Por cambiar un poco de tema, creo que no os he contado mi visita a Austria con intento de vacunación.
Aprovechando que iba a Viena hice el papeleo para vacunarme allí con Novavax, que pinchan oficialmente desde finales de febrero. En los formularios indiqué que quería vacunarme con Nuvaxovid y me salió cita para el día y sitio concretos.
Cuando me presento allí con mi resguardo me dicen "Pfizer, ¿no?" Y yo: "No, Nuvaxovid". A mi compañero le dicen directamente que ni hablar. A mí, como había tenido reacción adversa con Moderna, me pasan con una médica. Me pregunta que por qué quiero vacunarme con esa, que Pfizer es la opción indicada. Hablo un rato con ella, pero, claro, mis razones no pueden pasar por encima de su protocolo, la falta de estudios en Europa y el evitarse cualquier tipo de marrón, encima con una guiri.
En resumen, que no, que solo se la ponen a gente que no les pueden meter las otras, que apenas la ponen. Y que en mi caso, que llevaba una de cada, ni de coña, que no hay estudios sobre ello. Y me fui sin vacunarme de la tercera. Me dijo que volviera en otoño que tendrían la nueva de Pfizer adaptada a las nuevas variantes.
En Barcelona ya os conté que la unidad de inmunodeprimidos de mi hospital que en teoria debería tenerla no han visto ni una.
Pues esa es la situación en Europa. Pfizer tiene la sartén por el mango.
«Después de nada, o después de todo/ supe que todo no era más que nada.»