Todo es cambiante y la operativa bursátil no podía ser menos. Qué lejos queda, parece, aquello de operar en Bolsa en los corros a viva voz. Se ha pasado, en muy poco tiempo, de estar los operadores en el parqué físicamente a operar a distancia. Se ha pasado de recibir los títulos de propiedad de los valores bursátiles adquiridos a tener únicamente una simple anotación en cuanta. Y es que nadie se queda inmune al avance implacable y disruptivo de la tecnología. Los más tradicionales se empeñan, sin conseguirlo, en mantener a toda costa su propio sistema de inversión sin adecuarlo a los nuevos formatos, alegando que si antes funcionaba ahora también. Y no les falta parte de razón, pues, aunque la estrategia no ha cambiado, sí la forma de ejecutarla. El inversor en Bolsa de ahora no es el inversor de hace una década, es más, ha variado hasta en lo referente a la formación que necesita para operar: algunos ni siquiera estudian economía pues les basta con ser ingenieros, físicos o matemáticos. De esta forma, nos encontramos con que son los propios sistemas informáticos los que operan en Bolsa surgiendo así los Sistemas Automáticos de Trading.
Un Sistema Automático de Trading es un programa informático que incorpora un conjunto de reglas matemáticas objetivas, permitiendo olvidarse del seguimiento operativo del sistema con el fin de ejecutar las órdenes operativas en Bolsa de cualquier valor negociado en un Mercado Financiero. Para ello se programa el sistema con una serie de condiciones específicas para que, cuando se den en el Mercado, el propio sistema ejecute la orden de compraventa o simplemente avise al usuario de su cumplimiento. La idea de que una máquina sustituya en la operativa bursátil a una persona puede parecer muy atractiva y eficiente, pero no es así al no estar exenta de riesgos.
Esta herramienta, un tanto desconocida para el inversor doméstico, se está convirtiendo en esencial para el inversor institucional. Tanto es así, que en los Mercados más avanzados como puede ser la Bolsa de Nueva York, más del 60% de las operaciones se resuelven con los sistemas automáticos. En España, este porcentaje es muy inferior pero el aumento se está produciendo de manera implacable.
Este cambio de operativa ha llevado consigo un cambio en los intermediarios financieros pues han tenido que adaptarse, irremediablemente, a la nueva operativa adecuando sus sistemas informáticos a la nueva tecnología para así dar buena calidad de ejecución de órdenes y una amplia oferta de sistemas automáticos adaptados a todos los inversores.
Los Sistemas Automáticos de Trading tratan de suplir la mano humana y lo consiguen, pero siempre después de haber establecido previamente una estrategia de inversión, estrategia que el sistema aplicará y cumplirá de forma automática evitando la tensión emocional y estrés que provoca el Mercado en el inversor, más si cabe cuando el aprendizaje y confianza del trader aún no han llegado a la plenitud para navegar por el Mar de los Mercados Financieros.
Una estrategia de inversión bien definida para este tipo de sistemas incluye también carteras bien diversificadas logrando así grandes probabilidades de éxito que, al fin y al cabo, es lo que busca y desea el inversor. Es necesario también llevar un control periódico de composición de las mismas y acordes con la evolución de los Mercados pues es necesario una reducción del riesgo. Tengamos en cuenta que los Sistemas Automáticos trabajan según la programación que tengan establecida, durante las 24 horas del día y sin fatiga ni ataques de pánico. Esto hace que el inversor no tenga que dedicarse de forma plena a los Mercados y pueda dedicarse, por ejemplo, a la planificación de otras carteras combinando nuevos sistemas y estableciendo nuevos parámetros y tácticas de inversión.
La implantación de estos sistemas está logrando que existan especialistas dedicados a programar la estrategia de un inversor particular para poder introducirla en los servidores donde se lanzarán las órdenes del ahorrador que haya encargado el trabajo.
Una vez que se ha programado un Sistema Automático, éste analiza todos los datos del Mercado y toma decisiones al respecto de forma automática. A estos programas no les interesa los fundamentales de una empresa, lo que les interesa son las desviaciones que experimentan los precios durante el periodo de sesión bursátil. Una vez descubierta, actúan de inmediato para adelantarse al resto de inversores y así conseguir beneficios o aplicar los correspondientes stops para proteger el capital. Como aquí lo que prima es no llegar tarde, suelen colocar los servidores muy cerca de los Mercados pues una décima de segundo es mucho tiempo.
Cuando surge la noticia, el sistema no espera a contrastarla, actúa de inmediato y sin piedad creando un caos en las cotizaciones, siendo el sistema capad de inundar de papel o dinero el Mercado. Ejemplos de éstos hay varios: el descalabro en 2010 del Dow Jones que bajó 1000 puntos en cinco minutos, por poner uno.
Lo que nadie puede negar es que la aplicación de esta tecnología proporciona mucha liquidez al Mercado pues siempre está ofreciendo posiciones de contrapartida.
Las ganancias vienen por la cantidad de operaciones que hacen en cada sesión. Se trata de hacer muchas, aunque la ganancia sea mínima en cada una de ellas, razón por la cual las estrategias son de alta frecuencia y suelen limitarse a periodos inferiores a un día, es decir, en periodos muy pequeños de tiempo se liquidan varias veces la cartera al completo. Esto supone que el inversor tradicional está en clara desventaja con los Sistemas Automáticos de Trading.