Garicano y Sala i Martín se enzarzan en una discusión vía twitter a cuenta de Cataluña; el segundo se niega a un debate en televisión porque el primero es un matón de barrio y prefiere que antes tengan un debate académico que es “como lo hacemos los científicos”.
Y claro, el problema es que estamos ante un monopolio de manual, en el que dos Bancos Gigantescos negocian con un ayuntamiento las tarifas que se aplicarán a unos consumidores que no tenemos muy fácil el enterarnos ni tan siquiera de las tarifas
Cada una de estas entidades tiene una participación de una empresa y cada uno de los bancos facilita los datos de la misma empresa. El problema es que parece difícil defender que todos estén hablando de la misma constructora y mucho menos que estemos hablando de una empresa que se ha salvado de la disolución
La economía española está centrada en la prestación de bienes y servicios básicos y en toda clase de negocios en torno a la administración pública (revisen el IBEX 35 y piensen lo que queda después de quitar concesionarias, constructoras de obras públicas y oligopolios que presten un servicio básico con una fuerte regulación)
La Comisión Europea nos dice que no pasa nada por tirar directamente los recursos al mar (en una playa que afirma que tiene agua de mala calidad y en la que no hay ningún aviso para bañistas) y de las veces que he pasado por allí no he visto ni actividad ni ningún rastro de que se esté usando o almacenando absolutamente nada
En los próximos meses nos tocará recrudecimiento de la campaña sobre las pensiones en la que nos explicarán las ventajas de los sistemas de capitalización y la insostenibilidad del sistema de reparto que tenemos en España.
En 2010 se puso de moda el concepto de “guerra de divisas”; por aquel entonces nos encontrábamos con unas monedas que se estaban devaluando frente a otras Sin embargo, resulta sorprende la utilización de este término, pues el hecho de que unas monedas se devalúen frente a otras no significa que se produzca una guerra de divisas; es lo normal. Por otro lado, cuando Estados Unidos lanza
En el tramo final de los 90, la aportación del ladrillo a la economía rondó el 15%, un nivel que se disparó hasta alcanzar el 21% del PIB en los años 2006 y 2007. Es decir, entonces, el peso de la construcción era más del doble del que registra ahora.
Hoy nos encontramos con toda una serie de medidas consideradas como ortodoxas en base a la consideración de “legítimas, correctas o verdaderas”. El reciente caso de Grecia puede ser considerado el más paradigmático: el consenso nos muestra que Grecia se ha rendido a las únicas soluciones posibles
Tarde o temprano tendremos que preguntarnos lo que propuse en el post de “¿Para que sirve la especulación?”. Y luego toca aclararnos, porque lo que no tiene sentido es que primero los salvemos y luego nos cuenten que quieren acabar con ella.
O bien todo el mundo cree que se va a demandar mucho más petróleo del que se puede ofertar en octubre de 2015 (dentro de un mes) o bien se ha intervenido con “extrañas razones opacas y sin lógica de mercado aunque no Chinas” para que aquellas entidades que hayan invertido en materias primas no tengan que asumir unas pérdidas brutales.
Dudo mucho que exista alguna persona que se sorprenda si comienzo un post explicando que los bancos centrales de todo el mundo (y en particular el BCE) están especialmente interesados en que los sueldos siempre (incluso cuando exista deflación) se contengan o bajen.
En definitiva, voy a soltar otra perogrullada; la M3 se está incrementando; y se está incrementando porque este agregado incluye la cantidad de dinero que inyecta el BCE. Sin embargo llama poderosamente la atención los hechos de que los crecimientos de las partidas de la base monetaria sean mucho mayores y que además se estén acelerando
Debemos liberalizar de verdad todos los sectores de bienes privados, no dedicarnos a las liberalizaciones a la española, y de esta forma lograr que la innovación en la economía real, que no es otra cosa más que conseguir los mismos productos con menos recursos, logren liberar posibilidades para la expansión de nuevos sectores y avanzar realmente.
Michael Porter estableció la clasificación de los mercados en función de las barreras a la entrada y salida que presentaban. Partía de la premisa de que tal circunstancia es la clave para diferenciar el grado de competencia en los mercados.