Campox2
28/05/25 07:08
Ha respondido al tema
El juego de los brokers: Una historia de venganza y trampa en el mundo del trading
Elena no hablaba con dramatismo.Era peor: hablaba con precisión.Sin adornos. Sin necesidad de convencer. —La mayoría de los flujos salían de CIE hacia estructuras puente en Chipre o Malta, ya lo sabían. Lo que no sabían es adónde llegaban después. Sacó un pendrive.Solo contenía una hoja de cálculo. —Esta es la matriz de coordinación. Internamente la llamaban “Delta”. Miles de celdas.Pero una pestaña resaltaba: "Relay Entities". —Cada vez que una operación debía desvincularse de CIE —por razones de auditoría, compliance o exposición mediática—, se triangularizaba a través de estas firmas pantalla. Una destacaba entre todas:Marentis Capital S.à.r.l. Luxemburgo. Inscrita en el registro mercantil con objeto genérico: “asesoría financiera internacional”. Un despacho, dos empleados, cuentas en tres bancos. Y, sin embargo, movía millones en operaciones cruzadas. —¿Qué relación tiene con CIE? —Oficialmente, ninguna.Extraoficialmente, era la firma de evacuación. Cuando una filial estaba en problemas, cuando había que desviar beneficios, cuando se necesitaba pagar favores... Todo pasaba por Marentis. —¿Quién la administra? —Aquí es donde se complica. Les mostró el extracto notarial.El administrador formal era un testaferro panameño.Pero en los documentos internos de CIE, cuando había que mencionar coordinación operativa con Marentis, aparecía un solo nombre:N.D. A veces escrito a mano. Otras como nota al margen: “→ confirmar con N.D. antes de transferir”. —Este es su centro de control.No está en Malta, ni en Suiza.Está en Luxemburgo.Y ahí, tal vez, se le pueda ver la cara. Los días siguientes fueron un rompecabezas diplomático. Luis se ocupó de la traza bancaria.Gabriel, del rastro societario.Y Marcos, de interpretar los silencios de los papeles. Todo apuntaba a una oficina discreta en Kirchberg.Cuarta planta. Sin letrero.Despacho compartido con otras cinco empresas tapadera. —Es un edificio de espejos.Entras y no ves nada.Pero dentro… está el operador real. Una noche, Elena les envió un mensaje: “Lo tengo. Un email interno. Un acta de reunión informal. Un nombre completo. No es panameño. No es suizo. Es europeo. Y tiene vínculos con más de un país.” —¿Y cómo se llama? Elena dudó un segundo.Luego escribió: “Niklas Döring.Exdirector de estrategia de una firma alemana de defensa.Ahora 'consultor independiente'.Es el Número 2.Y no opera solo.” Ahora lo sabían:el coordinador existía. Tenía rostro. Nacionalidad. Trayectoria. Y si estaban en Luxemburgo, estaban en su terreno. Pero más allá de Döring, todavía faltaba una capa más profunda. Porque ni siquiera él tomaba las decisiones finales. Eso lo haría otro.El del apodo sacrílego.El que nunca aparecía en actas.El que ponía y quitaba piezas como si fueran fichas. Continuará...