La Audiencia Nacional va a investigar al empresario ruso Mikjail Fridman por haber provocado supuestamente el desplome en bolsa de Dia, que se hundió desde su entrada en julio de 2017 más de un 90 por ciento, con lo que pudo quedársela así a precio de saldo. En un auto al que ha tenido acceso elEconomista, la Sala de lo Penal del Supremo dictamina que debe ser la Audiencia y no un juzgado ordinario de Madrid el que abra la investigación tras la denuncia presentada por parte de un accionista minoritario, el abogado Javier Rodríguez Zarzalejos, que acusó a Fridman de haber manipulado el mercado para hacerse con la empresa.
En el auto se explica que "dado el tenor de la denuncia presentada y siempre desde el análisis provisional que el momento exige, se perfila la comisión de un delito de maquinaciones para alterar el precio de las cosas, perpetrado presuntamente por el denunciado Mikhail Fridman, a través de la sociedad Letterone (accionista a su vez de Dia), referido a la pretendida adquisición de la citada mercantil, tras modificar el precio de sus acciones a la baja".
Los magistrados Ana María Ferrer, Susana Polo y Eduardo de Porres Ortiz de Urbina explican que "la estrategia del denunciado, a través de la mercantil Lettrerone, sería (según el informe policial aludido por la denuncia) la de actuar de forma coordinada y concertada mediante un entramado societario criminal, en cuya cabeza se encuentra el mismo Mikhail Fridman, con el fin de: generar una situación de conflicto, provocar situaciones de bloqueo y a su vez de iliquidez a corto plazo en la compañía, con el fin de bajar la cotización de las acciones de la compañía y lanzar una oferta de compra de la compañía depreciada". Para ello, según se explicaba el informe policial y recoge la denuncia, se mezclaban personas físicas y jurídicas de diversas nacionalidades, lo que acrecienta la complejidad de las labores de investigación, según el Supremo.
Entramado criminal
Para el Alto Tribunal no hay duda, por ello, de que debe ser la Audiencia Nacional, y no los juzgados de Madrid, la que deba investigar la caída de la cadena de supermercados, ya que el "comportamiento del denunciado se proyecta como altamente lesivo no sólo para el conjunto de accionistas minoritarios de Dia, sino también para sus trabajadores y proveedores de la citada mercantil". Y todo, al margen de que se "haya producido o pueda producirse una "grave repercusión en la seguridad del tráfico mercantil o en la economía nacional, lo que no sería descartable".
El Juzgado de Instrucción número 4 de la Audiencia rechazó el pasado mes de marzo admitir a trámite esta denuncia al entender que no tenía competencia para analizar los hechos. El titular de este juzgado, José Luis Calama, afirmó que los datos aportados no permitían cuantificar el daño que podría haberse ocasionado a los accionistas y acordó la inhibición a favor de los Juzgados de Madrid. El problema surgió cuando el Juzgado de Instrucción número 18 de Madrid, donde recayó la denuncia tras el rechazo de Calama, consideró que tampoco era competente, ya que, a su juicio, los hechos encajaban en un presunto delito de maquinación para alterar el precio de las cosas y debía ser la Audiencia la que instruyera la causa.
Pérdidas del 90%
Fridman entró en el capital de Dia en el verano de 2017 cuando se hizo con un paquete accionarial por el 10% del capital. Lo hizo por aquel entonces a unos 5,12 euros por acción, cuando la compañía hoy cotiza en 0,44 euros, esto es un 91,4% por debajo. A través de LetterOne el magnate ruso llegó a tener el 29% del capital de la cadena de supermercados, aunque nunca hasta unos meses antes de lanzar la OPA lo hizo de manera directa. Distintos accionistas minoritarios acusaron a LetterOne de estar prestando sus títulos a
Goldman Sachs -hasta el 14% el capital de la compañía- que, a su vez, los estaba prestando en 'corto'. Esta acusación nunca fue respaldada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que no ha encontrado ninguna actuación de dudoso juicio sobre Fridman.
Al desplome de más del 90% de la acción, el inversor que estuviera en Dia con la entrada de LetterOne ha visto cómo se evaporaba el dividendo y este mismo martes asumirá una dilución de casi el 90% si decide no acudir a la
ampliación de capital de 600 millones de euros que la junta de accionistas de Dia aprobará en unas horas.
En total,
Mikhail Fridman se hizo con el control de Dia por 1.370 millones de euros. Teniendo en cuenta el desplome de la acción, con lo que justificó lanzar una OPA a 0,67 euros, la adquisición le ha costado un 63% menos de lo que valía antes de su entrada en la compañía, cuando su capitalización en bolsa se elevaba a 3.735 millones. Es decir, ha invertido casi tres veces menos de lo que le hubiera costado entonces.