Re: "Un futuro distinto, distinto, ¡DISTINTO!"
Cáritas nº 447, Marzo 2004, pg. 5 www.caritas.es
PRINCIPIO DE MILENIO
He aquí que tenemos que seguir pensando sobre cómo seguir viviendo en cristiano otro siglo más y no morir en el intento. Y es que no lo tenemos nada fácil. Según resulta del final del anterior se nos han colado, como de rondón, dos aspectos fundamentales de la cultura dominante (neoliberalismo, que se dice) y que para un cristiano que quiere serlo no deja de resultar amenazante.
AGUSTÍN RODRÍGUEZ TESO.
Sin necesidad de detenernos ni enredarnos en grandes consideraciones, podríamos resumir diciendo que nuestra realidad personal se puede sentir fuertemente amenazada.
De un lado vivimos una cultura basada, de manera radical, en relaciones establecidas desde la desconfianza: esposos que no se fían unos de otros, hijos que no confían en sus padres ni estos en sus hijos, vecinos que se miran con recelo, etc.
Pero claro, esto no acaba, en el ámbito de relaciones más públicas, seguimos con lo mismo. ¿Quién se fía hoy de los políticos? ¿Y de los sindicatos? No hay manera.
Los ciudadanos desconfiamos de la Administración y esta, ni que decir tiene, no se fía de los ciudadanos. Por menos de nada, hoy puedes ser considerado terrorista o poseedor de armas de destrucción masiva y te encuentras con una guerra preventiva a poco que te descuides.
Porque, ¿qué se escondía detrás del ``decretazo´´ sino la creencia firme y decidida de que todo español es sospechoso de defraudar a la seguridad social?, o ¿qué hay detrás de la sospecha de que si duermes en un Parque Natural vas a destrozar el entorno? Es mejor prohibir de manera clara y decidida.
De otro lado somos fruto de nuestras conquistas: por fin se ha conseguido que cada cual tenga reconocidos derechos inalienables. Tenemos muchos derechos, infinitos derechos, tantos... que al fin cualquiera que quiera relacionarse conmigo es fácil que vulnere alguno. Y alguien olvidó educarnos en la capacidad que tenemos de renunciar a nuestros propios derechos en virtud de algún otro bien.
Así las cosas, aún es posible tener un mal rato y ponerte a leer y REENCONTRAR LOS ORÍGENES DE LO QUE SOMOS. A veces, incluso pensamos. Y recordamos estupefactos aquello de que somos imagen de Dios y de Dios Trinidad.
Que somos creados a su imagen y por lo tanto ``personas´´. Y ser persona es aquello de ``ser en relación´´.
Pero cuando resulta que nuestras relaciones se basan en la desconfianza y en la hipertrofia de nuestros derechos personales, ¿qué queda de lo que realmente decimos los cristianos que somos?
Andorrear por este principio de milenio tiene que hacer que cambiemos cosas. En este mundo de desconfianzas y derechos superdesarrollados ¿seríamos capaces de imaginar la posibilidad de un espacio humano donde unos se fíen de otros?, ¿podríamos soñar, siquiera, con un núcleo de relación donde seamos capaces de renunciar a nuestros derechos personales por cederlos a intereses y mejoras de personas y colectivos?
Podría ser una bonita manera de soñar la Iglesia, aunque no creo que el mentado neoliberalismo se pusiese contento y nos dejase muy en paz.
Y eso porque es como la Bestia del Apocalipsis, con capacidad para hacer la guerra a los santos e incluso vencerlos.
Pero no hay que tener miedo a esa Bestia. Hace siglos que encontramos la posibilidad de sobrevivir en catacumbas, y puede que vuelva a ser momento de meternos bajo tierra y resistir para que permanezca en la memoria de la historia la posibilidad de un hombre/mujer distintos, capaces de encontrarse, de alentarse, de vivir y soñar juntos un futuro distinto, distinto, ¡DISTINTO! Necesitamos espacios donde poder respirar a gusto sin que nos tosan consumo y privacidad.
Y lo mejor es que es posible, hermanos, es pocsible: si Dios está con nosotros ¿quién podrá estar en contra nuestra?