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Ahora que parece que es muy posible que Mr. Donald Trump vaya a volver a ser presidente de los Estados Unidos de América, si logra vencer en las urnas a ese bondadoso y muy moral ancianito que es Joe Biden, me he releído por encima lo que escribí allá por el año 2016 como respuesta al miedo que corrió allá por entonces entre las élites pensantes y dirigentes de nuestro país y también entre muchos de sus ciudadanos ante la -para ellos- trágica  posibilidad, que luego se hizo cierta, de que ascendiera  a la presidencia norteamericana. Fue éste:

https://www.rankia.com/blog/oikonomia/3387239-donald-trump-triunfo-empresariado

Como digo, le he vuelto a echar un vistazo y, salvo minucias, sigo estando en total acuerdo con lo que escribió mi yo de entonces ¡Qué respiro dada la tendencia que tengo a llevarme a mí mismo la contraria! Y, no sólo eso, sino que creo que acerté bastante en las generalistas predicciones que allí apuntaba. La tesis de aquel post era muy simple y era que Donald Trump no era ni iba a ser un político al uso, en la medida que su visión del mundo era la de un empresario, y que así había de ser vista su presidencia, como la que haría un empresario que se mete a político pero que no puede dejar de serlo ni porque se lo pide "el cuerpo" ni porque, aunque lo intentase, le dejarían serlo las élites políticas consagradas en Washington.

La "cosa" parece que se repite, y, además, parece que dando la razón una vez más al viejo Marx cuando dijo aquello de que lo que acontece en la Historia como tragedia, cuando se repite lo hace en forma de farsa. Pues bien, ¡ojalá que Marx aquí no se equivoque! Que se repita la Historia y sea no una tragedia mayor que la de antes sino una farsa, un camalache. Y la razón que tengo para ello es que la vuelta de Trump a la jefatura de los EE,UU puede ser en estos tiempos una última señal de esperanza en estos desventurados tiempos que corren dado que lo que nos está faltando en estos tiempos son dirigentes políticos empresariales, es decir, guiados por intereses razonables no ideológicos, morales o testosterónicos.

En efecto, no estaría más recordar en estos tiempos que la testosterona anda suelta por las capitales europeas, lo que  en combinación con una ética del delirio produce peligrosísimas combinaciones explosivas, que Donald Trump ha sido el único Presidente de los Estados Unidos que no se ha metido en su mandato en una guerra contra nadie, y, todo lo contrario, se ha salido de alguna, como la Guerra de Afganistán, en que los EE,UU, llevaban tiempo empantanados, así como también -y tras ponerle repetidamente a caldo- se entrevistó y pacificó algo a un tipo como Kim Jong-Un, el amadísimo líder del pueblo de Corea del Norte. Cierto, no siempre estuvo bien lucido, a veces ni siquiera fue su culpa constreñido como lo estaba por la presión de los medios a hacer cosas que, estoy seguro, en su fuero interno como empresario no contemplaba.(otra cosa muy diferente es cómo les fue a sus compatriotas y sobre todo a los más débiles en su presidencia, pero esto asunto "de otro costal")

Y es que, un buen empresario no puede dar demasiado peso en sus decisiones a sus opiniones personales, a sus gustos o querencias, acerca de los "demás" con quienes trata. Ni por supuesto, tampoco, puede guiarse a la hora de firmar un contrato por la moralidad de su interlocutor, a menos que afecte a lo firmado por ambos. El negocio es el negocio, y punto. El asunto para un empresario a la hora de relacionarse con otro, sea cliente, rival, proveedor, competidor o aliado es el de si hacerlo es o no bueno para la consecución de los propios intereses y (no sé en que lugar) los del grupo que uno dirige, sea una empresa, sean los EE.UU. De dónde se sigue que a menos que "tus" intereses estén en la industria militar al 100%, la guerra tarde o temprano no es un buen negocio para ningún empresario.

No es por tanto nada extraño que Trump, ligado por intereses personales a la industria de la energía y de la construcción  y , también, poniendo un ojo en los trabajadores norteamericanos que le habían votado y de los que dependía para seguir en la presidencia (el "Make America Great Again") mirase sólo por lo "suyo", pasando de guerras, Europa, moralidad, ecología, inmigrantes y demás. En esas cosas no había negocio para él y para los "suyos", sencillamente. 

No es por tanto tampoco extraño que tuviese una buena relación con Putin y la élite rusa. Rusia, como negocio ha de verse como  un gigantesco almacén de materias primas y espacio vacío que necesita inversión en forma de desarrollo y construcción, eso que Donald Trump tan bien conoce.

Estamos en estos tiempos que corren en un momento extraño, en un equilibrio inestable que a veces se denomina como  "momento sarajevo" en recuerdo a un hecho tan banal como el atentado terrorista que en 1914 se llevó en Sarajevo por delante al archiduque Francisco Fernando del Imperio Austro-Húngaro, y que, por las concatenaciones que siempre traen consigo las alianzas entre países, desató el infierno en la Tierra en forma de dos guerras mundiales.

Guiados hoy los desventurados pueblos de Occidente por una élites estúpidas, todas bien hormonadas moralmente hablando hasta llegar al delirio de creerse que son los arcángeles encargados por Dios de traer a este mundo la Justicia  cueste lo que cueste. quieren llevarlo a cabo.

El caso es que los que se dicen "nuestros líderes" o incluso hasta algunos tienen el cuajo de autodenominarse y creerse "nuestros representantes" han decidido jugar al "juego del gallina o del cobarde" con la élite rusa personificada en Vladimir Putin. Es el nombre dado por los de la Teoría de Juegos para dar cuenta de esas intervenciones semejantes estructuralmente a la que enfrentaba a James Dean y al jefe de una banda juvenil en la película Rebelde sin Causa. Ambos dos, a la hora de decidir quién gana en su disputa deciden participar en una carrera de coches en la que ambos a la vez se aproximan a un precipicio que da al océano Pacífico. Pierde quien se achanta antes, quien por miedo se tira antes del coche. Obviamente si ambos aguantan hasta el final, el final les llega y ambos mueren....que es lo que le ocurre al final, por cierto, al rival de James Dean, que la palma por no rendirse/apearse atiempo.
 
El análisis de este juego es muy simple: lo peor para ambos, la catástrofe, es que ambos porfíen en la disputa. Y lo mejor también para ambos,  colectivamente, es que se dejen de disputas y negocien y lleguen a un acuerdo aunque les llamen "cobardes" o "inmorales" desde los medios de comunicación o las tribunas. Pero lo que sucede en este tipo de "juegos" es que esta solución colectiva y pacífica y cobardica por transaccional, por mercantil, no es un equilibrio, pues lo mejor mejor para cada uno es porfiar hasta que el otro se achante, que el otro se eche para atrás, hasta que el otro pierda o acepte su derrota o su humillación. Y para ello no queda otra que porfiar y llevar hasta el extremo "la cosa" lo que aboca a los jugadores al resultado común catástrófico.

Putin, al que por cierto se le acusa en Rusia de estar siendo pusilánime con Ucrania y con el resto de sus aliados occidentales, ha dicho públicamente que no se "retirará" de la carrera pase lo que pase, o sea, cueste lo que cueste, pues -y esta es la razón para esa postura- para Rusia es la de Ucrania una "guerra existencial". Es decir, que no dudará en acudir a sus armas de destrucción masiva nucleares si se ve en riesgo.

Pero, ¿qué significa decir que para uno una guerra es existencial? Está claro, que puesto que atañe la propia existencia, y poco o nada hay ,ás preciado, uno está dispuesto a comprometer todos sus recursos en la lucha. Ahora bien, es esto un "movimiento estratégico" (strategic move, como dicen los analistas) creíble, o es una mera baladronada, un engaño. Pues bien, la experiencia histórica enseña que en el caso de Rusia tal afirmación por parte de sus dirigentes es creíble, que se corre un gran riesgo "tomándosela a broma". La espantosa cifra de los 25 millones de muertos que les costó derrotar a Hitler en la II Guerra Mundial debería hacer reflexionar. Cierto que hay rusos disidentes que no estarán dispuestos a seguir a sus líderes en una guerra existencial, pero yo no apostaría a que sean una mayoría. Y, finalmente, hay un hecho claro e indiscutible, y es que esta guerra es ciertamente con total y absoluta certeza existencial para una persona, Vladimir Putin, pues si de algo puede estar y está seguro, es que su derrota o claudicación ante el Occidente colectivo supondrá su seguro final físico y también "espiritual" para la historia rusa, así como también lo será para la élite que le rodea (el "selectorado" del que habla Bruce Bueno De Mesquita) , por lo que claramente sí que puede pensarse que es creíble la idea de que para "Rusia" esta guerra sí que verdaderamente es existencial.

Macron y los demás líderes occidentales hormonados (parece que de momento, Pedro Sánchez usa la testosterona para otras cosas) no parece que aduzcan por su parte semejante noción de una "guerra existencial" para Occidente quizás por no querer hacer el ridículo todavía más,  ya que Occidente puede vivir y ya ha vivido muy bien y sin preocuparse lo más mínimo por Ucrania y los ucranianos. Y, obviamente, por lo demás, no merece la pena detenerse ni un segundo en la tontuna infantil ésa de que los rusos, tras Ucrania, quieren invadir nada menos que toda Europa Occidental, lo que al margen de ser una imposibilidad militar sería un entero absurdo para un país que es el más extenso del globo. Cada vez que oigo a un analista decir semejante patochada, le tacho sin miramientos de la lista de seres humanos mínimamente inteligentes, y me digo que o bien es un estúpido integral sean  cuales sean sus títulos académicos o su posición en un "think-tank", o bien miente descaradamente y es un sádico pervertido que parece que aspirara a ver cómo llega a todos el infierno nuclear. O sea, o idiota sin remisión o mal tipo. No hay término medio con los que van predicando esa tontería de la invasión rusa.

Y, entonces, qué mueve a los líderes y líderesas occidentales a comprometerse en la asunción como criterio de actuación el de que "Rusia NO puede ganar la guerra de Ucrania". Por más que miro y remiro, al final no encuentro más que razones en último término morales o éticas que avalarían una suerte de  "cruzada religiosa",  puesto que se resumen en la religiosa noción de que no se puede dejar a Rusia ganar la guerra cueste lo que cueste porque Putin (y los rusos en general) son muy malos. Es decir, que también cueste lo que cueste Occidente ha de hacer lo necesario para derrotar a Rusia, o sea, al MAL o a su líder, Putin el MALIGNO,  pues en las presentes circunstancias, hay que recordar que no permitir ganar a Rusia equivale a derrotarla.

Y, para acabar, yo al menos echo de menos, mucho de menos, un líder político impresentable como político, como lo es Donald Trump, pero que actúe como empresario y que sabe por ello que nunca se puede elegir un curso de acción, una inversión, cueste lo que cueste, sino todo lo contrario. Es decir que, como hace cualquier empresario, mirar a los costes es imprescindible si se quiere que cualquier inversión de, proporcione,  un retorno,  un rendimiento. Y eso es imposible si hacerla lo ha costado todo. pues no hay rendimiento en este mundo que compense a ese todo.

En consecuencia, y teniendo en cuenta que los países europeos nada cuentan en el terreno militar sin los EE.UU, y nada harán frente a Rusia sin su consentimiento expreso, y por la cuenta que a mí al menos me trae, digo hoy aquí que si yo pudiera votar en las elecciones norteamericanas, cosa que se me debería permitir a tenor de la importancia que siempre ha tenido en mi vida lo que se decidía en Washington,  yo hoy por hoy votaría a Donald Trump para presidente de allí (a la vez que, obviamente, me guardaría muy mucho de votar a un Trump o alguno de sus imitadores patrios aquí). Pues tal y como se han puesto las cosas  la única forma no apocalíptica de reconvertir y reencauzar el problema político que es hoy Ucrania es convertirlo en un problema económico, un problema empresarial de cuotas de mercado. Y, obviamente, para eso lo que se necesita es que quien dirija tenga de salida muy claro que nada hay que merezca la pena que sea hecho  cueste lo que cueste, o sea, un economista o un empresario. 

 

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  1. Top 100
    #6
    10/03/24 15:26
    ...fernando siempre instructivo...sabemos que tu posicio amiento no seria pues visceral...los amigos de trump son los millei...los victor...los putin...los kim...los abascal....en fin...cada cual es libre de depositar su voto en las urnas que bien le parezca....personalmente no voto...no me gusta la estructura de este estado...y me permiten afearlo y criticarlo.....no se si la corriente ideologica que representa trump y los citados me permetirian poder no elegir ...un abrazo....recordando que casi cada 100 años las posiciones se dan la vuelta...quien nos iba a decir qie era un radical aqui antes y ahora y quienes en usa eran los democratas y republicanos y son ahora...
  2. en respuesta a lancho
    -
    Top 100
    #5
    10/03/24 15:21
    ...donde prefieres vivir tu...y asi te contestas en que es una cosa y que es otra lancho....prefiero vivir mil veces en esta infecta democracia que en aquellas que te mandan a morir al polo norte...es solo una opinion ...y por supuesto que respeto la tuya...un abrazo...
  3. en respuesta a lancho
    -
    #4
    10/03/24 15:05
    Por supuesto que lo que conocemos como democracias son mejorables y tienen muchísimos defectos, pero creo que es un modelo que está a años luz de lo que hay en Rusia, Korea o China. Es lo yo pienso, no sé si es el discurso “único”. De entrada, nos permite expresar nuestras discrepancias en este chat. 
  4. #3
    10/03/24 11:45
    Me alegra ver que se hacen planteamientos críticos con la histeria colectiva y alienación a la que nos tiene sometidos “occidente” y su discurso único. ¿Democracias liberales? Como etiqueta queda muy bien, pero si leemos los ingredientes con detalle y paciencia, a pesar de las tipografías minúsculas casi ilegibles, como en la mayor parte de los “comestibles” envasados, nos podemos dar cuenta que las cosas ya no son lo que deberían ser. Se laman de esta o aquella manera, pero en esencia son engaño y subterfugio, no lo que deberían ser, en muchas ocasiones cuasi veneno en pequeñas dosis.
    Siendo medio ateo rezo por un gobierno de Trump.
    Cita de Mark Twain.
    “Si no lees el periódico, estás desinformado. Si lees el periódico, estás mal informado”.
  5. en respuesta a Alex264
    -
    #2
    10/03/24 11:39
    ¿Podrías dar una definición clara de que son para ti las democracias y occidente?
    Pregunto esto porque no me queda muy claro a qué te refieres. Parece una réplica del discurso único imperante.
  6. #1
    10/03/24 01:18
    Una victoria de Trump, en mi opinión, sería muy malo y peligroso para Occidente y las democracias. Trump admira a Putin, Kim Jong Un, Viktor Urban, etc y ya ha declarado que piensa ser un dictador desde el día 1, además de poner en su punto de mira a jueces y periodistas. Ha invitado a Putin a atacar otros países de la OTAN, con la excusa de que no contribuyen suficientemente. Nadie duda que hubo un intento de insurrección. Ha sido el primer presidente americano en no querer dejar el poder tras perder las elecciones. Trump no es un ejemplo de empresario, más bien de “mafioso”. Sólo hay que ver los litigios y sentencias como la de NY, donde ya no lo dejan hacer negocios. Durante su mandato, la cosa no fue a peor, porque era novato en el puesto y asesores e instituciones lo mantuvieron relativamente controlado. Ahora sería mucho más peligroso porque ya sabe cómo funcionan los engranajes. Ganar las elecciones es posible que sea su última salida de la acusación de insurrección, si el Tribunal Supremo no dicta sentencia antes de las votaciones, pudiendo actuar desde el Gobierno para que ya no puedan dictar sentencia, haciendo válida su alegación de que el presidente tiene absoluta inmunidad.