FERNANDO ESTEVE MORA
Se que el contenido esta entrada no va a ser fácilmente entendido pues va contra la opinión generalizada (que los medios dicen unánime) en nuestro país. Pero, ¡qué se le va a hacer! Creo, a menos que se me demuestre lo contrario, que lo que digo es a lo que conduce lógicamente la perspectiva de la Economía de los Conflictos.
Lo diré, de salida, de la forma más descarnada. Creo que en el conflicto militar suscitado por la incalificable agresión rusa a Ucrania, el tiempo de la rendición de ésta hace tiempo que debía lógicamente haber llegado. No ha sido así. La muerte y la destrucción continúan. Y ello tiene un responsable claro. Creo, en consecuencia, que no es el menor de los problemas actuales de los ucranianos el presidente del gobierno que ahora, en estos momentos de conflicto, tienen, pues creo que un comediante, como lo es Volodimir Zelensky, por su formación, dista de ser el tipo humano más adecuado para dirigir un país en la situación crítica de Ucrania. Y es que el culto a la vanidad que caracteriza a los actores así como la típica heroicidad impostada de papel protagonista en película de aventuras de sábado tarde que constituye la única "escuela" política en que se forman los actores los hace nada adecuados para dirigir un país en tiempos de guerra. No señor Zelensky, en caso de guerra no se trata de "hacerlo bien" al estilo de Gary Cooper, Silvester Stallone o Harrison Ford. No se trata de quedar como un valiente, llevarse a la "chica" guapa y recibir los aplausos y las lágrimas del público occidental. Esto es una guerra de verdad.
Y es que, a diferencia de lo que le pasa a un actor, un político no ha de comportarse buscando el aplauso final cuando caiga el telón. No, en caso de guerra no se trata de recibir aplausos por su valentía, como parece que es el objetivo personal de Zelensky, sino de conducir a un pueblo para que salga de una situación de conflicto sangriento lo mejor que pueda, aunque ello le suponga quedar ante los espectadores de la tragedia histórica que los ucranianos están viviendo como cobarde o incluso, para algunos, como traidor. Se trata de ser y comportarse racionalmente. Y es que sucede que la rendición puede ser -trágicamente- para algunos de los implicados lo más racional en un conflicto violento. ¡Ay! Si al menos, en vez de dedicarse a las sitcom televisivas, hubiera actuado en alguna tragedia histórica de las de Shakespeare quizás entonces Zelensky hubiera aprendido que los personajes históricos en tiempos de conflicto viven vidas trágicas en las que el postureo supone la muerte de otros, de muchos otros.
Para explicar lo anterior no me queda más remedio que recurrir a una exposición breve de algunos de los fundamentos de la Economía de los Conflictos. En ella, existe un conflicto siempre que dos agentes (al menos) quieren quedarse con un recurso X en disputa. Este X puede ser cualquier "cosa": desde un mercado a un territorio, desde las mentes (o las almas) de un colectivo hasta el acceso a un espacio, desde "una chica en un baile de pueblo" hasta el asiento vacío en un vagón de metro..., cualquier "cosa" que sea deseada por al menos dos agentes.
Pues bien, INDEPENDIENTEMENTE DE QUIÉN TENGA "RAZÓN" O DE QUIEN TENGA EL DERECHO SOBRE ESE RECURSO (si es que alguno lo tiene), se impone negociar acerca de quien se lo queda o cómo se reparte. Y siempre el uso de la violencia o la amenaza de su uso es uno de los posibles argumentos en esa negociación. Decir, como se dice, que "no hay derecho" a que alguien se apropie de algo en todo o en parte cuando tiene el poder coercitivo para hacerlo es claramente una caída en el pensamiento mágico: ¡como si por así decir el que se apropia de algo a lo que no tiene derecho fuese a dejar de hacerlo! Obsérvese, por cierto, a este respecto que cuando se dice que alguien es el propietario de "algo" y por tanto es el único legitimado a usarlo, lo único que está diciendo es que tiene la suficiente FUERZA o capacidad de usar la violencia para excluir a otros del uso de ese "algo". Por ejemplo, porque detrás de eĺ tiene al poder coercitivo del Estado: a la policia. Es decir, que siempre, siempre, está la violencia como garantía a la apropiación (legal o no) de un recurso en disputa. Es lo que hay. Así son y así han sido las cosas. El más fuerte impone su ley. Quizás Zelensky "pensó" esa era la situación de Ucrania: que podría meter a EE.UU y a la OTAN como "polícía de Occidente" en una guerra con Rusia por su "problema", si es así no sólo es un mal político sino un estúpido irresponsable. Como no se ha cansado de repetir todos los dirigentes de la OTAN y de la Unión Europea, Ucrania está en esto sola. Menos mal, por cierto, en mi opinión. Como ciudadano de Madrid, ciudad a desaparecer en caso de conflicto nuclear en Europa, no quiero correr el menor riesgo de acabar quemado por sus ínfulas de héroe de película de Holywood.
Pero sigamos, ¿cuando un conflicto sobre un recurso X deviene en violento, en guerra? Pues hay varias situaciones en las que así ocurre racionalmente. Una de ellas se da, sencillamente, cuando los dos agentes en disputa creen tener la capacidad o poder de quedarse con él usando de la violencia. Por supuesto, que ese poder violento o coercitivo es relativo. Supongamos que un agente A cree tener un 75% de probabilidades de ganar la pelea por un recurso X y que el otro agente B, cree tener un 25% de probabilidades de ganar. Pues bien, si ambos estuviesen de acuerdo en esas aprecaiciones de sus poderes relativos NO HABRÍA LUGAR al conflicto violento, pues sabiendo de antemano como iban a acabar las cosas, sería racional para ambos contendientes repartirse el recurso en disputa pacíficamente: un 75% de X para A y un 25% para B, antes de meterse en una pelea donde A acabaría quedándose con el 75% de lo que quedara de X tras el conflicto y B con el 25% restante. Pues no lo olvidemos, la guerra -desde esta perspectiva- no es sino una forma de negociación, sólo que es es una forma de negociación, es decir de reparto de algo en disputa, muy ineficiente, pues todos los que participan en ella pierden, sufren costes y pérdidas (es por ello un "juego de suma menor que cero").
En consecuencia, una de las razones "racionales" (no morales, religiosas, patrióticas o culturales o de otro tipo) para que haya una guerra es que los actores en disputa tienen unas expectativas inconsistentes acerca de sus propios poderes relativos, acerca de sus probabilidades de ganar en caso de conflicto violento. Para seguir con el ejemplo, supongamos que A creyera que tiene en caso de guerra un 80% de probabilidades de ganar y que B creyera que tiene un 75%. Esas expectativas de victoria son claramente inconsistentes. No es posible, a la vez que A tenga un 80% de probabilidades de ganar y que B tenga un 75%, la suma sería de un absurdo 155%. En este caso, la guerra "racionalmente" estalla. Y lo que sucede es que, en su transcurso, los dos agentes en conflicto violento se ven obligados a ir reconociendo que sus particulares expectativas acerca de cómo les iba a ir en el combate estaban hinchadas. Que ni cada uno de ellos es tan poderoso como se creía, ni el otro era tan débil como suponía.
La Economía de los Conflictos predice entonces que, si los agentes actúan lógica o racionalmente, dejarán de usar la violencia, dejarán de luchar, cuando tras la corrección de sus expectativas de victoria a la baja, sucediese que estas fuesen ya consistentes. Es por ello que la rendición negociada es habitualmente una solución a los conflictos racional cuando, quizás tras muchos sufrimientos, por fin las expectativas de victoria de los agentes caen lo necesario y se hacen al fin congruentes o consistentes. La negociación resultante distribuiría el recurso en disputa que quedara tras el combate, pacíficamente, pues ya no habría razones objetivas para el uso de la violencia.
Con este esquema en la mente, podemos acercarnos al conflicto en Ucrania. Nadie duda que el poder relativo de Rusia es más elevado que el de Ucrania pese a toda la ayuda que ha recibido de Occidente en los últimos años y ahora mismo (si bien, a lo que parece Ucrania cuenta con 600.000 efectivos incluyendo a los reservistas, y Rusia la ha invadido con "sólo" 200.000) Obviamente, si al final ha habido guerrao es porque tanto Rusia como Ucrania tenían expectativas inconsistentes respecto a su capacidad para imponer/rechazar por el uso de la violencia las imposiciones que Rusia quería ( neutralidad, desmilitarización, el Donbás en manos rusas y quizás también otras zonas como el corredor de Mariúpol y Odessa).
En esta desigualdad relativa de poder coercitiva a favor de Rusia no hay que olvidar que esta tiene, además, el arma definitiva para vencer a Ucrania: el uso de armas nucleares tácticas, a la que sin duda recurrirá caso de que se le "tuerzan demasiado las cosas en los campos de batalla" y le fuese "necesario" hacerlo para doblegar definitivamente la resistencia ucraniana. No hay que olvidar a este respecto que el coste reputacional y en "sanciones" políticas y económicas de ese uso del arma nuclear, por cierto, va cayendo día a día conforme a Rusia se la va separando del mundo occidental. Así que el uso de armas nucleares es una posibilidad que cada vez es más probable. Un efecto colateral indeseado de las sanciones.
Pues bien. Para mí, la respuesta racional por parte de Zelensky ya al principio de la invasión hubiera sido la rendición. Aceptar la derrota. Proceder a una negociación, y luego demostrar en la práctica, una vez más, a los rusos la misma lección que ya ellos y los norteamericanos han sufrido en los últimos 50 años en Afganistán y en Irak y en Vietnam.Que una cosa es ganar y conquistar un territorio y otra mantener lo ganado.
Y es que, la Economía de los Conflictos enseña también, que en un conflicto asimétrico, como el que enfrenta a Rusia con Ucrania, frente a la Estrategia de Ataque Directo del actor más fuerte (que busca acabar con la CAPACIDAD militar del actor débil) como es la invasión convencional que ha hecho Rusia, la respuesta adecuada no es una Estrategia de Defensa Directa (la que busca acabar con la CAPACIDAD militar del actor más fuerte) como es la que está haciendo Ucrania, sino una Estrategia de Defensa Indirecta (que busca acabar con la VOLUNTAD de combatir del más fuerte) . Esa fue la forma que han usado siempre los más débiles (vitenamitas, iraquíes, afganos) para acabar ganando a los más fuertes: haciendo insufribles sus continuadas y pequeñas pérdidas en una eterna guerra de guerrillas.Dicho de otra manera, como todos los analistas sostenían desde antes de la invasión, el problema para Rusia más que en la invasión estaba en la ocupación pues que era totalmente inviable que Rusia pudiera controlar un país de la extensión y población de Ucrania. Ocupar un territorio lleno de enemigos es a la larga imposible.
Por ello, estimo que Zelensky es un pésimo dirigente político y militar. Pues, al equivocarse en su diseño estratégico para "quedar bien" en el escenario internacional, como el pequeño David que se enfrenta con armamento similar al Goliat ruso, le está haciendo el juego a Moscú en una guerra convencional en la que a la larga Rusia tiene todas las de ganar. Y , además, de la más deseada manera posible para ella. Y es que Moscú, lo que está haciendo, es seguir con una guerra convencional en la que tiene todas las de ganar...y acabará ganando, pero de una forma en que, como ha enseñado el caso de Siria, radical, pues le va a permitir quedarse al final con toda Ucrania Oriental (y no sólo la zona del Donbás). Y es que, conforme la guerra convencional se desarrolla, a la población ucraniana no le queda otra opción que irse de sus propio país, con lo que, al final Rusia se quedará con un territorio vacío que podrá controlar fácilmente, sin miedo a una eterna guerra de guerrillas que a la larga le sea insostenible. O sea, que esa "política" de Zelensky de chuleta de zarzuela al final será lo peor para Ucrania, como ya está siendo lo peor para los ucranianos que está viendo como se sacrifican sus vidas, hogares, bienes y propiedades en el altar de la vanidad de Zelensky que, cada vez más, empieza a asemejarse a Nerón, el emperador romano comediante y destructor
En suma, que lo siento por aquellos a los que se les llenan los ojos con lágrimas de admiración cada vez que Zelensky sale en camiseta de color caqui en algunos de los informativos laudatorios (que lo son todos, por cierto, ¿qué diversidad informativa?) que se le dedican continuamente. Me puedo equivocar, pero para mí, hoy por hoy, es un dirigente malo, ineficiente, penoso y catastrófico para Ucrania en su lucha contra Rusia. Un dirigente, por cierto, cada vez más parecido a su rival a tenor de la persecución política que ha instaurado en Ucrania desde hace tiempo donde ha ido prohibiendo todos los partidos políticos que no se pliegan a su forma teatral de hacer política.
Se que el contenido esta entrada no va a ser fácilmente entendido pues va contra la opinión generalizada (que los medios dicen unánime) en nuestro país. Pero, ¡qué se le va a hacer! Creo, a menos que se me demuestre lo contrario, que lo que digo es a lo que conduce lógicamente la perspectiva de la Economía de los Conflictos.
Lo diré, de salida, de la forma más descarnada. Creo que en el conflicto militar suscitado por la incalificable agresión rusa a Ucrania, el tiempo de la rendición de ésta hace tiempo que debía lógicamente haber llegado. No ha sido así. La muerte y la destrucción continúan. Y ello tiene un responsable claro. Creo, en consecuencia, que no es el menor de los problemas actuales de los ucranianos el presidente del gobierno que ahora, en estos momentos de conflicto, tienen, pues creo que un comediante, como lo es Volodimir Zelensky, por su formación, dista de ser el tipo humano más adecuado para dirigir un país en la situación crítica de Ucrania. Y es que el culto a la vanidad que caracteriza a los actores así como la típica heroicidad impostada de papel protagonista en película de aventuras de sábado tarde que constituye la única "escuela" política en que se forman los actores los hace nada adecuados para dirigir un país en tiempos de guerra. No señor Zelensky, en caso de guerra no se trata de "hacerlo bien" al estilo de Gary Cooper, Silvester Stallone o Harrison Ford. No se trata de quedar como un valiente, llevarse a la "chica" guapa y recibir los aplausos y las lágrimas del público occidental. Esto es una guerra de verdad.
Y es que, a diferencia de lo que le pasa a un actor, un político no ha de comportarse buscando el aplauso final cuando caiga el telón. No, en caso de guerra no se trata de recibir aplausos por su valentía, como parece que es el objetivo personal de Zelensky, sino de conducir a un pueblo para que salga de una situación de conflicto sangriento lo mejor que pueda, aunque ello le suponga quedar ante los espectadores de la tragedia histórica que los ucranianos están viviendo como cobarde o incluso, para algunos, como traidor. Se trata de ser y comportarse racionalmente. Y es que sucede que la rendición puede ser -trágicamente- para algunos de los implicados lo más racional en un conflicto violento. ¡Ay! Si al menos, en vez de dedicarse a las sitcom televisivas, hubiera actuado en alguna tragedia histórica de las de Shakespeare quizás entonces Zelensky hubiera aprendido que los personajes históricos en tiempos de conflicto viven vidas trágicas en las que el postureo supone la muerte de otros, de muchos otros.
Para explicar lo anterior no me queda más remedio que recurrir a una exposición breve de algunos de los fundamentos de la Economía de los Conflictos. En ella, existe un conflicto siempre que dos agentes (al menos) quieren quedarse con un recurso X en disputa. Este X puede ser cualquier "cosa": desde un mercado a un territorio, desde las mentes (o las almas) de un colectivo hasta el acceso a un espacio, desde "una chica en un baile de pueblo" hasta el asiento vacío en un vagón de metro..., cualquier "cosa" que sea deseada por al menos dos agentes.
Pues bien, INDEPENDIENTEMENTE DE QUIÉN TENGA "RAZÓN" O DE QUIEN TENGA EL DERECHO SOBRE ESE RECURSO (si es que alguno lo tiene), se impone negociar acerca de quien se lo queda o cómo se reparte. Y siempre el uso de la violencia o la amenaza de su uso es uno de los posibles argumentos en esa negociación. Decir, como se dice, que "no hay derecho" a que alguien se apropie de algo en todo o en parte cuando tiene el poder coercitivo para hacerlo es claramente una caída en el pensamiento mágico: ¡como si por así decir el que se apropia de algo a lo que no tiene derecho fuese a dejar de hacerlo! Obsérvese, por cierto, a este respecto que cuando se dice que alguien es el propietario de "algo" y por tanto es el único legitimado a usarlo, lo único que está diciendo es que tiene la suficiente FUERZA o capacidad de usar la violencia para excluir a otros del uso de ese "algo". Por ejemplo, porque detrás de eĺ tiene al poder coercitivo del Estado: a la policia. Es decir, que siempre, siempre, está la violencia como garantía a la apropiación (legal o no) de un recurso en disputa. Es lo que hay. Así son y así han sido las cosas. El más fuerte impone su ley. Quizás Zelensky "pensó" esa era la situación de Ucrania: que podría meter a EE.UU y a la OTAN como "polícía de Occidente" en una guerra con Rusia por su "problema", si es así no sólo es un mal político sino un estúpido irresponsable. Como no se ha cansado de repetir todos los dirigentes de la OTAN y de la Unión Europea, Ucrania está en esto sola. Menos mal, por cierto, en mi opinión. Como ciudadano de Madrid, ciudad a desaparecer en caso de conflicto nuclear en Europa, no quiero correr el menor riesgo de acabar quemado por sus ínfulas de héroe de película de Holywood.
Pero sigamos, ¿cuando un conflicto sobre un recurso X deviene en violento, en guerra? Pues hay varias situaciones en las que así ocurre racionalmente. Una de ellas se da, sencillamente, cuando los dos agentes en disputa creen tener la capacidad o poder de quedarse con él usando de la violencia. Por supuesto, que ese poder violento o coercitivo es relativo. Supongamos que un agente A cree tener un 75% de probabilidades de ganar la pelea por un recurso X y que el otro agente B, cree tener un 25% de probabilidades de ganar. Pues bien, si ambos estuviesen de acuerdo en esas aprecaiciones de sus poderes relativos NO HABRÍA LUGAR al conflicto violento, pues sabiendo de antemano como iban a acabar las cosas, sería racional para ambos contendientes repartirse el recurso en disputa pacíficamente: un 75% de X para A y un 25% para B, antes de meterse en una pelea donde A acabaría quedándose con el 75% de lo que quedara de X tras el conflicto y B con el 25% restante. Pues no lo olvidemos, la guerra -desde esta perspectiva- no es sino una forma de negociación, sólo que es es una forma de negociación, es decir de reparto de algo en disputa, muy ineficiente, pues todos los que participan en ella pierden, sufren costes y pérdidas (es por ello un "juego de suma menor que cero").
En consecuencia, una de las razones "racionales" (no morales, religiosas, patrióticas o culturales o de otro tipo) para que haya una guerra es que los actores en disputa tienen unas expectativas inconsistentes acerca de sus propios poderes relativos, acerca de sus probabilidades de ganar en caso de conflicto violento. Para seguir con el ejemplo, supongamos que A creyera que tiene en caso de guerra un 80% de probabilidades de ganar y que B creyera que tiene un 75%. Esas expectativas de victoria son claramente inconsistentes. No es posible, a la vez que A tenga un 80% de probabilidades de ganar y que B tenga un 75%, la suma sería de un absurdo 155%. En este caso, la guerra "racionalmente" estalla. Y lo que sucede es que, en su transcurso, los dos agentes en conflicto violento se ven obligados a ir reconociendo que sus particulares expectativas acerca de cómo les iba a ir en el combate estaban hinchadas. Que ni cada uno de ellos es tan poderoso como se creía, ni el otro era tan débil como suponía.
La Economía de los Conflictos predice entonces que, si los agentes actúan lógica o racionalmente, dejarán de usar la violencia, dejarán de luchar, cuando tras la corrección de sus expectativas de victoria a la baja, sucediese que estas fuesen ya consistentes. Es por ello que la rendición negociada es habitualmente una solución a los conflictos racional cuando, quizás tras muchos sufrimientos, por fin las expectativas de victoria de los agentes caen lo necesario y se hacen al fin congruentes o consistentes. La negociación resultante distribuiría el recurso en disputa que quedara tras el combate, pacíficamente, pues ya no habría razones objetivas para el uso de la violencia.
Con este esquema en la mente, podemos acercarnos al conflicto en Ucrania. Nadie duda que el poder relativo de Rusia es más elevado que el de Ucrania pese a toda la ayuda que ha recibido de Occidente en los últimos años y ahora mismo (si bien, a lo que parece Ucrania cuenta con 600.000 efectivos incluyendo a los reservistas, y Rusia la ha invadido con "sólo" 200.000) Obviamente, si al final ha habido guerrao es porque tanto Rusia como Ucrania tenían expectativas inconsistentes respecto a su capacidad para imponer/rechazar por el uso de la violencia las imposiciones que Rusia quería ( neutralidad, desmilitarización, el Donbás en manos rusas y quizás también otras zonas como el corredor de Mariúpol y Odessa).
En esta desigualdad relativa de poder coercitiva a favor de Rusia no hay que olvidar que esta tiene, además, el arma definitiva para vencer a Ucrania: el uso de armas nucleares tácticas, a la que sin duda recurrirá caso de que se le "tuerzan demasiado las cosas en los campos de batalla" y le fuese "necesario" hacerlo para doblegar definitivamente la resistencia ucraniana. No hay que olvidar a este respecto que el coste reputacional y en "sanciones" políticas y económicas de ese uso del arma nuclear, por cierto, va cayendo día a día conforme a Rusia se la va separando del mundo occidental. Así que el uso de armas nucleares es una posibilidad que cada vez es más probable. Un efecto colateral indeseado de las sanciones.
Pues bien. Para mí, la respuesta racional por parte de Zelensky ya al principio de la invasión hubiera sido la rendición. Aceptar la derrota. Proceder a una negociación, y luego demostrar en la práctica, una vez más, a los rusos la misma lección que ya ellos y los norteamericanos han sufrido en los últimos 50 años en Afganistán y en Irak y en Vietnam.Que una cosa es ganar y conquistar un territorio y otra mantener lo ganado.
Y es que, la Economía de los Conflictos enseña también, que en un conflicto asimétrico, como el que enfrenta a Rusia con Ucrania, frente a la Estrategia de Ataque Directo del actor más fuerte (que busca acabar con la CAPACIDAD militar del actor débil) como es la invasión convencional que ha hecho Rusia, la respuesta adecuada no es una Estrategia de Defensa Directa (la que busca acabar con la CAPACIDAD militar del actor más fuerte) como es la que está haciendo Ucrania, sino una Estrategia de Defensa Indirecta (que busca acabar con la VOLUNTAD de combatir del más fuerte) . Esa fue la forma que han usado siempre los más débiles (vitenamitas, iraquíes, afganos) para acabar ganando a los más fuertes: haciendo insufribles sus continuadas y pequeñas pérdidas en una eterna guerra de guerrillas.Dicho de otra manera, como todos los analistas sostenían desde antes de la invasión, el problema para Rusia más que en la invasión estaba en la ocupación pues que era totalmente inviable que Rusia pudiera controlar un país de la extensión y población de Ucrania. Ocupar un territorio lleno de enemigos es a la larga imposible.
Por ello, estimo que Zelensky es un pésimo dirigente político y militar. Pues, al equivocarse en su diseño estratégico para "quedar bien" en el escenario internacional, como el pequeño David que se enfrenta con armamento similar al Goliat ruso, le está haciendo el juego a Moscú en una guerra convencional en la que a la larga Rusia tiene todas las de ganar. Y , además, de la más deseada manera posible para ella. Y es que Moscú, lo que está haciendo, es seguir con una guerra convencional en la que tiene todas las de ganar...y acabará ganando, pero de una forma en que, como ha enseñado el caso de Siria, radical, pues le va a permitir quedarse al final con toda Ucrania Oriental (y no sólo la zona del Donbás). Y es que, conforme la guerra convencional se desarrolla, a la población ucraniana no le queda otra opción que irse de sus propio país, con lo que, al final Rusia se quedará con un territorio vacío que podrá controlar fácilmente, sin miedo a una eterna guerra de guerrillas que a la larga le sea insostenible. O sea, que esa "política" de Zelensky de chuleta de zarzuela al final será lo peor para Ucrania, como ya está siendo lo peor para los ucranianos que está viendo como se sacrifican sus vidas, hogares, bienes y propiedades en el altar de la vanidad de Zelensky que, cada vez más, empieza a asemejarse a Nerón, el emperador romano comediante y destructor
En suma, que lo siento por aquellos a los que se les llenan los ojos con lágrimas de admiración cada vez que Zelensky sale en camiseta de color caqui en algunos de los informativos laudatorios (que lo son todos, por cierto, ¿qué diversidad informativa?) que se le dedican continuamente. Me puedo equivocar, pero para mí, hoy por hoy, es un dirigente malo, ineficiente, penoso y catastrófico para Ucrania en su lucha contra Rusia. Un dirigente, por cierto, cada vez más parecido a su rival a tenor de la persecución política que ha instaurado en Ucrania desde hace tiempo donde ha ido prohibiendo todos los partidos políticos que no se pliegan a su forma teatral de hacer política.