Hola. He estado bastante ausente del foro últimamente porque andaba ocupado con otras cosas. Ahora, al ponerme al día, me he encontrado con la cuestión que planteas, que me interesa especialmente y de forma personal.
Hay bastante literatura sobre el tema. Por ejemplo, el famoso “Trinity Study” (descargable
aquí), el de Blanchett et al de Morningstar (
aquí) o el sistema de las cajas (lockbox) de Sharpe (
aquí) por citar algunos. En
este artículo de 2014 se revisa la bibliografía de los 20 años anteriores.
El problema que veo es que uno espere encontrar en estos estudios la fórmula mágica para que sus ahorros, sean de la cuantía que sean, les aseguren una jubilación placentera.
A efectos prácticos, yo lo vengo enfocando de una forma mucho más pedestre. Seguro que me podréis indicar deficiencias y mejoras.
Parto de dos premisas:
Primera premisa (una obviedad): hay lo que hay. Hay un capital y hay unas necesidades. Y lamentablemente puede ser que no cuadren, por muchos números que uno haga o ingeniosas fórmulas de capitalización o descuento que uno aplique. Para darle un nombre científico a esta premisa, la podemos llamar “principio de no hay más cera que la que arde”.
Segunda premisa: no procede plantearse como objetivo o requisito mantener intacto el capital. Lo primero y principal es atender a las necesidades y bienestar del titular de los ahorros. De hecho, la repetidamente aludida “regla del 4%”, así como todos los estudios sobre el asunto parten de la base de consumir todo el capital. Si al fallecimiento queda algo, bienvenido sea. Y si no, también. Nombre científico: “principio de la caridad bien entendida empieza por uno mismo” (versión más bruta: “principio del que venga detrás que arree”).
Sobre esta base, procedemos como sigue:
1º) Calculamos un presupuesto anual para gastos corrientes y una previsión de ingresos. El problema surge, obviamente, cuando los ingresos no alcanzan y hay que complementarlos con un suplemento procedente de retiradas de la cartera. Como aproximación sencilla, calculamos para cuántos años de suplemento dan los ahorros haciendo una simple división. Por ejemplo, si los ahorros son 75.000 € y el suplemento anual necesario son 5.000 €, daría para 15 años (lo que implícitamente está suponiendo que los ahorros serán capaces de revalorizarse al mismo ritmo que la inflación). No es mucho, pero como decía al principio, hay lo que hay, por mucha ingeniería financiera que queramos hacer. Se puede tratar de ajustar los gastos, pero sólo hasta cierto punto. Y no me refiero a un punto de mera supervivencia. En mi opinión, si hay que pasar penurias, que sea más adelante, porque (1) siempre cabe la esperanza de que las cosas vayan mejor y (2) lo principal: hay un dato fundamental que desconocemos y es si seguiremos vivos para entonces. Bonito estaría que pasásemos penurias para que al final resulte que sobraba capital.
Luego, a medida que van pasando los años, vamos recalculando con datos actualizados para cuántos años darían todavía los ahorros y llegado el caso (por ejemplo, a cinco años vista o así) podríamos plantear medidas más drásticas. Es decir, medimos los ahorros en unidades de tiempo (años) más que en unidades monetarias.
2º) Apartamos tres años de suplemento de ingresos. Un año para los gastos corrientes del año entrante, que se dejan en liquidez, de modo que su disposición no perturbe durante el año la gestión de la cartera. Y otros dos años en activos de muy bajo riesgo como “buffer” de reserva. El resto se invierte. Y aquí viene la dificultad y, en cierto modo, la paradoja. Si tienes ahorros para muchos años, arriesgas menos, pero si tienes para pocos, tienes que arriesgar más y al propio tiempo tienes que vigilar mucho más la cartera.
3º) Cada año se retira el suplemento para el año siguiente. Con la particularidad de que si la cartera ha registrado pérdidas, se retira del “buffer” de reserva, a fin de darle a la cartera la oportunidad de recuperarse.
Como decía, es una forma muy pedestre y estoy abierto y deseoso de recibir sugerencias de mejora por parte de quienes tengan también experiencia en esto.