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(continuación)
Dadas las perspectivas de que la inflación no se modere en los próximos meses, el BCE (como la FED y el Banco de Inglaterra) ya ha señalado que la subida de esta semana de los tipos de interés no será la última. Obviamente, los bancos centrales creen que las subidas de los tipos de interés son eficaces, tarde o temprano y si son lo suficientemente elevadas, frente a la inflación.

Pero, ¿por qué lo son? Pues, parece una obviedad. Y es que todo el mundo, o sea, todos los periodistas y los economistas mediáticos que trabajan con ellos, SABE por qué los ascensos en los tipos de interés son herramientas eficaces contra la inflación. Lo son, de acuerdo. Pero lo que aquí me importa es el MECANISMO por el que actúan esas subidas en los tipos de interés. Y es que el mecanismo que se suele aducir es, cuando menos, cuestionable.

Veamos. En primer lugar, es sorprendente la unanimidad que reina en esta cuestión. Todos, la gente de la calle, los periodistas, los expertos del sector financiero y los economistas mediáticos están aquí de acuerdo: coinciden en el MECANISMO que lleva de una subida en los tipos de interés a una caída en la tasa de inflación.

En efecto, para todo el mundo, una subida de los tipos de interés supone: (a) el aumento en los costes de las hipotecas y de los préstamos con lo que los gastos en CONSUMO de bienes duraderos cae; (b)  se dan caídas asimismo en las INVERSIONES empresariales por aumento en los costes de financiación de las mismas; (c) caídas también en el mercado de bonos, con lo que los estados verán más difícil el financiarse por lo que deberán restringir algo sus GASTOS;  y (d) aumentos en la cotización del euro, lo que alterará los mercados exteriores reforzando los gastos en IMPORTACIONES y disminuyendo las EXPORTACIONES. El efecto agregado de todos estos efectos de una subida en los tipos de interés nominales, como la que ha instrumentado el BCE (entre otros) sería una caída en la DEMANDA AGREGADA de las economías de la zona euro lo que supondrá una disminución en el crecimiento o incluso una recesión económica, que si es lo suficientemente fuerte hará que se contengan o desaparezcan las tensiones inflacionistas.

Pero independientemente de la eficacia final en la lucha contra la inflación,  lo que quiero cuestionar aquí es ese MECANISMO, esa cadena causal que se dice que liga los ascensos en los tipos de interés con las disminuciones en la demanda agregada pues los populares argumentos mediáticos a los que se ha hecho referencia antes no son correctos, o mejor dicho, sólo pueden ser correctos bajo unos supuestos acerca del comportamiento de los agentes económicos muy especiales.

Veamos, los economistas (que no son mediáticos) distinguen con nitidez  entre modificaciones nominales de las variables económicas y modificaciones reales. Y esta es una distinción fundamental porque lo que importa  a la hora de desencadenar toda esa cadena de  efectos sobre todos los mercados  (ya sea de bienes y servicios, de bienes de inversión, de bonos y de importaciones y exportaciones) a las que se ha hecho referencia NO son las variaciones en los tipos de interés NOMINALES sino en los tipos de interés  REALES. Una diferencia muy significativa.

El tipo de interés NO es el precio del dinero. El precio de un euro es ...un euro, obviamente. El tipo de interés  es el sobreprecio  de un activo financiero (en forma de una deuda) que tendrá que ser recomprado en un futuro definido  por quien lo ha emitido (o sea, quien se ha  endeudado) a quien lo ha comprado hoy (al prestamista). Quien pide un préstamo hoy de 1000€ está "vendiendo" por esa cantidad (el principal de su deuda) su compromiso u obligación a recomprarlo (o sea devolverlo) en una fecha pactada a un precio más elevado (o sea, con un interés).  Si, por ejemplo, un individuo hubiera pedido prestado 1000€ el 31 de agosto de 2021 a un tipo de interés anual del 1%  y para devolverlo a 31 de agosto de 2022, habrá tenido que pagar 1010€ para recomprar o cancelar su deuda u obligación. El precio de endeudarse 1000€ hace un año fue de  10€, y -obviamente. si el tipo de interés hubiera sido del  2% ese precio habría sido de  20€. Por lo tanto los ascensos en los tipos de interés aumentan  los costes de endeudarse, como dice todo el mundo, pero sólo en principio..

Y es que  dado que la recompra o devolución de cualquier obligación o deuda por parte de cualquier prestatario o deudor  ha de hacerse en el futuro con el dinero del futuro, se tiene entonces que, dado que el valor del dinero puede variar en función de si los precios en general han subido o bajado, el precio real de endeudarse por 1000€ al tipo de interés nominal del 1% puede que no haya sido de 10€.Puede haber sido mayor o menor, dependiendo de cómo hayan evolucionado los precios en el año de vigencia de la deuda.

En efecto,  si la tasa de inflación entre el 31 de agosto de 2021 y el 31 de agosto de 2022 hubiese sido del 1% (obviamente, no lo fue. La tasa de inflación ha sido muchísimo más alta; del 9,1% 4n la eurozona), quien pidió prestado esos 1000€ aquel día de 2021 y devolvió 1010€ el 31 de agosto de este año,  no habría pagado nada por endeudarse pues al devolver 1010€ lo está haciendo con un dinero que se habría devaluado un 1%, o sea, que en términos reales ha podido disfrutar de 1000€  gratis durante un año. Y si la tasa de inflación hubiese sido de un 2$, el endeudarse le hubiera salido no sólo gratis sino que habría ganado haciéndolo. Habría disfrutado de 1000€ desde el 31 de agosto de 2021,  habría pagado 1010€ este 31 de agosto de 2022, pero dada la inflación del 2%, realmente esos 1010€ que paga valen mucho menos, concretamente 1010€ - (1010)x 2% = 1010€ - 20,2€ = 989,8€. O sea, que le prestaron 1000€ en form de unos euros con un determinado valor o poder de compra, y hoy a devuelto -en euros con ese mismo poder de compra, sólo 989,8€  ¡Más que un buen negocio!

Para saber qué tipo de interés realmente se paga cuando uno se endeuda hoy hay que restarle pues al tipo de interés NOMINAL la tasa de inflación esperada ( a esta relación se la conoce en Economía como la Ecuación de Fisher). Se obtiene así la cifra (aproximada) del  tipo de interés real.

¿Cual es la tasa de inflación esperada hoy en la eurozona? Cada quien puede tener la suya propia a tenor de lo que estime va a suceder en el futuro, su particular idea de por dónde va a ir la inflación en el futuro. Pero si utilizamos como referencia para estimar la tasa de inflación esperada para el año que viene  la tasa de inflación subyacente del año pasado (la que no depende de los precios de la energía ni de los alimentos frescos que son muy volátiles), la tasa de inflación esperada puede que al final acabe estando en torno a un 6%. Pues bien, dada  la subida en esta semana del tipo de interés nominal de referencia a un 1,25% ello significa que  el tipo de interés real de referencia está hoy por hoy en torno a MENOS 4,5% (-4,5%). Si, ya sé que en la realidad a nadie del sector privado cuando pide un préstamo se le pone un tipo de interés nominal tan bajo (el 1,5%), pero la idea está clara: siempre que el tipo de interés que a uno le cobra el banco esté por debajo del 6% de inflación prevista lo más seguro es que endeudarse hoy  a un año realmente sale  gratis. Así como suena. Y eso si la tasa de inflación acabase siendo del 6%, que si acabara siendo más elevada, pues aún sería más barato, en términos reales, el pedir hoy créditos.

Pero volviendo a los efectos de la subida de 0,75% en el tipo de interés nominal de referencia del BCE, lo que puede decirse es que  no parece que tal subida haya alterado significativamente para la inmensa mayoría los tipos de interés reales, que dada la inflación esperada, siguen siendo  muy bajos o incluso negativos. Por lo tanto, a menos que haya una sucesión de subidas en los tipos de interés nominales  en los próximos meses muy por encima de las tasas de crecimiento en los precios esperadas sería difícil que en un entorno de inflación de hasta dos dígitos en muchos países como el nuestro, se produjese la cadena de efectos sobe la DEMANDA AGREGADA a la que antes se ha hecho referencia. Dicho con otras palabras, el MECANISMO que liga las variaciones en los tipos de interés nominales con la demanda agregada no es correcto en un entorno inflacionista y, más aún, si la inflación es de costes

Pero la experiencia histórica nos señala que sí, que no es necesario que las subidas de los tipos de interés nominales, aunque no afecten de modo radical a los reales, tienen un claro efecto contractivo y en el corto plazo sobre la demanda agregada, la producción y el empleo. Ello, por lo que se ha dicho, sólo puede ocurrir si,  adicionalmente, se supone que todos los agentes económicos padecen de una enfermedad cognitiva que los economistas llamamos ILUSIÓN MONETARIA, que se caracteriza porque quienes la padecen confunden los cambios nominales con los cambios reales.

Hace muchos años se pensaba que eran los trabajadores quienes padecían, colectivamente, de esa enfermedad que les llevaba a creer que las subidas en sus nóminas de sus salarios y sueldos era reales, auténticas. Quizás algunos se lo creyesen, pero la mayoría sabían que si los precios de lo que compraban en los mercados subían en la misma proporción, la subida de sus sueldos se quedaba en nada. Pues bien, curiosamente, todos los que argumentan que  la subida en los tipos de interés nominales, como la que se ha dado esta semana, significa que  que los costes de los créditos realmente se van a disparar y que ello va ser la causa de la contracción en la demanda y el empleo, están suponiendo implícitamente que tanto los posibles acreedores como los posibles deudores padecen de una fuerte ILUSIÓN MONETARIA.

 Quizás sea así, aunque no parece demasiado creíble. Y entonces, ¿qué podría explicar los efectos antiinflacionistas de los ascensos en los tipos de interés nominales cuando estos son más bajos que las tasas de inflación esperadas? No se me ocurre otra explicación que no sea el hecho de que lo que aquí se ha denominado el MECANISMO , o sea, el cuento de que los ascensos de los tipos de interés nominales presionan de por sí a la baja sobre las tasas de inflación, es una narrativa económica más, en el sentido que utiliza esta expresión el Premio Noble Robert Shiller, una  de esas historias que los agentes económicos comparten colectivamente y que afectan a su comportamiento cuando se incorporan en sus expectativas aunque no sean ciertas. Así como las mentiras y las "fake news" afecan al comportamiento de las gentes, también lo hacen las falsas "teorías". Si todo el mundo se cree el cuento de que los ascensos en los tipos de interés nominales van a afectar  negativamente al comportamiento de los consumidores, los inversores y el estado, entonces,  previendo ese comportamiento agregado, todos moderan sus gastos, lo que conduce a que realmente la demanda caiga y la inflación se modere...y los tipos de interés reales al final suban.  








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