organización.Es una arquitectura. Y los arquitectos... no figuran en los planos.Tomó un sorbo de café.Guardó los papeles en la carpeta azul con parsimonia.—Le daré un consejo, por cortesía, no por simpatía.No siga tirando del hilo. No está hecho para esto. Los que lo están... no hacen preguntas en cafeterías.Gabriel lo sostuvo con la mirada.—¿Es una amenaza?Döring sonrió apenas.Un gesto hueco.—Es una advertencia.Hay gente a la que no se busca. Ni con órdenes judiciales. Ni con ideales. Porque no están al final del camino. Están por encima del camino.Se puso de pie, dejó el dinero en la mesa. Y justo antes de alejarse, dijo en voz baja:—Si insiste…Empiece por una fundación. En Viena. Pero no vaya solo. Y no espere salir con todas las respuestas.Y se fue.Así, Gabriel se quedó con el eco de esas últimas palabras. No una pista. Una grieta. Y al otro lado, algo que ya lo estaba observando.Continuará....
Campox2 28/05/25 07:08
Ha respondido al tema El juego de los brokers: Una historia de venganza y trampa en el mundo del trading
Elena no hablaba con dramatismo.Era peor: hablaba con precisión.Sin adornos. Sin necesidad de convencer. —La mayoría de los flujos salían de CIE hacia estructuras puente en Chipre o Malta, ya lo sabían. Lo que no sabían es adónde llegaban después. Sacó un pendrive.Solo contenía una hoja de cálculo. —Esta es la matriz de coordinación. Internamente la llamaban “Delta”. Miles de celdas.Pero una pestaña resaltaba: "Relay Entities". —Cada vez que una operación debía desvincularse de CIE —por razones de auditoría, compliance o exposición mediática—, se triangularizaba a través de estas firmas pantalla. Una destacaba entre todas:Marentis Capital S.à.r.l. Luxemburgo. Inscrita en el registro mercantil con objeto genérico: “asesoría financiera internacional”. Un despacho, dos empleados, cuentas en tres bancos. Y, sin embargo, movía millones en operaciones cruzadas. —¿Qué relación tiene con CIE? —Oficialmente, ninguna.Extraoficialmente, era la firma de evacuación. Cuando una filial estaba en problemas, cuando había que desviar beneficios, cuando se necesitaba pagar favores... Todo pasaba por Marentis. —¿Quién la administra? —Aquí es donde se complica. Les mostró el extracto notarial.El administrador formal era un testaferro panameño.Pero en los documentos internos de CIE, cuando había que mencionar coordinación operativa con Marentis, aparecía un solo nombre:N.D. A veces escrito a mano. Otras como nota al margen: “→ confirmar con N.D. antes de transferir”. —Este es su centro de control.No está en Malta, ni en Suiza.Está en Luxemburgo.Y ahí, tal vez, se le pueda ver la cara. Los días siguientes fueron un rompecabezas diplomático. Luis se ocupó de la traza bancaria.Gabriel, del rastro societario.Y Marcos, de interpretar los silencios de los papeles. Todo apuntaba a una oficina discreta en Kirchberg.Cuarta planta. Sin letrero.Despacho compartido con otras cinco empresas tapadera. —Es un edificio de espejos.Entras y no ves nada.Pero dentro… está el operador real. Una noche, Elena les envió un mensaje: “Lo tengo. Un email interno. Un acta de reunión informal. Un nombre completo. No es panameño. No es suizo. Es europeo. Y tiene vínculos con más de un país.” —¿Y cómo se llama? Elena dudó un segundo.Luego escribió: “Niklas Döring.Exdirector de estrategia de una firma alemana de defensa.Ahora 'consultor independiente'.Es el Número 2.Y no opera solo.” Ahora lo sabían:el coordinador existía. Tenía rostro. Nacionalidad. Trayectoria. Y si estaban en Luxemburgo, estaban en su terreno. Pero más allá de Döring, todavía faltaba una capa más profunda. Porque ni siquiera él tomaba las decisiones finales. Eso lo haría otro.El del apodo sacrílego.El que nunca aparecía en actas.El que ponía y quitaba piezas como si fueran fichas. Continuará...
Campox2 27/05/25 07:46
Ha respondido al tema El juego de los brokers: Una historia de venganza y trampa en el mundo del trading
"Trabajo en C.I.E. Vi su mapa.No sabían ni la mitad.Si puedo salir de aquí con seguridad, les doy el resto." Había enviado ese mensaje cifrado al buzón anónimo que usaban para contactar con potenciales informantes.No firmó con su nombre. No dijo su cargo.Solo dejó una huella: una imagen de una minuta de consejo de administración con marcas rojas.Suficiente para entender que no estaba mintiendo.Suficiente para saber que estaba dentro. Ella era la pieza que faltaba. Y también la más frágil. — Su nombre era Elena Vassileiou. Abogada griega, 36 años, parte del equipo legal interno de Capital Investment Europe. Oficialmente, responsable de compliance. Extraoficialmente, testigo silenciosa de una estructura de poder que no estaba en los organigramas. Los tres se reunieron con ella en un piso protegido en Estrasburgo. —¿Por qué ahora? —Porque he visto cosas que no se borran.Porque han empezado a tapar huellas.Y porque sé que ustedes ya tienen a Dragomir… pero se equivocan si creen que eso acaba la historia. Gabriel se adelantó: —¿Quieres decir que no es el jefe? —¿Dragomir? No.Era valioso. Tenía carisma. Sabía moverse entre brokers, intercambios, blanqueadores.Pero era una pieza.Un gestor de fachada con licencia para ser visible. Nunca fue quien diseñó esto. Abrió su mochila y colocó cuatro carpetas numeradas: 1. Actas del Consejo Fechas, firmas digitales, decisiones opacas. Una constante: presencias fantasma en las reuniones. Personas que hablaban, sugerían, dirigían… pero nunca quedaban registradas formalmente. —Había un grupo que no firmaba. No votaba. Solo influía.Lo llamaban “el Comité de Supervisión Externa”.Nunca vi sus nombres. Solo siglas. 2. Contratos de asesoría Firmados desde paraísos fiscales por Dragomir, sí. Pero también por otros apoderados. Uno en particular: N.D. —Siempre aparecía como “coordinador de operaciones” en las estructuras donde Dragomir figuraba. —¿Quién es? —preguntó Luis. —No lo sé. Pero Dragomir respondía ante él. Siempre. 3. Presentaciones internas Algunas con lenguaje tan técnico que solo un insider de banca estructurada las entendería. Pero había una anotación manuscrita que destacaba: “Validado por N.D. – circular solo con el círculo interno. No archivar en red.” 4. La matriz de control Un Excel. Filiales. Cuentas. Flujos. Y una leyenda al pie: "El beneficiario formal no equivale al beneficiario efectivo. Coordinación final: C.G." —¿Quién es C.G.? —preguntó Gabriel. Elena bajó la voz: —Nadie en la empresa lo ha visto en persona.Pero Dragomir lo mencionó una vez, borracho, en una cena con traders.Lo llamó "el Contable de Dios". Silencio.Ese apodo no estaba en ninguna base de datos.Pero lo decía todo. Ahora lo entendían:Dragomir era un puente. Entre el mundo real y el sistema oculto. El rostro visible que podía caer, sin que la cabeza se viera comprometida. Y el rastro conducía a dos siglas:N.D. – el coordinador. C.G. – el contable. El juego no había terminado.Solo acababan de ver el tablero completo. Continuará...