Hace días que estoy con “la mosca detrás de la oreja”, en relación a la actuación del equipo de gobierno del Ajuntament de Barcelona, ya nos mosquea a algunos que en una ciudad de 1.650.000 habitantes no se pueda encontrar a una persona igual de válida para ciertos asuntos, que el compañero sentimental de la Sra. Colau, en fin esto ya lo comenté aquí La mujer del César .... *194* , pues nada, otra para redondear "las presuntas tonterías".
Veamos este artículo de opinión. Publicado hoy en La Vanguardia, edición impresa, página 24
OPINION
Un mal negocio
La nueva política del gobierno municipal de Barcelona en materia de turismo empieza a tener sus primeras consecuencias negativas para el conjunto de la ciudad. Los inversores del proyecto de transformación del edificio del Deutsche Bank en un hotel de lujo, en una de las esquinas más preciadas de la capital (Diagonal-paseo de Gràcia), se han visto obligados a descartar esta opción ante la obsesiva oposición del Ayuntamiento a todo lo que huela a sector turístico o que atraiga a visitantes de alto poder adquisitivo.
La operación hotelera que el grupo KKH intentaba realizar conllevaba unos beneficios sociales que iban más allá del propio interés particular de los inversores y que seguía en el modelo de colaboración público-privada sobre el que Barcelona ha creado escuela. Así, dos entidades de la ciudad, como los Lluïsos de Gràcia y la Fundació Pere Tarrés, propietaria de los antiguos talleres Masriera, han visto cómo el bloqueo municipal al hotel del Deutsche Bank ha dado al traste con la inyección millonaria que iban a recibir gracias a la operación urbanística abortada.
Ahora, el gobierno que lidera la alcaldesa Ada Colau ha prometido buscar fórmulas para resolver el futuro de estas entidades, que sin ese dinero procedente de ladenostada inversión turística deberán replantearse sus proyectos sociales y culturales. Pero lo que más incomprensible resulta de la decisión municipal de impedir el mencionado hotel es que el Ayuntamiento no evitará que el lujo se instale en el edificio, ya que los inversores han cambiado su plan hotelero por el de transformar el inmueble en pisos de alto standing. Es decir, habrá lujo de todas formas, pero con la diferencia de que aportará muchos menos beneficios para la ciudad porque se habrán esfumado los 500 empleos directos que el hotel iba a crear y se habrán volatilizado los 195 millones de euros de inversión prevista.
Nada más acceder al poder, el gobierno municipal tomó la decisión de decretar una moratoria de un año sobre la apertura de nuevos equipamientos hoteleros, y tres meses después todavía no se ha abierto el debate del modelo que se pretende implantar. En este sentido, será interesante conocer los motivos políticos de esta animadversión, más allá del aparente resentimiento, hacia el sector turístico, que supone el 15% del PIB de Barcelona. No hay que olvidar que el Consistorio ha gozado de una buena salud económica durante la crisis gracias, en parte, a esos ingresos de la industria del turismo que han servido, a su vez, para dedicar recursos a iniciativas sociales y redistributivas de esa riqueza.
Ya comenté en el post 195 de 14 de julio de 2015, que esto me parecía una solemne barbaridad, lo observemos desde cualquier óptica política, sea ésta de derechas, de izquierdas, de centro …. Cualquier iniciativa en genérico que suponga entrada de recursos en una ciudad difícilmente va a contar con la oposición de nadie, salvo a los interesados directos que puedan observar que su negocio tendrá una competencia no deseada, o mayor de la que tenía.
Antes dije “en genérico”, porque cosa distinta van a ser las formas, la reglamentación, etc., en lo cual sí que existirá debate.
En 2013, Barcelona era una de las 10 ciudades más visitadas del mundo, no sé si ahora es la sexta, la séptima o la tercera, y me da lo mismo, el mero hecho de ser una ciudad de relevancia mundial ya me vale, esto no es “la liga de las estrellas” y ser primero o quinto es bastante irrelevante, al margen de la curiosidad estadística.
La marca “Barcelona” nos hace un favor a todos, primeros a la propia Barcelona, obviamente a Catalunya, no todos los visitantes de la ciudad, llegan y se van, hay otros que siguen y “aprovechan” para hacer turismo en otras ciudades o pueblos cercanos, y por simple extensión “la marca” ayuda a toda España, si va gente a Barcelona “alguna cosa cae” en el resto de España, por ejemplo si es un crucero que amarra en el puerto, la probabilidad que en el paquete turístico entre Palma de Mallorca existe, y si han llegado en avión al aeropuerto Adolfo Suárez – Barajas, para ir luego a Barcelona, que se consuma en Madrid, no es precisamente algo baladí. Puede que sea “indirecto”, o no muy relevante, pero no equivale a cero ni de lejos.
Otro hecho, y aquí sí que coincido con la Sra. Ada Colau, es que el tema de los “pisos o apartamentos turísticos” necesita un “restore” importante, lo que no es posible, es que cualquier propietario pueda alquilar su vivienda, habitaciones en ella u otra vivienda que tenga en propiedad, como si de un hotel se tratara, sin garantías de ningún tipo, para empezar de seguridad, siguiendo con las molestias a los vecinos de la comunidad o a todo el vecindario, obviamente sin regular, controlar que de alguna forma es un negocio, y por tanto sujeto a sus impuestos. Vale, de acuerdo “hay que meter mano ahí, en serio, y para ya mismo”, sobre lo cual vamos a coincidir muchos, empezando por la oposición política en el propio consistorio.
Ahora bien, meter a todo en el mismo saco, me parece una solemne tontería, hay varios tipos de turismo, todo respetable, pero que la regulación no puede ser la misma, o como poco su tratamiento, no es lo mismo que a través de una compañía aérea low cost, se nos presenten 400 turistas, cuyo objetivo es ir de fiesta a Barcelona, aprovechando que las bebidas alcohólicas y los locales de ocio, son más baratas que en sus países de origen, que autorizar un hotel de 5 estrellas en la antigua sede del Deustche Bank, o la Torres Agbar. Todo es turismo y no se trata de decir esto sí, pero aquello otro no, hay formas de regular, moderar, ajustar …. Para tener cabida ambos tipos de turismo, no tal como viene ahora, sino como antes indiqué “regulando, moderando y ajustando”.
Por lo que parece, la Sra. Colau y su equipo, han optado o es la impresión que dan de aquello de
Muerto el perro, se acabó la rabia
Lo cual en mi opinión, al igual que la noticia que ilustra el post, estamos ante una solemne barbaridad, y no pretendo indicar que cualquier edificio que lo solicite pueda convertirse en un hotel, para ello existen las normativas urbanísticas, sin embargo como criterio general, decretar una moratoria en el negocio turístico, sin considerar ninguna otra variable, es eso, una tontería del tipo del título
Podemos y queremos o Ni Podemos ni queremos