El inversor debería conocer, antes de operar, todos los riesgos (y gastos) que supone la inversión en bonos denominados en una divisa distinta a la suya (en la que tiene denominadas sus cuentas, sus ingresos y gastos, etc.). El afán por obtener mayores rentabilidades invirtiendo en bonos en otras divisas debería quedar muy matizado por los riesgos que se asumen y los gastos adicionales que se soportan, tal y como vamos a explicar.
Vamos a suponer que somos inversores con cuentas denominadas en euros y que tenemos que elegir entre dos bonos similares de un mismo emisor, uno en euros y otro en dólares. Por simplicidad en los cálculos, consideramos que al bono se emite a un año:
- Emisor: General Electric. Divisa: euro. Rentabilidad = 2%
- Emisor: General Electric. Divisa: dólar USA. Rentabilidad = 4%
Los bonos anteriores se emiten y amortizan a la par, por lo que el cupón se corresponderá con la rentabilidad en divisa de la inversión. Es normal que bonos similares de un mismo emisor coticen con rentabilidades distintas en distintas divisas, ya que los tipos de interés libres de riesgo no suelen ser coincidentes y muchas veces tampoco lo son las primas por riesgo de crédito, ya que la visión de un mismo emisor por parte de los inversores puede ser diferente en función de la zona económica.
En el momento de la emisión, la cotización del euro frente al dólar USA se sitúa en 1,25 unidades y tenemos intención de invertir 100.000 euros.
- Bono en euros: nos cargan en cuenta 100.000 euros, cantidad que se corresponderá con el valor nominal y efectivo de la inversión.
- Bono en dólares: disponemos de 100.000 euros, pero el bono que vamos a comprar está denominado en dólares. Por tanto, tendremos que convertir nuestros euros a dólares para poder realizar la adquisición. Tal y como hemos comentado, la cotización de mercado del cruce EUR/USD (euro/dólar) se sitúa en 1,25, pero nuestro intermediario aplica un diferencial entre los tipos de cambio comprador y vendedor del 2% (1% a cada lado). Por tanto, nos aplicará un fixing para realizar la compra de los dólares de 1,2375 unidades (1,25 – (1,25 x 1%)). Habremos comprado 123.750 dólares y, en consecuencia, podremos adquirir bonos que, en total, supongan ese desembolso (en nuestro caso, el efectivo es igual al nominal).
¿Cuál será el flujo que obtendremos a vencimiento de la inversión?
- Bono en euros: nos abonarán en nuestra cuenta 100.000 euros del nominal invertido más 2.000 de intereses (102.000 euros).
- Bono en dólares: nos van a devolver los 123.750 dólares de nominal más 4.950 dólares de intereses (123.750 x 4%), lo que totaliza 128.700 dólares. Pero, tal y como hemos comentado al inicio, nuestra divisa base es el euro y, por tanto, debemos volver a transformar esos dólares recibidos a euros. Vamos a calcular tres escenarios posibles en cuanto a la evolución que haya tenido la cotización del dólar frente al euro durante el periodo entre el que compramos los bonos y su amortización a vencimiento:
- El dólar se ha revalorizado y cotiza a 1,15 unidades por euro. Dado que lo que nosotros queremos ahora es vender los dólares recibidos al vencimiento de nuestra inversión, tenemos que utilizar el fixing vendedor que nos aplica nuestro intermediario, es decir, un 1% superior a 1,15 unidades, que es la cotización en el mercado. En este caso, 1,1615. Dado que tenemos 128.700 dólares, nos abonarán en cuenta 110.805 euros (128.700/1,1615). Como la inversión realizada había sido de 100.000 euros, habremos obtenido una rentabilidad final en el año del 10,805%.
- El dólar se ha depreciado frente al euro hasta niveles de 1,35. En este caso, el fixing vendedor quedaría fijado en 1,3635 y habremos transformado los 128.700 dólares en 94.389,4 euros. Es decir, hemos incurrido en pérdidas por importe de 5.610,6 euros o, lo que es lo mismo, nuestra rentabilidad ha sido del -5,61%.
- El cruce euro/dólar se ha mantenido estable. El fixing que nos aplicarán será 1,2625, por lo que el resultado de nuestra inversión queda en 101.940,6 euros, es decir, hemos obtenido una rentabilidad del 1,94%.
La conclusión que claramente se extrae de lo visto en el ejemplo es que invertir en otra divisa, aparte de la asunción de mayores costes (comisiones) por la transformación continua de flujos de una a otra divisa, supone un riesgo de tipo de cambio que puede ser muy superior al diferencial de rentabilidad que se pueda obtener. Ese riesgo de tipo de cambio viene provocado por la diferencia entre las cotizaciones de las divisas en el momento de realizar la inversión (tipo de cambio conocido ya que es el actual) y la que se aplicará al momento en que percibamos los flujos en divisa de esa inversión (tipo de cambio desconocido hoy).