Coincido contigo en que es cierto que mientras en África el virus se expendía, desde aquí la preocupación se aproximaba a cero. Una semana de titulares de prensa, de cabeceras televisivas y g0odbye ébola.
Él paralelismo con el sida y el transcurso de los acontecimientos en éste y aquel caso es innegable. Sólo cuando el "primer mundo" recibe el golpe, empezamos a pensar en hacer las cosas como deberían haberse hecho muuuuucho tiempo atrás.
La táctica del avestruz, ya no cuela.
Por otra parte, la gestión ministerial y de las autoridades sanitarias en este caso concreto ha sido una grandísima chapuza, cuyo alcance no podemos determinar porque, por desgracia y por su actuación neglitente, depende del puro azar, algo que en situaciones de este tipo debería de quedar descartado.
Aquí los culpables no son, en ningún caso, ni la auxiliar infectada, ni los religiosos fallecidos, ni los ciudadanos que defendían su repatriación. Los culpables son, en primer lugar y como responsable máxima de la gestión del traslado, la ministra Mato y, detrás de ella, todas aquellas autoridades sanitarias que no han sido minuciosos para que dicho traslado se verifique en condiciones de máxima seguridad y que no han facilitado al personal sanitario la formación y medios suficientes para evitar el contagio, pero, parece ser que hasta ahora ninguno da un paso al frente y se dedica a la contemplación de las plantas caducifolias en otoño, siguen en sus puestos como si tal cosa.
Saludos.