La nueva precariedad laboral: los fijos discontinuos aumentan un 1.000% desde que gobierna Sánchez
Los datos de empleo de abril han traído consigo un hito muy claro: el auge de los contratos indefinidos, que no tiene precedentes en la historia de España. Casi la mitad (el 48%) de los firmados ese mes fueron indefinidos, cuando habitualmente, en años anteriores, no solían representar más del 10%, y a pesar de que en abril suelen primar los temporales por los contratos de la hostelería, que aumentan durante la Semana Santa.
En total, fueron 700.000 contratos indefinidos nuevos firmados en este mes. Un récord: en los meses de abril de los últimos 20 años, nunca se crearon más de 200.000 puestos de trabajo indefinidos. Se trata además de un dato muy positivo para el Gobierno, ya que el principal objetivo de la reforma laboral que se aprobó en diciembre -pero que entró plenamente en vigor a final de marzo- era reducir la tasa de temporalidad.
En España, en 2020 el 25% del total de trabajadores asalariados tenía un contrato temporal, una media muy superior a la europea, que se situaba en el 13,6%. Solo Montenegro registraba una tasa más elevada entre los Veintisiete, algo que preocupa a la Comisión Europea y también al Ejecutivo patrio, puesto que suponía uno de los focos más importantes de precariedad laboral. La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha insistido repetidamente en ello: planificar un proyecto de vida es complicado si la inestabilidad está en el centro de la vida profesional, y eso afecta también al consumo.
La reforma laboral buscaba así potenciar el contrato indefinido frente al temporal, entre otros, reduciendo los tipos de contratos temporales y eliminando uno de los más utilizados, el de obra y servicio,
como ya explicó este medio en diciembre. Además, la nueva ley penaliza a las empresas que abusen de los contratos de menos de 30 días, y aumentó las multas por incumplimiento de estas normas.
Pero los empresarios todavía pueden utilizar contratos temporales, y eso, junto a la situación de
crisis de la Inspección de Trabajo, en números rojos aunque debe velar por el cumplimiento de la nueva ley, generaba dudas y escepticismo entre los expertos: ¿hasta qué punto conseguiría la reforma alcanzar su objetivo?