Bienvenidos al mercado de valores español, donde las únicas empresas que cotizan son aquellas que han dominado el arte de la autofinanciación por fe.
No son compañías de crecimiento, no. Son empresas zombie que llevan tres años jugando al escondite con la quiebra. Y lo hacen con el truco más elegante del mundo: la ampliación de capital perpetua.
¿Nuestros resultados operativos? ¡Caja cero! ¿Nuestros beneficios? ¡Magia! Cada tres meses abrimos la hucha para que los inversores más valientes nos compren la siguiente ronda de supervivencia. Es el único modelo de negocio: diluir y pedir.
La Gran Pregunta Filosófica del Inversor: Si la ampliación de hoy es peor que la de ayer, y el valor de la acción es un tobogán... ¿Cómo se supone que esto va a subir? Amigos, es que ustedes no lo entienden. El precio bajo es la clave para la siguiente ampliación. ¡Es un sistema perfecto que premia el hundimiento!
El secreto de esta maravilla contable está en la nevera de la dirección financiera: el famoso "Activo Inmaterial de I+D". Llevamos tres años apuntando en el balance proyectos que ni siquiera le venderíamos a nuestro cuñado, pero nos permiten presentar unos beneficios tan relucientes como un billete falso. ¿Que la investigación nunca se materializa? ¡Qué más da! Es un activo, es arte conceptual. ¡Y el auditor lo firma!
Al Auditor: Gracias por certificar nuestro principio de "empresa en funcionamiento". Funciona, claro, porque cada tres meses encontramos un nuevo tonto que paga la factura.
Al Asesor Registrado: Su due diligence ha sido impecable. Tan impecable que han ignorado la realidad financiera con una elegancia digna de Hollywood.
Y mención especial a la joya de la corona: los analistas. Queridos gurus de las finanzas, si llevan tres años publicando precios objetivo que tienen que bajar cada trimestre, mientras insisten en el "Comprar", es hora de que entiendan algo: su reputación ya no se tasa en la bolsa. Recójanla, pónganle un precio ridículo, y véndanla en el mercadillo. Es el único activo que les queda.
En conclusión, empresas como Substrate son la prueba de que en el BME Growth, el único requisito para cotizar es tener una buena impresora para emitir acciones y una gran fe.
¡Que siga la fiesta... hasta la próxima ampliación! ¿A que precio?
Por supuesto mas abajo del actual.
A ver si algún día, dejan salir a los presos, y aparece la pasta desaparecida, entre tanta circuito de empresas, y tanto hombre paja.