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¿Qué es el valor temporal del dinero y cómo afecta a los bonos?

Vamos a analizar en este epígrafe la relación entre los tipos de interés y los precios de los bonos con cupones fijos. La premisa fundamental es que una vez que un bono ha sido emitido, ya son conocidos hasta su vencimiento todos los flujos de pago que va a percibir el inversor. Sin embargo, si los tipos de interés de mercado suben, es lógico que los precios de los bonos bajen, ya que:

  • El valor presente de los flujos del bono bajará.
  • Los nuevos bonos que se lancen a mercado tendrán cupones superiores por la subida de tipos de interés, por lo que los inversores no estarían dispuestos a comprar el bono antiguo, salvo que su precio sea menor al recién emitido (que ofrece tipos más altos que el antiguo).

Existe un concepto muy importante a la hora de analizar cualquier aspecto relacionado con las inversiones financieras y, en particular, las de renta fija. Nos referimos al valor temporal del dinero. De forma resumida, significa que tener un euro hoy tiene más valor que tenerlo en el futuro y ello se debe, en mayor o menor medida, a los siguientes motivos:

 
  • La inflación le quita poder adquisitivo a los euros que recibamos en el futuro, ya que el coste de los mismos bienes y servicios que podamos pagar con esos euros habrá aumentado.
  • Cuando hablamos del futuro, siempre lo tenemos que asociar a incertidumbre, circunstancia por la cual lo normal es que prefiramos tener ya en nuestro poder las cosas (en este caso, los euros).
  • Además, un euro hoy tiene que tener más valor que un euro futuro ya que el euro que percibamos ahora lo podremos invertir, percibir unos intereses y obtener más de un euro en el futuro.

Es conveniente incidir, no obstante, y esto sirve para otras partes del presente manual, que hoy en día muchos de los conceptos económicos y financieros se sitúan en el límite de los paradigmas comúnmente aceptados hasta ahora. En situaciones normales, como hemos dicho, la inflación reduce el poder adquisitivo conforme pasa el tiempo, pero en estos últimos años algunos países han alcanzado situaciones de deflación o están cerca de ella.

Por otro lado, la elevada incertidumbre que se asocia con muchos emisores y, en consecuencia, la duda sobre si recibiremos, como inversor, los cupones prometidos y la devolución del capital a vencimiento, ha provocado que los tipos de interés de los bonos de esos emisores dudosos hayan repuntado mucho. En paralelo, las rentabilidades exigidas a aquellos emisores que se consideran seguros se han hundido (por la llamada huida hacia la calidad), hasta el punto de alcanzar niveles negativos en algunos casos (es decir, un euro hoy vale menos que un euro mañana, porque algunos inversores incluso pagan al emisor del bono para refugiar en él su dinero). Nos estamos refiriendo a emisores como el Estado alemán o el suizo, que han colocado muchas emisiones en los mercados con rentabilidades negativas (como acabamos de comentar, el inversor le paga intereses al emisor del bono por prestarle su dinero).

Estos son casos extremos y también permiten apreciar cómo los tipos de interés de las distintas emisiones o bonos no son más que el equilibrio entre oferta y demanda entre esos emisores y los inversores. Si los agentes económicos entienden que hay pocos emisores seguros y mucha demanda por invertir en bonos seguros, el precio de esa seguridad aumenta en forma de menor tipo de interés que se obtendrá de esas inversiones, hasta el extremo de alcanzar niveles negativos (las citadas rentabilidades negativas que en algunos momentos han ofrecido los bonos alemanes o suizos). Nota: este texto está escrito hace un par de años. Las rentabilidades negativas ya son el pan nuestro de cada día.

No obstante, en aras de desarrollar adecuadamente el presente libro, nos basaremos en situaciones de normalidad en el funcionamiento de los mercados financieros. Aunque hacemos referencia a las excepciones que recientemente se han visto en los mercados para una mejor comprensión.

En consecuencia, hemos visto que hay tres factores que influyen en la evolución de los tipos de interés: inflación, incertidumbre, e incentivo al ahorro. Lógicamente, estos tres factores cambian a lo largo del tiempo, por lo que es normal que los tipos de interés también varíen.

Vamos a calcular, por simplificar, la relación entre una cantidad de euros hoy y dentro de un año. 1.000 euros de hoy equivaldrán dentro de un año a esos 1.000 más los intereses generados. Así tenemos:

Flujo0 + Flujo0 x tipo interés = Flujo1

 

O, lo que es lo mismo:

Flujo0 x (1+ tipo interés) = Flujo1

 

En el caso de los 1.000 euros, bajo el supuesto de que los tipos de interés a un año se sitúan en el 3%, tenemos:

1.000 x (1 + 3%) = 1.030

 

Es decir, hemos podido establecer la equivalencia de un flujo hoy a su equivalente dentro de un año. Si quisiésemos hacer lo mismo, pero trasladando el flujo futuro al presente, tendríamos:

Flujo0 = Flujo1 / (1 + tipo interés)

 

En nuestro ejemplo:

1.000 = 1.030 / (1 + 3%)

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