Quería comenzar el año con buenas noticias, y el cambio climático está lleno de ellas, pero solo las vais a leer aquí.
1. Precipitación en España
En España el mes de diciembre ha sido cálido y lluvioso, y no se puede pedir más dada la crisis energética y la sequía que nos afligen.
Empecemos por las precipitaciones. La buena noticia lo primero: En España, a pesar del cambio climático, no llueve menos. 2022 ha sido un año muy seco. Con datos provisionales está entre los 7 años más secos de los 58 años de la serie. A lo que hay que añadir que en los tres años anteriores llovió menos de la media. En España no es raro que se encadenen varios años con precipitaciones por debajo de la media, y entre 1990 y 1995 hubo seis años secos seguidos.
Debido a estos 4 años de precipitaciones por debajo de la media al final de la serie, la tendencia lineal, que en 2018 era plana, se ha vuelto decreciente (figura 1).
¿Significa esto que en España cada vez llueve menos? Ni mucho menos, la tendencia lineal es muy sensible al punto donde empieza y donde termina. Las tendencias lineales son muy engañosas. Ya podemos tener una pista de ello si dividimos los datos por la mitad. En 1965-93 llovió una media de 648 mm anuales, mientras que en 1994-2022 fue de 658 mm. Con una España más cálida ha llovido un poco más, aunque no es una diferencia significativa.
Podemos hacer el análisis por décadas completas. La década de los 70 fue la más lluviosa de la serie, mientras que la de los 80 fue la más seca. Desde entonces cada década ha sido más lluviosa que la anterior (figura 2).
Podríamos decir entonces que conforme avanza el cambio climático cada vez llueve más en España. Llama la atención que nos digan exáctamente lo contrario. Si este fuera un blog afirmacionista alarmista presentaríamos los datos solo desde 1980 y entonces podríamos decir que conforme avance el cambio climático se va a ahogar más gente por exceso de lluvias y que los ecosistemas secos de España corren un serio riesgo por el incremento de la pluviosidad. Pero como este es un blog negacionista (nos negamos a aceptar lo que está sin demostrar) nos ceñimos a lo que los datos indican, que en España no hay un cambio significativo en la cantidad total de precipitación debido al cambio climático. Quien diga lo contrario o no tiene ni idea o miente.
2. Temperatura en España
2022 ha sido el año más cálido de la serie en España, como no dejan de decirnos los medios. Otros años han sido el más cálido en el mundo, o en Europa, o en el Ártico, o en donde sea. Con tantos sitios siempre hay alguno donde informar de un nuevo récord. Y casi siempre con el mismo sesgo.
En cualquier caso el calentamiento es claro en España, y en 2022 diez de los doce meses han estado por encima de la media, lo que ha dado lugar a que sea el año más cálido registrado (figura 3).
Sobre si eso es positivo o negativo caben todas las opiniones. Hay a quien le perjudica y a quien le beneficia. Al turismo le va bien porque a los turistas les atrae el calorcito, y cuanto más al sur más turistas. A los ecosistemas les va de perlas. Con inviernos suaves, mucho CO2 y las mismas precipitaciones las plantas están como locas. Hay muchos más árboles en España que hace 100 años (figura 4, HIstoric Land Dynamics Assessment, HILDA). Con menos frío y más CO2 fluye mucha más energía a través de los ecosistemas, beneficiando a la mayoría de las especies. Gracias también a los esfuerzos conservacionistas, con el calentamiento les va mejor a casi todas las especies en peligro de extinción de España, con la excepción del urogallo. Y recordemos que el frío mata también a diez veces más personas que el calor, incluso en países templados como el nuestro (Zhao et al. 2021).
Hay muchas razones para ser optimistas con respecto al cambio climático y al medio ambiente si se mantienen las tendencias y esfuerzos de las últimas décadas. Evidentemente no todo es positivo, pero lo positivo predomina.
3. Calentamiento mundial
Nadie mínimamente informado niega que haya cambio climático. Cambio climático lo ha habido siempre. Desde 1860 el cambio climático predominante es de calentamiento, lo cual es una suerte porque si tuviéramos un invierno como los de 1800-1850, cuando se helaba hasta el Ebro, íbamos a flipar en colores. Pero nadie ha conseguido demostrar que el calentamiento global sea principalmente consecuencia de nuestras emisiones. Es razonable suponer que el incremento de CO2 haya contribuido al calentamiento desde mediados del siglo XX cuando nuestras emisiones de CO2 aumentaron de forma importante, pero nadie sabe cuánto han contribuido por más que el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) se empeñe en que "Los humanos son la causa dominante del calentamiento global observado en las recientes décadas" (IPCC AR6).
Lo cierto es que la evidencia de ello no existe. Lo sé porque me he leído miles de artículos científicos buscándola. Y no, los modelos de ordenador no constituyen evidencia científica excepto de la habilidad para programar de sus autores. Los modelos y sus predicciones cambian constantemente y cuando cambia nuestro conocimiento del clima hay que rehacerlos.
La absoluta falta de evidencia contrasta vivamente con la decisión de recortar nuestras emisiones de CO2 hasta cero cambiando completamente el sistema energético basado en los combustibles fósiles y designando como contaminante al CO2, molécula tan esencial para la vida como el oxígeno. Todo ello mientras a buena parte del mundo el tema de las emisiones se la trae al pairo y muchos solo están a bordo por el dinero prometido.
Para llegar a las buenas noticias sobre el calentamiento global hay que analizar las variaciones de la tasa de calentamiento del planeta, algo así como la velocidad de calentamiento. Hoy vamos a utilizar los datos de temperatura global calculados por satélite en la Universidad de Alabama en Huntsville, UAH 6.0, que se pueden conseguir aquí.
Están representados en la figura 5.
Como podemos ver, la tendencia de la temperatura es decreciente desde 2016, por eso 2022 es el séptimo año más caliente. Hace 7 años que el planeta se enfría. ¿Significa eso que el calentamiento ha terminado? No, periodos de 7 años de enfriamiento son frecuentes en el registro, habiendo 8 desde 1979, y el calentamiento continúa. Es tan solo a partir de 15 años de enfriamiento que solo aparece un periodo de 1998 a 2014 en el registro de los últimos 45 años, conocido como la Pausa.
Para analizar la evolución de la tasa de calentamiento, a cada dato mensual le restamos el anterior para calcular el incremento mensual. Luego desestacionamos el incremento hallando la media móvil de 12 meses, esto le quita mucho ruido. Por último calculamos la tasa de calentamiento medio de 15 años en °C/década hallando la media móvil de 180 meses y multiplicando el dato resultante por 120. El resultado se muestra en la figura 6.
Cada punto en la curva de la figura 6 es la tasa de calentamiento de los 15 años anteriores a ese mes. La Pausa figura prominentemente como único periodo con tasa negativa. Para que el actual periodo de enfriamiento apareciera en esa gráfica con tasa negativa sería necesario que la temperatura global siguiera siendo inferior a la de 2016 ocho años más, hasta acabar 2030.
Pero la buena noticia que nadie nos cuenta es que el calentamiento global se está frenando. La tasa a 15 años fue muy elevada desde mediados de los 80 hasta finales de los 90, llegando a alcanzar los 0,35 °C/década. La media de todo el periodo de registros por satélite es de 1,3 °C por siglo, pero la tendencia a largo plazo ha ido cayendo desde 1,6 °C/siglo a 1 °C/siglo actualmente. El actual periodo de enfriamiento no hace sino contribuir a ese descenso en la tasa de calentamiento a largo plazo.
Obviamente esta buena noticia no se nos dice, en primer lugar, porque se ha conseguido sin hacer absolutamente nada por reducir nuestras emisiones de CO2 a nivel mundial, lo que cuestiona la necesidad perentoria de hacer un gran esfuerzo por reducirlas.
En segundo lugar, no se nos dice porque ésta reducción de la tasa de calentamiento ha tenido lugar durante una aceleración de la tasa de incremento de CO2 atmosférico, como muestra la figura 7. Los datos se obtienen aquí (ftp://aftp.cmdl.noaa.gov/products/trends/co2/co2_mm_mlo.txt), y como ya vienen desestacionados nos ahorramos ese paso. Seguimos exactamente el mismo proceso para el mismo periodo (1979-2022), que para la gráfica de la figura 6.
El problema para la teoría del calentamiento antrópico es que mientras la tasa de calentamiento se reduce, la tasa de cambio del CO2 atmosférico aumenta sin parar, y en el mismo periodo ha pasado de crecer a 14 partes por millón (ppm) por década a 23,5 ppm/década. Es decir casi se ha duplicado su velocidad de crecimiento. Según la teoría, no es posible que el calentamiento se frene mientras se acelera fuertemente el CO2. La consecuencia del incremento de CO2 sobre el efecto de invernadero es bien conocida. Cada molécula adicional intercepta radiación infrarroja elevando la altura media de emisión desde la atmósfera y requiriendo un incremento de la temperatura de superficie para que el planeta mantenga su equilibrio radiativo, es decir que irradie una energía equivalente a la que recibe por radiación solar. La teoría no contempla que cuanto más deprisa aumentemos el CO2 de la atmósfera más despacio se caliente el planeta. La teoría es errónea o incompleta. Hay cosas fundamentales del cambio climático que no entendemos, que son capaces de compensar, anular e incluso revertir el efecto del aumento de CO2 sobre la temperatura. Yo ya he propuesto una alternativa, que no es considerada por el IPCC, en la hipótesis del portero de invierno basada en cambios en el transporte de energía hacia los polos.
En tercer lugar, no se nos bombardea a diario con la buena noticia de que el calentamiento global se frena porque los modelos predicen justamente lo contrario, lo que indica que a pesar de costar una fortuna esos modelos no sirven para nada. El 5º proyecto de intercomparación de modelos (CMIP5) ya proyectaba un calentamiento mayor para el periodo 2006-2022 que el que se ha observado. Para consternación de los climatólogos (Voosen 2022), los cambios introducidos en los modelos de CMIP6 hacen que se proyecte mucho más calentamiento, por lo que han decidido que, en vez de hacer la media de todos los modelos como se hizo en CMIP5, se haga la media solo de los más fresquitos. Aún así la desviación entre los modelos y la realidad se vuelve más insoportable a cada año que pasa (figura 8).
4. Otras buenas noticias climáticas
2022 ha estado lleno de buenas noticias climáticas que tampoco hemos oído.
En septiembre el hielo del Ártico alcanzó una extensión mínima de 4,87 millones de kilómetros cuadrados. Esta extensión es superior a la que tuvo en 2007, debido a lo cual la tendencia del hielo Ártico en verano es nula durante los últimos 16 años (figura 9). Datos de aquí (ftp://sidads.colorado.edu/DATASETS/NOAA/G02135/north/monthly/data/)
Nos dijeron hasta la saciedad que el Ártico se fundía, y Greenpeace lo utilizó para sacar una pasta a los incautos bienintencionados, dinero que utilizó entre otras cosas para mantener el alto estilo de vida de sus directivos. El Ártico se fundió significativamente entre 1990 y 2007, pero ahora hace ya 16 años que no lo hace y no creo que sea por el dinero que se le dio a Greenpeace.
A falta de los datos desde octubre, el nivel del mar ha subido tan solo 2 milímetros en los primeros 9 meses del año. Datos aquí. Continúa la tendencia del nivel del mar a crecer menos en los últimos 10 años (figura 10). Ello indica que la subida del nivel del mar probablemente está ligada al aumento de la temperatura, como parece lógico. Por ello los modelos de subida del nivel del mar están tan equivocados o más que los modelos de temperatura, y esas cifras de subida del nivel del mar de un metro o más con las que nos tratan de asustar los medios son absolutamente ridículas.
Hay que decir que los satélites miden una subida del nivel del mar en torno al doble de la que registran los maremómetros costeros. O el mar está subiendo más por el centro que en las costas, o hay un problema en medir la subida del nivel del mar con respecto al centro de la Tierra que no tiene en cuenta lo que pasa en el fondo de los océanos.
En cualquier caso la ridícula subida del nivel del mar solo es un problema en las zonas donde hay subsidencia por acción humana, debido a la desecación de aguas subterráneas o excesiva construcción costera. Como ejemplo de la inexistencia de un problema serio aquí hay dos fotos del mismo edificio situado a escasos 10 metros de la orilla del mar Mediterráneo donde un servidor pasa sus vacaciones, separadas por 45 años (figura 11). La erosión costera ha afectado algo el perfil, pero el nivel del mar no parece haber subido de forma detectable. De hecho el maremómetro Alicante II muestra un aumento del nivel del mar de unos 10 cm en 60 años, o un milímetro y medio al año.
A pesar de todas las declaraciones continuas de que el cambio climático está haciendo que los fenómenos extremos sean más intensos y abundantes, no hay ningún dato que lo apoye, y por eso nunca se presentan los datos. Los propios informes del IPCC no apoyan que los fenómenos extremos vayan a peor, con la excepción de las olas de calor, que dependen de su definición.
2022 ha sido un año muy tranquilo en términos de huracanes, continuando la tendencia descendente desde mediados de los 90 tanto en su frecuencia como en su energía (figura 12) Datos aquí.
Ya he mencionado en ocasiones que en un mundo más cálido el gradiente de temperatura entre el ecuador y los polos es menor, reduciendo la cantidad de energía a transportar y la intensidad de la circulación atmosférica, por lo que no cabe esperar que el calentamiento aumente la frecuencia de los fenómenos extremos, de la misma manera que no cabe esperar que aumente la sequía a nivel global.
5. Conclusiones
2022 ha sido un buen año a nivel climático y además reafirma las tendencias positivas hacia una reducción de la intensidad del cambio climático en muchos de los indicadores principales: temperatura, banquisa de hielo Ártico, nivel del mar, fenómenos extremos... No dejemos que nos engañen pagandolo con nuestros propios impuestos. No tenemos nada que temer del cambio climático ni ahora ni en un futuro previsible. Richard Feynman, uno de los mejores físicos del siglo XX, dijo en 1966 que "la ciencia es la creencia en la ignorancia de los expertos", y Stuart Firestein nos enseña que la ignorancia es el combustible que hace que la ciencia avance. Aquellos que creen que saben lo que le pasa al clima, que rechazan aceptar su propia ignorancia, no están haciendo avanzar la ciencia, sino que obstaculizan su avance, retrasándolo. No merecen ser llamados científicos porque no sirven a la causa de la ciencia, que es el aumento del conocimiento. Tan solo tratan de llenarse los bolsillos defendiendo una ortodoxia de claro interés político. No es por nada que el panel del clima se llama intergubernamental.
A 2023 solo se le puede pedir en términos climatológicos que llueva más. Es previsible que a partir del verano se desarrolle una situación del Niño en el Pacífico ecuatorial, que es más propicia a las lluvias en España. Y si además continúa el enfriamiento global de los últimos años pues tanto mejor, aunque solo sea por acallar un poco a los cansinos climáticos.