La inversión en fondos es de las mejores para los ahorradores que quieren invertir a largo plazo, sin embargo no es sencilla: hay numerosos fondos repartidos en varias categorías y además las redes comerciales de algunas entidades hacen estragos.
De forma genérica hay cuatro pasos a seguir para elegir un fondo de inversión:
Primer filtro: Selección del riego.
El riesgo de la cartera de inversión en general y de un fondo en particular se debe fundamentar en las condiciones personales de cada uno y del mercado:
Condiciones personales:
- Aversión al riesgo: Es un concepto que se usa mucho y que ni más ni menos sirva para valorar qué nivel de riesgo le deja dormir a cada uno.
- Formación financiera: No solo sirve para elegir fondos más o menos complejos, sino también porque el conocimiento de los mercados financieros minimiza mucho los riesgos al tener capacidad de análisis y, por consiguiente, de reacción ante cualquier eventualidad y amplía la aversión al riesgo.
- Horizonte temporal: Otro concepto muy utilizado, pero también fundamental. No solo se valorará que se necesite o no el dinero que se está inviertiendo, sino también la capacidad de ahorro. En caso de ser alta permitirá ir moldeando la cartera, si, por el contrario, es negativa habrá que adelantarse a los acontecimientos y sacrificar potencial rentabilidad.
- Capacidad de seguimiento: En teoría cuanto más se esté encima del mercado más maniobras se podrán hacer, sin embargo pueden girarse las tornas y hacer que decisiones demasiado en caliente sean nefastas para el patrimonio familiar. Es un punto muy ligado al de la formación financiera; cuanto mayor sea, más ruidos detectaremos y menos decisiones irracionales tomaremos.
Condiciones de mercado:
Evidentemente debe potenciarse la inversión en fondos de renta variable en momentos en los que las bolsas suben de forma fluida, o bien en los que ha comenzado el despegue tras unas bajadas dejando "gangas". De la misma forma cuando los tipos de interés son altos hay que actuar parecido con los de renta fija.
Sin embargo, hay que tener mucho cuidado ya que el "momentum" en el que están los mercados son muy interpretables y lo que a uno le parece barato a otro le parece caro creándose corrientes de opinión más o menos independientes e interesadas que pueden provocar decisiones erróneas.
Aunque cada persona o familia es un mundo, un porcentaje de referencia sería invertir en fondos de bolsa entre un 40 y un 50% de los ahorros. Posiblemente alguien que tenga muy poca aversión al riesgo, un horizonte temporal muy alto, y las bolsas tengan mucho potencial se permitirá un 60-65% pero la formación financiera le debería frenar sus ambiciones.
Segundo filtro: Elección de la zona.
Llegados a este punto hay que analizar por separado los fondos más arriesgados (generalmente los de renta variable), los más conservadores (renta fija en condiciones normales de mercado), mientras que los intermedios (mixtos, alternativos, retorno absoluto…) combinarían dichos estudios.
En la cartera de renta variable es más fácil entender el análisis geográfico: dependerá de la potencial revalorización de cada uno de los mercados en función de valoraciones fundamentales, situación técnica/gráfica del índice director o evolución de la moneda.
En el anterior gráfico se muestra como siete simples roturas de resistencias y soportes clave (o bien la imposibilidad de hacerlo) han ofrecido señales de sobreponderar o infraponderar renta variable norteamericana desde la crisis con grandes resultados. Para ello no hay que ser un experto en análisis técnico, pero puede ayudar mucho, especialmente viendo como no está peleado con el largo plazo.
Visto esto, ¿qué habría que hacer en caso de que el S&P rompiera sus máximos históricos, si además el dólar consigue perforar el nivel de 1,05-1 EUR/USD y apoyándonos en valoraciones no tan caras como parecía (especialmente al ver la compra de LinkedIn por parte de Microsoft)?.
La renta fija, es un mundo mucho más complicado de lo que su nombre puede dar a entender, así que para evitar pérdidas como las que están sufriendo ahora muchos de estos fondos hay que dedicarle algo de tiempo.
Lo primero es que valorar el "riesgo país" para entender el extra de rentabilidad que ofrece una zona u otra. Para ello podemos tomar como referencia la conocida "prima de riesgo" o los ratings de la agencias de calificación. Como es lógico, a mayor riesgo mayor potencial de rentabilidad tenemos, pero hay que asumir posibles bajadas de precios sin que ni siquiera se lleguen a producir situaciones reales de insolvencia.
Éste no es el único, además tenemos el "riesgo de tipos"; por lo que hay que comparar las rentabilidades a plazos diferentes para obtener una "curva de tipos" que intente predecir la evolución de rentabilidad y precios y analizar el entorno macroeconómico ya que de él depende la política monetaria que luego afectaría a nuestros fondos de renta fija.
En el anterior gráfico se puede apreciar como en 2006 los inversores no exigían una prima por invertir a largo plazo debido a que esperaban que los tipos bajaran y que su inversión con igual o menor rentabilidad que a plazos más cortos sería beneficiosa a la larga (curva de tipos plana o invertida). Actualmente sí se exige esa rentabilidad, con lo que es predecible una subida de tipos más o menos cercana. Si recordamos las rentabilidades de la renta fija, desde 2006 hasta 2015 éstas han sido muy positivas, mientras que ya llevamos unos meses en negativo, señal de que el mercado descuenta lo comentado aquí.
Este análisis, si bien es cierto que es más útil para los fondos de deuda pública también se debe tomar en consideración para los de deuda corporativa.
En unos días publicaremos la segunda parte de este post con los dos filtros que faltan: la selección del sector y la selección del fondo en concreto.