Decía Schopenhauer que “Los individuos son efímeros, como el agua en el arroyuelo, y, en cambio, las ideas permanecen, como los remolinos de esa agua, que sólo desaparecen con el agua misma”. Con independencia del peso de la persona , lo cierto es que no hay mayor victoria que el que las señas de uno le supervivan, que aún cuando no esté su esencia se mantenga.
Variadas y sonoras han sido las salidas de algunas de las primeras espadas de gestoras nacionales e internacionales a lo largo de estos últimos años, al menos yo no recuerdo una etapa tan vívida como cuando la prensa profana publicaba artículos al respecto como si fueren comentarios del Banco Central de turno. Ejemplo inmediato nos viene a la memoria con el divorcio de Paramés con Bestinver, quizás el shock más fuerte que ha vivido la industria patria, pero a nivel global el desencuentro de Bill Gross con Pimco se merece el laudatio unánime.
Póngase en situación: usted está invertido en Bestinver Internacional porque sabe que detrás existe un equipo capitaneado por el arquitecto español del value investing, Don Francisco. Los resultados acompañan: sólo en 2009 batió el palmarés con un retorno del 71,8%, holgadamente por encima de su categoría Morningstar, y de golpe en Septiembre de 2014 un teletipo en la agencia EFE comunica su marcha de la empresa. La reacción lógica inmediata es el pánico (que en la industria toma forma de reembolso) y si no al menos bastante nerviosismo.
En esta vida hay dos cosas más valiosas que el oro: la primera es el tiempo y la segunda la paciencia. Incluso quien tiene la suerte de disfrutar de la primera puede que no sepa gestionar la segunda, pero su correlación es cercana a 1 y especialmente en el mundo de la inversión se torna indispensable. Bestinver supo buscar un sustituto con Beltrán de Lastra, y éste a su vez crear un equipo nuevo (pues el anterior se independizó) manteniendo el espíritu original aderezándolo con toques propios. ¿El resultado? pese a que el patrimonio gestionado descendió, la performance del fondo se mantuvo por encima de índice y categoría.
La historia de Bill Gross y PIMCO se asemeja bastante. Sin extendernos demasiado, contar que, tras la marcha del gestor a Janus Capital, el PIMCO GIS Total Return de los de Newport Beach quedó huérfano de padre, y hábiles fueron estos para buscar reemplazo en un triunvirato de excepción formado por Scott Mather, Mark Kiesel y Mihir Worah. A pesar de la fuga de capitales, el bastión aguantó a base de su filosofía de priorizar Investment Grade selecto, rémora del sr. Gross, con novedades que introducían los nuevos pilotos, consiguiendo así que las cifras continúen superando al común de competidores.
En conclusión, debemos de tener claro que la idea de nuestro fondo no muere necesariamente cuando desaparece su cabeza visible, la labor de gestión no es de una sola persona sino de todo un equipo, por no decir de toda una empresa. Que no nos domine el miedo ante cambios en una estructura organizativa, porque los gestores son personas, con sus vicisitudes y circunstancias, y por encima de todo lo importante será que su huella quede impresa en el barro una vez decidan estos emprender un nuevo camino.
UN FONDO PARA CREER: Mirabaud Equities Spain
La boutique de Asset Management del grupo suizo Mirabaud experimentó en Abril de 2015 la salida de uno de sus mejores profesionales, D. Antonio Hormigos, la cara más visible de su excelente Mirabaud Equities Spain. Seguramente la competencia descorchaba espumoso sin reparar en que el fondo era en realidad un tándem, y la que fuere co-gestora, Dña. Gemma Hurtado, asumió de lleno la responsabilidad y llamó a filas a D. Emilio Barberá avalado por su trayectoria en Inverseguros.
Con todo, el equipo de Hurtado es Alpha puro y bate mercado con un estilo centrado en el análisis exhaustivo del activo, no sólo por fundamentales sino también por due dilligence corporativa, y mantiene impertérritas las cinco estrellas Morningstar que lo confirman como uno de los mejores fondos de renta variable española del mundo.
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