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                                       FERNANDO ESTEVE MORA

De todo el mundo es sabido que en la Naturaleza existen  dos sistemas o estrategias genéricas de reproducción, por lo que hay que entender  mecanismos o formas de convertir recursos en nuevos individuos. Una de esas estrategias es del tipo "producción -o mejor, reproducción- en masa" . Es esta la estrategia "elegida" por las especies en las que las madres producen una cantidad enorme de nueva progenie, de  "hijos", normalmente en forma de huevos a punto de eclosionar,  huevos o nuevos retoños poco o nada desarrollados, que son abandonados a su suerte de modo que la "selección natural"  permite al final que sólo sobrevivan, crezcan y lleguen a ser adultos y puedan a su vez reproducirse a unos cuantos, aquellos que tuvieron  más suerte para eludir a sus predadores. Las hembras del salmón y de la inmensa mayoría de peces, las de las arañas,  las moscas y  mosquitos, mariposas, etc., etc. son tan sólo auténticas "fábricas de huevos" homogéneos, poco diferenciados los unos de los otros por lo que los que sobrevivan lo deberán no a sus cualidades personales sino al azar. Al azra de no tropezarse con un depredador. Es esta estrategia, la de "reproducción en masa",  la estrategia reproductiva más habitual en la naturaleza. En ella, si bien las hembras invierten una mínima cantidad de energía y recursos en cada una de las crías, el coste agregada es sin embargo elevado pues la inmensa mayoría de esas crías no llegan a una edad adulta.

La "otra" estrategia reproductiva, la habitual en las especies "superiores" es una estrategía de "producción -o reproducción- controlada y especializada", en la que las hembras (y muchas veces también los machos) invierten una elevada cantidad de sus recursos (energía y tiempo) en el cuidado, mantenimiento y enseñanza de las muy escasas crías (a veces sólo una a lo largo de toda su vida) que generan. Dicho de otra manera, en las especies que "eligen" esta estrategia reproductiva, los "padres" invierten  diferencialmente en sus retoños para trasmitirles una ventaja diferencial, unas cualidades, que les permitan superar a sus competidores en la "lucha por la vida". Aquellos que logren sobrevivir y medrar no se lo deberán po tanto tanto al azar, a la suerte, sino a sus capacidades particulares, las que logran tanto por sus peculiaridades genéticas como por la inversión que en ellos hacen sus "padres"  en forma de mejores alimentos o mejor formación para enseñarles a competir con sus congéneres de la misma especie.

La tasa de mortalidad "infantil" de esta estrategia reproductora es, claramente, muchísimo más baja que la correspondiente a la de la estrategia de "reproducción en masa"en Esta es, obviamente, la estrategia reproductiva de la especie humana. Es, obviamente también, la estrategia de las especies más inteligentes o capaces intelectualmente pues el asumirla (aún sin entenderla conceptualmente)  implica cierto -digamos que- "entendimiento"  de la temporalidad y por ello de la conexión entre la inversión de recursos que se hace hoy alimentando, protegiendo y educando a  un desvalido individuo y el resultado futuro en forma de un individuo adulto que ocupa una posición superior en la escala trófica.

Resulta ahora muy fácil pues es evidente, el trasladar esta conceptualización de los procesos de reproducción del terreno de lo biológico al terreno económico. A fin de cuentas, y como siempre han señalado los economistas liberales, el Mercado no sólo es sino que  debe ser como la Naturaleza, de modo que como en ésta,  operan y deben operar sin freno en los mercados unas presiones (las presiones competitivas) semejantes a las de la "selección natural" que Darwin descubriera en la Naturaleza, que, premiando a aquellos mejor adaptados,  regulan en cada especie el  número de quienes viven y se reproducen. De igual manera, y es algo de lo que siempre se han sentido orgullosos los economistas liberales, la libre competencia en los mercados "selecciona" a los mejores empresarios, a los más adaptados, a los más aptos.

¿Seguro? Veamos qué nos enseña a este respecto la estrategia "reproductiva" que sigue la "especie empresarial". Pues bien, no parece haber la menor duda que los empresarios, como especie, han optado por comportarse al igual que lo hacen las especies inferiores en la Naturaleza pues usan del mismo tipo de estrategia reproductiva, la de la "producción en masa"..

Basta para así calificarla el conocer algunos hechos elementales y bien conocidos pero poco comentados de lo que pudiera denominarse como "demografía empresarial". No sólo en nuestro país, sino que es algo generalizado en todas las economías de mercado (y más en aquellas que políticamente más tratan de adecuarse al modelo más liberal de mercados desregulados) que más del 35% de los "proyectos empresariales" no supera los tres años de vida,  que la mitad no pasa de su octavo año, y que sólo un tercio llegan a cumplir los 12 años de vida económica, y ello sin contar con el elevadísimo número de empresas zombi o empresas fantasmas, que siguen legalmente vivas aunque sin ninguna actividad económica, pues  de considerarlas "muertes" como lo están económicamente ello  haría aún mucho más bajas las tasas de supervivencia empresarial. En suma, una tan elevada tasa de mortalidad infantil empresarial apunta inequívocamente a una clara carencia de especialización y formación por parte de la llamada clase empresarial a la hora de formar nuevas empresas.

La implicación biológica/económica de este hecho es obvia. Frente a las ínfulas de grandeza en forma de autoloas a su emprendimiento, su capacidad, su preparación, su inteligencia y demás lindezas que suelen dedicarse cuando están juntos y que tantos economistas académicos como fieles palmeros aplauden a rabiar, los empresarios son biológicamente nada distintos a las sardinas o a las arañas: meras máquinas de generar montones y montones de "empresas" mal diseñadas y nada preparadas para sobrevivir en la Naturaleza-Mercado. Cierto que algunas, las menos, logran sobrevivir una decena de años, pero ello no se debe sino al azar, a la suerte como les pasa a los individuos que en la Naturaleza siguen la misma estrategia reproductiva. No por lo general, o sea no en la mayor parte de los casos  a que tengan una ventaja diferencial en forma de más eficiencia  sobre las que fracasan y mueren. Cierto también que, como pasa en la Naturaleza, también en el Mercado sucede que la muerte de unos permite sobrevivir a otros de modo que la quiebra de las muchas supone ventajas para las empresas sobrevivientes, pero esto no impide que en el balance global el mecanismo empresarial de reproducción masiva sea demasiado costoso e ineficiente.

Obsérvese aquí de paso que algunos de los países asiáticos en los que se han dado en las últimas décadas  los llamados y admirados "milagros económicos" los han podido hacer porque fomentaron desde los poderes públicos  un cambio radical en la estrategia reproductiva empresarial de forma que, en vez de seguir la de tipo "reproducción en masa" como defienden los economistas liberales, se orientaron hacia  una de "reproducción especializada" en la que desde el Estado se cuidaba y mimaba desde su nacimiento a las empresas que se estimaba estratégicamente  básicas desde un punto de vista social y por ello merecedoras de ayuda, defensa y desarrollo. 

Una implicación de lo anterior es que  no se debe prestar la menor atención a los empresarios así en general cuando hablan de cosas económicas y menos todavía seguir sus consejos. Tienen sencillamente "cerebros de mosquito" a este respecto por lo que nada sustancial puede esperarse de ellos.  El hecho de haber sobrevivido en los mercados no se debe por lo general a que sean más aptos o mejores en lo suyo sino, repito, como sucede a los sobrevivientes de las especies que usan de la estrategia de "reproducción en masa" a la mera y simple suerte por  lo que esa supervivencia no enseña nada, como nada sensato cabe esperar en principio que diga sobre asuntos económicos  alguien que sí tiene mucho dinero pero es porque lo ha ganado en la lotería. De igual manera, el que hayan los empresarios de éxito hayan hecho "dinero", el hecho de que hayan triunfado, en nada presta en principio sensatez o valía a sus opiniones o creencias sobre cómo gestionar la economía. E, incluso, no sólo no habría que prestar atención a sus opiniones sino que hay razones para pensar que quiźas sí que habría que prestarla, sólo que en un sentido negativo, como indicación de lo que NO habría que hacer, del camino que no habría que seguir. Pero dejaré este tema para otro post.

(Una acotación adicional a este respecto. Que la suerte juega un peso determinante en la exitosa vida económica de los empresarios de éxito es algo que sabe todo aquel que conozca personalmente a alguno, y es algo a lo que la literatura académica ha empezado a prestar atención recientemente. Véase, por ejemplo, el texto de Robert Frank   

 "Success and Luck: Good Fortune and the Myth of Meritocracy" de 2016) 


Para acabar. Soy consciente de que al decir lo que acabo de decir digo una suerte de  blasfemia pues nada gusta en estos estúpidos tiempos tanto a empresarios, políticos de derecha y también de izquierdas, periodistas y comunicadores e incluso "académicos " (como ya he señalado) que ponerse a los pies de los empresarios de éxito  y aceptar sus generalmente banales opiniones sobre la economía  como auténticos Evangelios y Verdades Divinas Reveladas y de obligado cumplimiento. Pues bien, me declaro "blasfemo" y a mucha honra.  Tampoco estoy solo en ello. El gran John Maynard Keynes, quiźas  el mejor economista de todos los tiempos, ante la crítica que una vez le hiciera un periodista en el sentido de que si los hombres de negocios eran tan estúpidos como él (Keynes)  pensaba, ¿cómo era que obtenían beneficios?, le replicó: "Muy fácil. Compiten contra otros hombres de negocios". Definitivo, ¿no?
                                                                 (continúa en el siguiente post)

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  1. en respuesta a Fernan2
    -
    #10
    Gamestop
    13/06/23 21:17
    Se nota que la vida aún no te ha dado la coz
  2. #8
    13/06/23 11:33
    Al amigo Gamestop le pierden las formas pero estoy de acuerdo con él.
    Yo también soy empresario y conozco empresarios de todo tipo de pelaje. Gente que nunca arriesgará más de lo asumible e irá pasito a pasito, gente echá palante que dará el paso que nadie se atreve a dar, gente con un olfato innato para los negocios, tiburones que van arrasando con la competencia, gente que funciona gracias a los contactos,etc...
    La suerte también influye, pero como en la vida o en el juego. Si quieres llevarte un premio de la lotería primero tienes que jugar, de lo contrario es imposible que te toque.
    Es el problema de los teóricos de la Economía, que no han gestionado una empresa en su vida (ni lo harán nunca), el papel lo aguanta todo, pero hay que pisar tierra, o será como pasa con un ingeniero mecánico que en su vida se haya puesto a desmontar o reparar un motor, solo sabrá teoría.

    Y en cuanto a considerar a Keynes como quizás el mejor economista de todos los tiempos, pues dice mucho de la mentalidad (así está el mundo ahora), me inclino más por la Escuela Austriaca.

    Aun así, este empresario con cerebro de mosquito-tigre agradece el artículo por su intención de salirse de la caja. Saludos

  3. Top 25
    #7
    12/06/23 14:00
    Y aquí un buen ejemplo de lo que dice el post... empresario de éxito, con cuatro baneos ya en Rankia, y luciendo educación a ver si le cae el quinto.
  4. en respuesta a Elsuperamic
    -
    #6
    Gamestop
    12/06/23 01:00
    Que el éxito de una empresa no obedece al mérito??? Poco has cabalgado y luchado tu por sacar algo adelante. Mi empresa tiene 11 años y los cinco primeros fueron trabajando 12 horas al día de lunes a domingo. Ahora me toco los huevos a dos manos. Claro no fue por mérito propio, fue porque vino la virgen María no te digo... Y como yo muchos.

    Y el empresario en la mayoría de los casos es bastante más listo que los que trabajan para el, sino sería al revés. Por mucho que joda a rojos y comunistas esa es la realidad.

    O soy yo más tonto levantándome 4.000€ al mes que un empleado que cobra 1200 partiendose la espalda.

    Veis muchas peliculas
  5. #5
    Gamestop
    12/06/23 00:52
    Menudo analfabeto estás hecho ( faltando lo mínimo posible y bastante menos de lo que faltas tu) por gente como tú me da vergüenza ajena pertenecer a esta sociedad

    Yo soy empresario hace mucho. Si quieres compartimos cartera y rentabilidad en los mercados en los últimos diez años a ver quién tiene el cerebro de mosquito
  6. #4
    11/06/23 20:32
    Sin duda la inteligencia y el conocimiento aportarán algo. Lo que no parece es que estadísticamente sea tan relevante. La estupidez no ayuda. Si uno quiere poner un negocio de artículos de lujo parece importante decidir en que calle se va a ubicar, ya que puede ser decisivo. Esto eliminará a los más incapaces. Pero son muchos los que actúan de una manera razonable y pocos los que llegan. Lo más significativo es que aparte de algunas obviedades nadie tiene el conocimiento  de lo que va a pasar, ya se sabe que los economistas son magníficos profetas del pasado. ¿Cuántos negocios se abren cumpliendo con todos los requisitos de lo que según el conocimiento de ese momento serían necesarios para ser un éxito y fracasan? ¿Cuántos supuestos visionarios acertaron por chiripa? Recuerdo el estudio que hizo Kanemann en una empresa de brokers. Su supuesto conocimiento especializado no valía para nada. Estupendo artículo.
  7. #3
    09/06/23 22:23
    El artículo sería mucho más interesante si fuera fuera mucho más breve. Por otra parte, hay cosas que chirrían mucho. Qué co.. es eso de que la suerte determina el éxito de las empresas? A veces sí, en segmentos como la moda, arte y demás... pero, en general, ni por asomo. Claro que los empresarios no son más listos que los demás. Lo que ocurre es que los que sobreviven sí que lo son. ¿Cómo puede decise que la supervivencia de una empresa es cosa de simple azar? ¿Tuvo suerte Stephenson al forrarse con su empresa al ser el primero en construir una línea de ferrocarril? ¿O quizá si qué era un poco más listo que los demás o más aplicado? La lista de empresarios de éxito por méritos propios es larguísima. La de empresarios de éxito por suerte no creo que lo sea, salvo que sea por la suerte de pertenecer a tal o cual partido.
    Cierto es que el empresario español medio no tiene nada que ver con el empresario modélico. Su éxito no obedece al mérito, aunque tampoco a la suerte, sino a los contactos y demás pero esto es un problema cultural, el mismo problema que tiene el autor de este artículo, en mi opinión.

    Buenas noches.
  8. Top 25
    #2
    09/06/23 13:57
    De todos modos, espero ese otro post donde se explica que son un indicador contrario, suena interesante!
  9. Top 25
    #1
    09/06/23 13:56
    Yo creo que la suerte influye mucho en casi todos los aspectos de nuestra vida; más de lo que nos gustaría reconocer. Decisiones importantes como la pareja que eliges, el trabajo que escoges, o el piso que te compras, pueden salir bien o mal por factores que están completamente fuera de tu control.  Y eso sin entrar en cosas como una enfermedad grave, o que alguien se salte un semáforo y se te lleve por delante, o en algo tan simple como haber nacido en un país sin guerras ni miseria generalizada.

    Pero dicho esto, también tengo que decir que la suerte lo normal es que unas veces te da y otras te quita, mientras que los méritos o deméritos propios tienden a ser consistentes en una dirección, por lo que a lo largo de una larga trayectoria suelen tener bastante impacto como para servir de indicativo razonable de los méritos de alguien. Yo personalmente prestaría atención a lo que diga un Amancio Ortega o un Juan Roig, que han sido capaces de levantar un imperio y de triunfar también en otras facetas (no es lo mismo que un Botín que le viene de herencia), igual que escucho con atención a Warren Buffett o Charlie Munger.