Lum, a mi modo de ver las cosas, coincido con ser prudente en vez de lanzar las campanas al vuelo diciendo que se va a ganar mucho más, como hacen algunos CEOS de compañías americanas, después pasa lo que pasa y se dan el castañazo. A los inversores les gusta ver que se superan las previsiones por ser prudentes a que se recorten por ser soberbios en las estimaciones de beneficios.
Imaginemos que el presidente ha estimado que alcanzaremos en 2015 los 50 millones de beneficio neto, y ahora resulta que Venezuela salda su deuda, Australia nos reporta 30 millones y el resto de proyectos que están en ejecución nos lleva todo a 120 millones de B.N. en 2015. ¿Habríamos perdido algo?, todo lo contrario, habríamos ganado confianza con la humildad y el valor lo anotaría.
Entre soberbia y humildad en los pronósticos, siempre siempre me decanto por la humildad, y deja que los inversores digan lo que vales, no el presidente. Lo que vale una empresa y lo que valemos cada uno de nosotros lo tienen que decir los demás y nunca uno mismo.
Perdonad la reflexión por lo extensa, pero tenemos que saber esperar, para que no se repita el cuento de la lechera.