Los ganadores
Uno de los motivos por los que Rusia no entró en recesión como consecuencia de las sanciones occidentales fue porque, además de saltarse las sanciones, entró en economía de guerra. Y la economía de guerra genera crecimiento. Y parece que ahora le toca el turno a Europa.
Cuando se habla de economía de guerra se tiende a pensar en los fabricantes de armamento, que obviamente son los más beneficiados, pero se olvida el beneficio indirecto para muchos otros sectores. Tengamos en cuenta que cuando inyectas 800.000 millones de euros en la economía, aunque inicialmente lleguen sobre todo a las empresas de armamento, eso luego se “contagia” a muchos otros sectores. A los fabricantes de equipos, al sector tecnológico, al sector aeroespacial, etc. Y si entra dinero en el sistema, gran parte acaba en los bancos, que a su vez tienen más dinero para prestar, etc., etc. Con independencia de que el origen de esa actividad económica sea más deuda, no deja de ser un círculo de crecimiento económico.
Lo que hace más atractivo el cambio de rumbo en Europa es que esta inyección de dinero la hará salir de la “euroesclerosis” en la que la han situado los políticos a base de excesos burocráticos e impositivos y falta de apoyo al empresariado. El potencial de subida de un valor tiene mucho que ver con el margen de mejora. La situación europea es tan desastrosa que, a poco que se haga, se notará mucho en su tejido empresarial. Y se va a hacer bastante.
Además, el programa económico de la CDU, el partido ganador de las elecciones alemanas, no tiene nada que ver con el del partido que lideraba Angela Merkel. Este es un programa de apoyo a las empresas, reducción de la burocracia, de los impuestos y, en general, de dinamizar la economía. Combina muy bien económicamente con el proceso de rearme.
Pero no acaba ahí el “furor” de gasto público del nuevo gobierno alemán. También se lanzan a renovar las infraestructuras del país. Alemania va a crear un fondo de 500.000 millones de euros para inversión en infraestructuras.
Muchas empresas y muchos sectores productivos se van a beneficiar del rearme europeo y del incremento del gasto público y hay que aprovecharlo, entre otras cosas, porque lo vamos a pagar todos vía deuda, como veremos más adelante.
Además, ahora tenemos en España fondos cotizados, más conocidos como ETF, que permiten un abanico mayor de inversión sectorial.
Perdedores
Los perdedores son los bonos de la eurozona. Especialmente los de largo plazo. Tratándose de Europa, no podíamos esperar que toda esta inversión fuera a venir de la iniciativa privada. Esto se va a financiar con nueva deuda. Mucha deuda. Y los recursos los distribuirán los gobiernos entre las empresas en base a un plan establecido por los políticos.
Estamos hablando de un nivel de deuda que en Alemania ha requerido el voto conjunto de CDU y SPD con la mayoría que tienen actualmente y sin esperar a la formación de las nuevas cámaras, porque la que ha salido de las elecciones no sería suficiente. Estamos hablando de un cambio de paradigma que, “de facto”, elimina el pacto de estabilidad presupuestaria que, con sus más y sus menos, rige desde la crisis del euro. Y que solo se había saltado a estos niveles con motivo de la pandemia.
Estamos hablando de un cambio histórico: históricamente negativo para el mercado de bonos europeos de largo plazo. Los plazos cortos y medios lógicamente se ven menos afectados.
Los ciudadanos no son conscientes de que existe un límite a lo que se puede endeudar el Estado, lo cual es curioso, porque todo el mundo lo entiende cuando piensa en su economía doméstica. Pero los mercados sí que se dan cuenta cuando se traspasan determinadas líneas rojas. Si cogemos por ejemplo el caso de Alemania, no veíamos un impulso al déficit público similar desde la reunificación alemana. Y Alemania es el ancla del equilibrio presupuestario en Europa. Ahora habrá que decir que “era”.
A los 800.000 millones de endeudamiento conjunto de la eurozona para armarse frente a la supuesta amenaza rusa hay que añadir el fondo alemán de 500.000 millones para infraestructuras. Y ese dinero se pretende obtener emitiendo deuda pública u otras formas de endeudamiento, como bonos emitidos por el Banco Europeo de Inversiones u otras instituciones financieras paneuropeas. Es lógico que los mercados se asusten. Cuando se debe mucho dinero, la calidad crediticia se resiente.
De hecho, al eliminar el techo de gasto, las posibilidades de endeudamiento alemán son casi ilimitadas. Se estima que podría llegar a ser de 1 billón de euros. Con las cifras que conocemos, el ratio Deuda-PIB pasaría del 63 % al 84 %, según el consenso de analistas consultado por el Financial Times. Y en este tipo de cálculos el consenso no se equivoca tanto, puesto que trabaja con datos conocidos. DWS habla de un 70 %. En época de la reunificación alemana era del 41 % y pasó al 60 %.
Prueba de que el mercado es consciente del cambio es que, al día siguiente de producirse el anuncio alemán, el precio del bono con vencimiento a 10 años, que es el valor de referencia en la renta fija europea, tuvo una caída que no se había visto desde los años 90 (gráfico 1, gráfico de velas). Y lógicamente tendrán que pagar más para financiarse en los mercados, porque esto reduce su calidad crediticia. Y por eso la subida del tipo de interés ha sido espectacular.
Gráficos 1 & 2: Precio & tipo de interés del bono alemán con vencimiento a 10 años
Fíjense a continuación en el gráfico n.º 3, cómo cambia la cifra de déficit de Alemania en base a estimaciones relativas a este futuro gasto militar y en infraestructuras. Habría que remontarse al año 1993, cuando los compromisos financieros de la reunificación alemana se incluyen en la deuda del país.
Gráfico n.º 3: Estimación del déficit futuro de Alemania como porcentaje del PIB
Obviamente, todavía no se conocen los detalles y por lo tanto la estimación es solo eso, una estimación, pero basta con saber las cantidades de las que estamos hablando porque en el corto y medio plazo es con lo que se va a quedar el mercado: con el nivel de deuda que se va a emitir.