Me alegra ver que los trabajadores publicos por lo menos, somos capaces de defender algo de lo publico como el sistema de reparto intergeneracional y solidario que funciona y es necesario y sostiene la economía.
El que abre el hilo también vive de ello por ser un enfermo que ha trabajado.
La libertad es poder elegir entre lo publico y lo privado y no solo sobre esto último y que hagan negocio con nuestra salud y nuestra educación.
Cambiar lo que no funciona esta bien, pero no cambiar lo que ha funcionado siempre y son bienes publicos con los que no se deberia traficar.
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LECCIONES DEL FRACASO DEL MODELO CHILENO DE PENSIONES (PRIVADAS)
A partir de estos presupuestos fuertemente ideologizados se construye un modelo de pensiones en el que el inicio de una actividad profesional implica la elección por el trabajador de una AFP en la que se constituye una cuenta individual de capitalización para la protección de las contingencias de jubilación, incapacidad permanente y supervivencia.
Esta cuenta se nutre de dos tipos de recursos: uno, las cotizaciones(aportaciones) de los trabajadores, que suponen un 10% de su salario y cuyo coste es asumido por ellos exclusivamente sin que las empresas aporten nada a estos efectos, algo que no ocurre en ningún otro país de la OCDE.
Y, otro, los rendimientos que genera la inversión de los fondos acumulados –principalmente en bancos y grandes empresas chilenas–. Sin olvidar que de ahí se han de descontar las (altas) comisiones que soportan también íntegramente los trabajadores, es indudable que el modelo diseñado ‘favorece’ el ahorro y el desarrollo de un gran mercado de capitales con fondos acumulados por valor de un 62% del PIB chileno.
Pero no es oro todo lo que reluce…
A la vista de lo anterior, no parece exagerado concluir que el modelo de capitalización individual chileno es un fracaso.
Por eso, a la hora de plantear a la opinión pública, europea y española, la necesidad de recortar los sistemas públicos de pensiones de reparto sería bueno que los defensores de la capitalización no ocultaran a los ciudadanos los graves inconvenientes que este cambio trae consigo.
Porque, más allá del formidable negocio que la privatización –parcial, siquiera– de las pensiones puede generar para algunos, la experiencia chilena pone de manifiesto el coste que un cambio así podría significar para muchos pensionistas en términos de pobreza, desigualdad y cohesión social.
http://agendapublica.elpais.com/lecciones-del-fracaso-del-modelo-chileno-de-pensiones-privadas/
Un saludo