Buenas tardes,
Lo del aceite de colza fue muy curioso, hasta el síndrome toxico prácticamente nadie había oído hablar de una planta oleaginosa que se llamaba colza y que daba aceite. Conocíamos los aceites de oliva, girasol, soja y los muy cafeteros el de cacahuete, ¿pero de colza?
Nos pasó después con el fletán, yo en mi vida había oído hablar de un pescado que se llamaba fletán hasta el conflicto con Canadá, que es cuando nos enteramos que muchos de los filetes de lenguado que comprábamos en la pescadería de lenguado no tenían nada.
El aceite de colza no es que fuera tóxico per se, el problema es que los franceses lo desnaturalizaban añadiendo anilina para que no se derivara al consumo humano y solo se usara en la industria sustituyendo a aceites minerales.
Al desnaturalizarlo hacia que tuviera sabor y olor horrible (a pescado podrido), y aquí llegan los “listos” que lo compran muy barato, le dan unos tratamientos químicos tratando de quitar la anilina -se quitaba casi toda- pero los ácidos grasos que ya había “sueltos” y los que salieron al descomponerse una pequeña parte del aceite reaccionaron con la anilina dando productos muy tóxicos aun en baja concentración, las anilidas.
Y ahora os cuento una cosa que pasó, que en su día me hizo pensar, como los españoles somos como somos y la gente no sabía si el aceite que había comprado, fundamentalmente en mercadillos, pero también bien embotellados en tiendas era malo, se negaba a deshacerse de él, el gobierno estableció un sistema de cambio gratuito, la gente llevaba su aceite malo y les daban aceite de oliva bueno.
Una señora con visión, como su marido tenía un furgón estableció el negocio, compraba aceite del que podía ser toxico a todo el mundo, pues no iban a desplazarse con garrafas de 5 litros de aceite hasta los puntos de cambio, y antes que tirarlo lo vendía barato. Esta señora lo cambiaba por aceite de oliva bueno y luego lo vendía, evidentemente mucho más caro que el de colza que había comprado, posiblemente a las mismas personas.
Luego llegamos los rankianos y vamos buscando depos mejores e incluso descubrimos los tintos.
Somos meros aprendices mal que nos pese.