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Nueva Cruzada Españolista contra los Vascos

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Nueva Cruzada Españolista contra los Vascos
Nueva Cruzada Españolista contra los Vascos
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#286

Re: Nueva Cruzada Españolista contra los Vascos

He sguido profundizando en la figura de San Francisco Javier y despues de repasar varios diccionarios y ver que en todos ellos se dice que San Francisco Javier es español quiero recordar tambien que en Madrid, el 15 de noviembre de 2013 se inauguro una exposición montada por CaixaForum que, con el título de “Japonismo”, trataba sobre la recepción, a partir del siglo XVI, del arte nipón en la cultura occidental. En la introducción se indica textualmente que “todo empieza en el año 1549, (cuando) el jesuita español San Francisco Javier llega al archipiélago japonés y entra en contacto con una cultura oriental milenaria”. La apropiación del vaco navarro como jesuita “español” resulta, cuando menos, descarada. Los imperios siempre se han caracterizado por la incautación de cualquier activo propio de los países que colonizaban. Su patrimonio pasaba a formar parte del tesoro imperial. Quedaba al arbitrio del imperio su apropiación mediante desnaturalización, ocultamiento, reinterpretación o simple ignorancia, la ley del olvido. Sucede, como en la historia de Alicia en el País de las Maravillas, que quien manda puede hacer que cada cosa signifique lo que él desee, comemzando por la manipulalcio de la historia

Francisco Javier es patrimonio de los partidarios de la independencia de Navarra, pero quienes la conquistaron se apropiaron de su figura, tras una reconversión oportunista. La posición política y militar de su familia no resulta asimilable con facilidad desde la historia españolista. Su enfrentamiento a los ocupantes no dejaba ningún resquicio. Esa cuestión quedó simplemente aparcada, se ignoró. Francisco Javier se recupera por una vía indirecta, a través de su papel como misionero jesuita, como persona relevante para el mundo católico. Y es esto lo que aparece en la exposición organizada por La Caixa: Francisco Javier es jesuita y el imperio se lo apropia como jesuita “español”. Da lo mismo que no fuera español ni de nacimiento ni de sentimientos; Francisco Javier viajó por el mundo como portugués: de Lisboa fue a Mozambique (colonia portuguesa), y de aqui a Goa (colonia portuguesa en la India) donde establecio su base para llegar al Japon. Nació cuando Navarra existía, pero pronto fue fagocitada. No quedó más que España (y una parte navarra de Ultrapuertos y la sede del monarca navarro conde del Bearn, en el castillo de Pau, donde Shakespeare ambienta su obra " trabajos de amor perdido" y hace decir a uno de los personajes: "algun dia Navarra sera la maravilla del mundo").
En esta condición de misionero, español forzado, lo convierten en patrono de Navarra, en realidad copatrono junto con San Fermín el inexistente. Pero esa es otra historia… Francisco Javier llegó a ser patrono de una Navarra rota, sometida a España. Hoy es una simple Comunidad Autónoma.Nada dicen de que Francisco Javier era un exiliado politico con orden de busca y captura por las autoridades españolas, y que si pisaba territorio español o de cualquier colonia española podia ser detenido,igual que pasa hoy con mas de 3000 exilados vasconavarros por todo el mundo.

FranciscoJavier nació en un Estado vasco libre, una patria independiente. Él y su familia fueron sus acérrimos defensores, y ni fue ni sera nunca español

Desde hace años es el patrono del euskera y también de los pelotaris, el deporte vasco por excelencia. Algunos, con acierto, lo han propuesto como patrono de Euskalherria. Ya es hora de que Francisco Javier ascienda de categoría y pase de ser el patrono de la Comunidad Foral Navarra, simple provincia española, a serlo del conjunto de la nación vasca y de su próximo Estado independiente: Navarra.

#287

Re: Nueva Cruzada Españolista contra los Vascos

Se siguen cometiendo errores, en especial desde las fuerzas políticas, al admitir como si fueran propias las divisiones territoriales impuestas, e igualmente las trabas y cuando no la privación tanto del ejercicio de nuestro derecho privado o civil y público o político, como de los derechos inherentes a la libre decisión democrática. Al no tener en cuenta que la división en territorios o provincias es fruto exclusivo de las conquistas y que el cercenamiento de los propios derechos, civiles y ciudadanos, así la imposición de un ordenamiento jurídico ajeno a esta sociedad o la sustitución del euskera por el castellano o el francés, también son consecuencia de la labor de los conquistadores. Se cierran en falso los graves efectos de la conquista continuada, y se quiere -haciendo caso omiso a la dura realidad de estar conquistados- ir a probar fortuna nuevamente en profundizar en la vía autonómica de un nuevo estatus -o mejora de la dependencia- sin haber previamente reconocido que somos una sociedad conquistada, dividida y negada. ¿Dónde o cuándo comienza la dependencia?, es evidente que con la conquista, que resulta continua, y así también la dependencia.

La conquista supone a la vez una explotación permanente y de todo tipo -económica, social, cultural y política- desde la sociedad conquistadora, especialmente por los sectores detentadores del poder en la misma, sobre la sociedad conquistada. Al ser la conquista cotidiana y de larga duración, parece que esta anómala situación es la normal. En este sentido se llega a llamar, en el colmo del cinismo, a la arquitectura de dominación con el nombre de ordenamiento constitucional democrático y el de Estado de Derecho. Aquí quiebra por completo la existencia de la imprescindible igualdad y mutuo respeto de los derechos de ambas sociedades para que pueda haber solidaridad entre ellas, que resulta imposible entre conquistadores y conquistados, al superponerse siempre arrolladoramente los intereses de la sociedad conquistadora a los de la sociedad conquistada. La primera monopolizadora del poder, que por esta contradicción resulta de intrínseca condición tiránica. Los conquistadores provocan que la sociedad conquistada esté en la ignorancia y la mantienen con la manipulación del relato histórico, pero que también por otro lado se practica desde el nacionalismo cultural propio, al ocultar o minusvalorar el peso determinante de la conquista.

Es preciso explicar la realidad, de la forma más objetiva posible, dando a conocer los avances y retrocesos de los derechos y libertades de esta sociedad conquistada. Las guerras civiles de los últimos dos siglos han servido a posteriori y equivocadamente como justificación de la suplantación de los derechos individuales y colectivos de esta sociedad conquistada. Ya lo vio Ozcariz en 1842, la ley de desmantelamiento de las instituciones estatales de la independencia navarra de 1841 no tiene una relación directa con la guerra llamada carlista, de 1833-1839. A este respecto, son clarificadores los acuerdos de las Cortes de Navarra de 1828-1829 y de la Diputación del Reino de 1830…, tampoco tiene relación directa y exclusiva la guerra civil de 1872-1876 con la ley, abolitoria de los restos forales en la Navarra occidental, de 1876.

El Estado español no es que tenga miedo en la actualidad a dar por finalizada la lucha armada en el País Vasco, como dicen algunos, el Estado español lo que verdaderamente teme es que se descubra su verdadera naturaleza política -esencia y sustancia- de conquistador, por ello poco democrático, tiránico y absolutista, aunque se camufle de lo contrario. Todo su esfuerzo se centra en evitar que Navarra despierte como ya lo ha hecho Catalunya. Es decir, tiene miedo a que los conquistados ya de una vez le digan a la cara la verdad y que ya vale, que se desconquistan y que recuperan el ejercicio de sus derechos a ser independientes.

Aquí el colaboracionismo está también en algunos que niegan u ocultan la realidad y la unidad social y nacional de Nabarra osoa, ya que la quieren sustituir por un proyecto nebuloso, que resulta negacionista y subordinador para la sociedad navarra. Algunas claves son:

• El monopolio del poder, que tras la continua conquista es inaccesible para los conquistados. Así como la identidad nacional, ocultada por la continua conquista y la negación de la sociedad que estatal y jurídico-políticamente es navarra.

• El derecho a decidir ha de tener siempre la premisa de la necesaria desconquista e independencia de la nación política conquistada, que es la navarra. Decidir sobre seguir conquistado o recuperar la independencia, ese es en su pleno sentido el derecho a decidir.

• La incongruentemente llamada por algunos articulación territorial, como si no existiera ya la unidad de la sociedad y su territorio jurisdiccional navarro por encima de las divisiones artificiales provocadas por los conquistadores.

• Los derechos democráticos, que son los que tiene secuestrados la sociedad conquistada.

Es un error pensar que solo son las fuerzas de la globalización financiera quienes mandan en el Estado español a los efectos de su relación con la conquistada Navarra. Ya que eso es ignorar el verdadero contenido hegemonista español y el proyecto político de su Estado, con sus especiales características: elitista, clasista, aristocrático, absolutista y nacional católico.

Negacionismos, contra la unidad de la realidad sociopolítica, nacional y estatal navarra, de la Nafarroa osoa, de los que están poseídas algunas fuerzas políticas nacionalistas vascas con respecto a las conquistas continuas que padece esta sociedad, al no partir de ellas sino solo de una particular y limitada visión de la identidad cultural. Es necesario corregir este fundamental desenfoque con respecto a conseguir el acertado diagnóstico de la realidad, socio-política, estatal, jurídica, económica y cultural, de esta sociedad conquistada. Esta sociedad negada, cuyo territorio propio jurisdiccional es Navarra entera, tiene el símbolo político que ha utilizado siempre para poner de manifiesto su diferencia e independencia frente al de los conquistadores y los de las demás naciones del mundo, es la bandera roja, que se enarbola frente a la invasión de 1512, por el ejército navarro en 1795, que se iza en 1813 tras la retirada francesa, en el pronunciamiento independentista de 1837, o en 1893-1894 durante la movilización unitaria de la sociedad navarra en la Gamazada.

#288

Re: Nueva Cruzada Españolista contra los Vascos

Durante las últimas décadas el nacionalismo vasco se ha convertido en uno de los grandes difusores de mentira y rencor en la política española. De creer sus patrañas, los vascos habrían sido en el pasado una entidad política conjunta, habrían sido oprimidos por España y Francia; y habrían tenido como única lengua el euskera o vascuence. Nada más lejos de la realidad.

Incluso autores tan marcadamente nacionalistas como fray Bernardino de Estella ya reconocieron que en los primeros tiempos de la invasión musulmana de España, los vascos carecían de lazos políticos que los unieran y que tenían una clara «falta de conciencia nacional". Cuando, muy posteriormente, el reino de Navarra se convirtió en una formación política vascona, sus monarcas no se definieron como «reyes vascos» -como pretenden Ibarreche y sus acólitos- sino como «rey de las Españas». Ese título es el que aparece, por ejemplo, en el acta de traslación del cuerpo del rey Sancho Garcés III a san Millán el 14 de mayo de 1030 y era lógico porque los reyes vascones de Navarra deseaban no construir un Estado vasco sino reconquistar España. Fue un rey vascón de Navarra el que en el Decreto de restauración de la catedral de Pamplona se refería a «nuestra patria, España» hace poco menos de un milenio. Tampoco extraña, por ello, que para escándalo de los nacionalistas vascos, utilizara más el romance navarro que el euskera y dejara que esta lengua se perdiera en tierra de La Rioja, de Álava y de la Ribera navarra. No era Castilla -una entidad minúscula entonces- la que acababa con el vascuence sino que los reyes euskaldunes de Navarra, como lamenta nuevamente fray Bernardino de Estella, «se dieron mucha prisa en adoptar la lengua castellana para redactar sus documentos, adelantándose unos 60 años a los mismos reyes de Castilla».

La Historia de las tres provincias vascongadas estuvo también ligada íntima, voluntaria y entrañablemente a la de Castilla. Guipúzcoa se unió a Castilla en el siglo XI por solicitud voluntaria de su Junta general y en los siglos siguientes, la documentación guipuzcoana denomina a los naturales de Guipúzcoa «castellanos» y éstos lo tienen como timbre de gloria. El apego de Guipúzcoa a Castilla era tan estrecho que la Junta general de1468 hizo jurar a Enrique IV «que jamás enajenaría de su Corona las villas, pueblos, etc. Ni Guipúzcoa entera» comprometiéndose a no apartarla de Castilla ni siquiera con dispensa papal. Álava solicitó también su incorporación a Castilla en 1200, exigiendo los alaveses del rey castellano que se comprometiera a no enajenar el territorio por ninguna causa.

Por su parte Vizcaya, pasó a formar parte, también voluntariamente, de la Corona de Castilla en 1179. Los vizcaínos conservaron sus instituciones, pero con una supervisión regia y una instancia superior castellana, ubicada en Valladolid.

Además las discusiones de las Juntas se realizaban en castellano o en vascuence y los procuradores y apoderados “no podían ser admitidos en ningún tiempo si no sabían leer y escribir en romance”. Ambas lenguas eran consideradas igual de vascas.

El final de la Edad Media, la hegemonía española o la llegada de los Borbones no alteraron, en absoluto, este panorama y, como era de esperar, el enfrentamiento con Napoleón encontró también en los vascos las muestras más acendradas de patriotismo español.

De hecho, los diputados vascos en Cádiz apenas opusieron resistencia a un proyecto constitucional que significaba el final de sus fueros. Como diría el diputado vizcaíno Yandiola, «no son los fueros, no es el provincialismo, sino la felicidad de la nación, la que dirige a los diputados de Vizcaya». La nación no era otra, ¿acaso podía serio?, que España. Las guerras carlistas dividieron a los vascos pero no entre españolistas e independentistas sino entre españoles liberales y , españoles absolutista-carlistas. Cuando don Carlos, el pretendiente carlista, llegó a Elizondo se reunió con el general Zumalacárregui y entre ambos redactaron el 12 de julio de 1834 un manifiesto que comenzaba diciendo: «Españoles: mostraos dóciles a la voz de la razón y de la justicia. Economicemos la sangre española». Don Carlos añadiría: «El éxito no es dudoso; un solo esfuerzo y España es libre».

Por aquella época un predecesor del nacionalismo vasco, el vascofrancés Agustín Chaho, que odiaba a España y a Francia, acudió a Navarra para sembrar el separatismo. Zumalacárregui, español y vasco, vasco y español, lo expulsó de su territorio con cajas destempladas. Foralistas vascos, como Fidel de Sagarminaga, afirmaban mientras tanto que defendían las libertades vascongadas «sin perjuicio de las altas y mayores facultades del Estado, pues que de una sola nación se trataba» ya que «el derecho de los vascos consiste en continuar nuestra historia y tradición, no en provecho solamente propio, sino en provecho común de la nación española. Los vascongados no han sido nunca otra cosa que españoles». En realidad, hubo que esperar a finales del siglo XIX y a la aparición de los escritos racistas y fanáticos de Sabino Arana, el fundador del PNV, para que esa tradición de identificación entre los vascos y España se cuestionara. No es de extrañar que en su momento fuera contemplado por contemporáneos como el también vasco Unamuno como un trastornado.

Luego han venido otras mentiras y ocultaciones. Por ejemplo, se ha escondido que el alzamiento triunfó en Álava en 1936, que el PNV traicionó en 1937 al Frente Popular pactando con el fascismo italiano. Que el bombardeo de Guernica no fue como lo cuenta Arzalluz o que Franco favoreció extraordinariamente a las provincias vascongadas.

Lástima, porque no se trata sólo de cuestiones históricas –que ésas son fáciles de establecer-, sino de destruir la trayectoria histórica de los vascos que siempre se consideraron con orgullo los más españoles dentro de España.

#289

Re: Nueva Cruzada Españolista contra los Vascos

Durante el siglo XIX gran parte de los vascos y navarros tomaron profundo odio al liberalismo masón y democrático, tomando lugar un largo debate sobre la conveniencia de eliminar los regímenes forales de origen medieval que pervivían en España, especialmente los vascongados y navarro. Todos las demás particularidad jurídicas de los distintos reinos, comarcas, condados o ciudades habían ido derogándose durante la Edad Moderna, sobre todo ante la llegada de los Borbones, con la implantación de los Decretos de Nueva Planta y su concepto centralista del Estado.

Tras la Revolución francesa, el modelo de organización territorial y racionalización legislativa francés fue adquirido por varios países de Europa, entre ellos España.

A la muerte de Fernando VII, se derogó el Antiguo Régimen absolutista y con él, los fueros y particularismos legislativos. La llegada de Isabel II al trono supuso el establecimiento del Estado liberal y una ley homogénea y centralista para todos los territorios, que generó el alzamiento de un frente a favor de Carlos V y el estallido de dos guerras civiles.

La mayor parte de vascos y navarros tomaron parte del absolutista carlista frente al liberal isabelino. Las dos guerras carlistas son el ejemplo de una lucha por mantener el antiguo régimen absolutista y foral, pero dentro de un contexto español.

Su lema fue “Dios, Patria, Rey”, pues sus ideales eran la vuelta al trono del rey legítimo, Carlos V, hermano de Fernando VII, y no la reina “usurpadora” Isabel II, el mantenimiento de Régimen absolutista y foral en lugar del constitucionalismo, y la religión católica frente al liberalismo.

El pacto de Vergara entre el bando isabelino liberal de Espartero y el carlista absolutista de Maroto, hizo acabar la I guerra carlista, pero Isabel II tuvo que restituir los Fueros sin perjuicio de la unidad constitucional de la monarquía, es decir, sin contenido alguno real, como los había tenido hasta entonces.

La respuesta inicial de gran parte de los vascos y navarros ante la idea del centralismo uniformador y la filosofía jacobina liberal y masónica, su igualitarismo forzado, fue el Foralísmo. No todos fueron foralístas carlistas, ya que en las ciudades el fenómeno de la industrialización, los ideales liberales, democráticos e ilustrados fueron defendidos por una burguesía naciente.

Los fueristas trataban de hacer comprender a un gobierno de cretinos masones que la política represiva centralista solo llevaría al desastre. No fue una cuestión identitaria, pues todos se consideraban españoles, nunca plantearon una secesión respecto a España.



Juramento a los fueros vascongados por el pretendiente al trono, Carlos VII, durante la III Guerra Carlista

Este debate parlamentario se realizó en tres momentos: el primero, en el Congreso tras la Primera Guerra Carlista en 1840; el segundo, en el Senado en 1864; y el tercero, otra vez en el Congreso, después de la Segunda Guerra Carlista en 1876. En estos debates parlamentarios, participaron varios diputados vascos que defendieron el mantenimiento de los fueros por considerarlos justos, legítimos y eficaces. En este ideario, también paticiparon literatos y hombres de la cultura euskalduna.

Un primer desencadenante de estos debates surgió de los ideales de políticos y escritores vascos y navarros de tendencia liberal y constitucionalista, como es del caso de Zuaznavar.

José María de Zuaznavar fue magistrado, académico, escritor e historiador navarro (1764-1840). En su obra Ensayo histórico-crítico sobre la legislación de Navarra (1820) constituyó un duro alegato contra la permanencia de las instituciones forales del viejo reino de Navarra. Para Zuaznavar, la desaparición del fuero beneficiaría a la unidad constitucional española, el fuero no era más que una compilación de origen moderno posterior al nacimiento del reino navarro.

Esta crítica dio origen a las corrientes de signo contrario que trataban de buscar en la historia la legitimación de la foralidad del reino de Navarra. Surgiendo en primer lugar Yanguas y Miranda.

José Yanguas y Miranda fue político, escritor e historiador navarro nacido en Tudela en 1782, que llegó a ser secretario de la Diputación de Navarra. Es el máximo exponente navarro al romanticismo, contemplaba el fuerismo liberal bajo ambientación de romanticismo político. Estudiando la incorporación de Navarra al reino de España sin que hubieran vencidos. Para Yanguas el respeto a los fueros navarros por parte de la Corona española, tras la anexión en 1512, hizo que el pueblo navarro correspondiera con muestras de cariño.

Consideraba a la historia y los fueros como elementos característicos de la identidad navarra, publicando un Diccionario de los Fueros y Leyes de Navarra (1828). En esta obra nombra a los fueros como “tan nombrados por todos, como desconocidos de la mayor parte de los navarros”, también pregonaba que los navarros eran descendientes de los vascones, ciudadanos romanos por voluntad de Vespasiano. Pero el fundamento de su obra estaba basado en el nacimiento de los fueros en la invasión de los árabes a España. Surgiendo la necesidad de los navarros de designar un rey o caudillo.



Estatua dedicada a la Ley Foral Navarra

La Contrageringonza o Refutación jocoseria del Ensayo Histórico Crítico sobre la Legislación de Navarra (1833), es un encargo oficial para contrarrestar el ensayo histórico-crítico de Zuaznavar.

La Historia compendiada del Reino de Navarra (1832), basada en los Anales del padre Moret, agrega investigaciones propias y opiniones personales, terminando con una exaltación de la unión de Navarra a la Corona de Castilla.

La Crónica de los Reyes de Navarra, escrita por Carlos, Príncipe de Viana (1842) y su Diccionario de Antigüedades (1840 y 1843), son estudios y síntesis de la historia de Navarra.

Fueron sus más inmediatos seguidores: Joaquín Mencos y Manso de Zúñiga, conde de Guendeláin, nacido en Pamplona, en1799, y Ángel Sagaseta de Ylurdoz. Políticos liberales que como la mayoría se convencían que el mantenimiento de los fueros pasaba por su adecuación a la unidad constitucional.

José Alonso Ruíz de Conejares, fue un abogado, jurista y magistrado navarro, nacido en Corella en 1781. Llegó a ser ministro de Justicia en 1841. En 1848 publicó su Recopilación y Comentarios de los Fueros y Leyes. Presentaba a Navarra como un reino independiente, que mantuvo unas peculiaridades durante su unión con Castilla de igual a igual. Fue el impulsor del Pactismo a mediados del siglo XIX, ideas que hoy en día defienden los nacionalistas, de no reconocer a España como entidad superior sino paritaria. De este punto partió uno de los pilares del ideario de Sabino Arana.

Tanto José Alonso como su seguidor Pablo Ilarregui, no rompen con España, sino lo contrario, afirmando que las leyes de 1839 y 1841, es decir, la Ley Paccionada, son la mejor adecuación del régimen foral al modelo constitucional. Ambos autores defendieron esta doctrina, del foralísmo constitucionalista, y consideraron a Baldomero Espartero.



Juramento a los Fueros vascongados bajo el Arbol de Gernika por el rey de Castilla y señor de Vizcaya, Fernando el Católico (30-07-1476)

En los debates parlamentarios del Congreso de los Diputados de 1840 se distinguió el diputado guipuzcoano Valentín de Olano. Ante las acusaciones que algunos diputados progresistas lanzaron sobre las provincias Vascongadas por considerarlas desleales a la Monarquía debido a su apoyo al pretendiente carlista, Olano reivindicó repetidamente la total lealtad de los vascongados:

“Lo único para lo que he tomado la palabra ha sido para que se sepa que los vascongados somos dignos de pertenecer a esta gran Nación, que queremos abrazar a los demás y que todos somos hermanos. Pues qué, ¿no lidiaron setecientos años los vascongados contra los moros? En los descubrimientos del Nuevo Mundo, ¿no van mezclados siempre nuestros nombres con los de los demás españoles? En la guerra de la Independencia, ¿no nos levantamos en masa padre por hijo como manda el fuero?...”

El alavés, Ramón Ortíz de Zárate, natural de Arriola (1817), estudió en las Universidades de Oñate, Zaragoza y Madrid. Fue procurador síndico, diputado a Cortes y diputado foral. Desde muy joven se dedicó al periodismo; escribió muchos trabajos en defensa de los derechos de los vascos. Una de sus ideas favoritas fue la unión de los vascos peninsulares, "Laurak-Bat" (las 4 en 1), por medio de congresos, reuniones, exposiciones agrícolas e industriales. Escribía sobre la necesidad de una existencia vascongada, una política vascongada y una bandera vascongada, e hizo una llamamiento para escapar de los ideales liberales.

“Los fueros, buenos usos y costumbres dé las provincias Vascongadas sufren todos los días y sufrirán constantemente en lo sucesivo repetidos ataques del gobierno supremo, cualquiera que sea el color político de los hombres que ocupen el Poder”. “Aconsejamos a los alcaldes vascongados que procuren aislarse cuanto les sea posible de los jefes políticos y defender los fueros de los golpes que todos los días les dirigen estos delegados del Poder”. Se refería a los gobernadores civiles.



Laurak-Bat (Las 4 en 1)

Sin embargo, Ortíz de Zarate se sentía español, como expresó en 1855 en frases como: “El pueblo vizcaíno, forma notable contraste con su hermano, el pueblo español”. Habla también de nuestros hermanos de allende el Ebro. “Nosotros constituimos un pueblo hermano, pero distinto del resto de la monarquía”. Llamaba a España “nuestra querida Patria”. Y como otros tantos foralístas, sostenía que el modelo administrativo de regímenes forales debía extenderse al resto de provincias españolas.

Consideraba a las Diputaciones Provinciales y al Estado Liberal, importado de Francia, pero que fueron trasplantados, lamentablemente, "a nuestra patria". Lamentaba que las Cortes de Cádiz de 1812 no hubieran tomado los Fueros vascos como modelo de una Constitución.

“Así no hubieran fracasado, porque el pueblo español rechazará siempre lo que no sea español. Este es nuestro carácter nacional. Copiar las leyes vascas era hacer una legislación a la española.”

Se consolaba pensando en “que el pueblo los acogerá (los consejos), con entusiasmo y más tarde reclamará la opinión de que se estudien los fueros vascongados y se apliquen en cuanto se pueda a las Diputaciones provinciales de la monarquía”.

Explicó su vocación política con estas palabras:

"Convencido de que todos los partidos políticos son infecundos en la administración pública, me he consagrado en la administración pública, me he consagrado por completo a la defensa de los fueros y a la defensa de los intereses generales de España, que todos aman igualmente, confundiéndose en lazo fraternal los hombres de encontradas banderías políticas."
Calificaba a la ley de 1839 de “constitutiva y confirmatoria del régimen foral”. Pedía que se unieran los vascos, pero esa unidad era del "Irurak-bat" (las 3 en 1), las tres provincias vascas sin Navarra, es decir, Álava, Guipúzcoa y Vizcaya.



Hirurak-Bat (Las 3 en 1)

El senador guipuzcoano Joaquín Barroeta Aldamar se encargó del grueso de la argumentación histórica a favor de los fueros, finalizando su larga intervención con las siguientes palabras:

“Aquí concluyo, señores, deseando que las relaciones de fraternidad de las Provincias Vascongadas con las demás provincias de la Monarquía no se alteren jamás, que sean las que fueron durante muchos siglos, que todas defiendan con valor y gloria a esa buena y amada reina que preside los destinos de España, nuestra patria querida.”

El también senador alavés Pedro de Egaña reclamaba la conservación de los fueros porque el pueblo vascongado había vivido feliz y se había administrado eficientemente con ellos durante siglos. Respondía así al senador liberal Sánchez Silva:

“Los vascongados no quieren solamente su felicidad propia, sino que también desean la de sus hermanos, a quienes nunca han abandonado cuando han tenido necesidad de ellos.... Nos llamamos vascongados porque no queremos renegar de nuestro nombre de pila; pero eso no quita que, siendo vascongados, seamos tan españoles como su señoría (Sánchez Silva) y como el mejor español.”

En 1876, tras la última guerra carlista, se retomó la cuestión foral, esta vez de forma definitiva. El diputado alavés Mateo Benigno de Moraza reivindicó el indudable patriotismo de sus paisanos:

“Si la Nación nos ha dispensado grandes actos de protección, nosotros también hemos procurado dentro de nuestras instituciones responder, en la medida escasa de nuestras fuerzas, a cuanto la Nación ha exigido de aquel pobre país; y como ayer tuve la honra de demostrar, los vascongados han sido los que con el mayor interés de han consagrado siempre, sin que esto se inferir ofensa a nadie, a todo aquello que haya podido reclamar el bien de la Patria y el engrandecimiento de la Nación.”

El conde de Llobregat, diputado vizcaíno, defendió el régimen foral vasco por considerarlo el tradicional español y último resto de “aquellas grandes instituciones municipales españolas, que para mí son tan importantes y tan gloriosas, que constituyen el nervio y vida de nuestra nacionalidad; y que, enemigas de todo lo que es despotismo en cualquier forma que aparezca, son fundamento histórico de este país y uno de los principios de su Constitución interna.”

Recordaba el amor por los fueros que fueron una parte del amor que los vascos sentían por su patria, España, y recordaba los sacrificios que por ella realizaron desde siempre:

“...y sólo os ruego que consideréis el patriotismo de aquel país, lo mucho que ha trabajado y ha defendido siempre a la Nación española: sus fronteras han sido abrasadas; Fuenterrabía ha sido destruida; San Sebastián ha sido quemado doce o catorce veces; y sin embargo siempre hemos estado dispuestos en nuestras guerras con Francia a morir al lado del pendón de Castilla y a sostenerlo con nuestros propios medios, arruinándonos y dando vidas y haciendas y todo lo que poseíamos en defensa de la madre Patria.”

El diputado vizcaíno Camilo de Villavaso reclamó en el Congreso para los vascos un españolismo de mayor abolengo que el de otros:

"... antes que otras regiones de España, antes que otros reinos que hoy componen este glorioso haz de la nacionalidad española, entró en la unidad nacional con un grande espíritu de españolismo y de sentimiento patrio."

También, el diputado vizcaíno Vicuña declaró:

“Y al llegar a este punto, tengo que hacer una manifestación de españolismo, propia de estas provincias, y debo empezar haciéndola por mi mismo... No sé qué predomina en mí, si el afecto a las Provincias Vascongadas o el afecto a la Nación española; ni los recuerdos de la infancia me hacen olvidar en lo más mínimo mi carácter de español, ni las ocupaciones y tráfago de la vida de las grandes poblaciones borran jamás de mi memoria el dulcísimo recuerdo de las alegres montañas y de los verdes valles del país eúskaro. Y este sentimiento que existe en mí, existe también en todos los vascongados, y se prueba en el curso de su historia. De nada sirve que algunas nubes pasajeras puedan ser causa de que los enemigos de aquel país le pretendan presentar como enemigo encarnizado de la nacionalidad española. Señores, la historia de las Provincias Vascongadas va constantemente unida y enlazada a la historia de España.”



Árbol de Guernica

El diputado general de Vizcaya, Fidel de Sagarminaga, se sentía español pero con la necesidad de que esa españolidad respetase el Fuero. Afirmaban defender las foralidades vascongadas “sin perjuicio de las altas y mayores facultades del Estado, pues que de una sola nación se trataba” ya que “el derecho de los vascos consiste en continuar nuestra historia y tradición, no en provecho solamente propio, sino en provecho común de la nación española. Los vascongados no han sido nunca otra cosa que españoles.”

De la ley del 1839 escribió: "Confirmaron (los legisladores españoles), pues, los fueros, y al confirmarlos no trataron de abolirlos; salvaron la unidad constitucional, y al salvarla declararon que la confirmación era sin perjuicio de las altas y mayores facultades del Estado, pues que de una sola nación se trataba."

De la ley del 1876 decía: "La ley del 21 de Julio de 1876 comprende todos los requisitos de legitimidad que la constitución española vigente del mismo prescribe, y en este concepto merece nuestro respeto y acatamiento, como todo lo que de las potestades del Estado dimanan. Así, pues, la obedecemos y ponemos sobre nuestra cabeza en señal de rendimiento."

Después combatió esta ley, cuyas razones que aconsejaban el respeto a los fueros eran: el derecho tradicional y escrito; la importunidad de abolirlos en tiempos alterados; la peculiar naturaleza vascongada. Se congratulaba ante la defensa que de los fueron han hecho, no sólo vascos, sino también, gentes de “otras tierras con las que otros vínculos no nos ligaban que los generales de la patria española.”

Para Sagarminaga, el derecho de los vascos “consistía en continuar nuestra historia y tradición no en provecho solamente propio, sino en provecho común de la nación española y en servirla y atenderla, dadas las reformas que el curso de los tiempos reclamaba, con el mismo espíritu que constantemente nos guiara.”

Acerca de la identidad de los vascos, el parlamentario Sagarminaga declaró en el Congreso, en 1876:

“El señor Cánovas, que tan bien conoce la historia de su patria, que la conoce en realidad como pocos, sabe que los vascongados no han sido nunca otra cosa que españoles, y aquellos entre los españoles que más originalidad y pureza en su españolismo tuvieron.”



Plaza de los fueros, Pamplona

La intervención parlamentaria fue terminada por el diputado guipuzcoano Fermín Lasala, defendiendo el régimen foral con las siguientes palabras:

“He hablado hoy por última vez probablemente con mandato vascongado, cumpliendo un deuda de honor, el deber más sagrado. Si no bastara, defendería todavía con todo ardor la causa vascongada ante el Monarca español, las Cortes españolas, y para bien de España, nuestra patria común ayer, nuestra patria común hoy, nuestra patria común siempre.”

Liborio de Ramery y Zuzuarregui, escritor, publicaba en El Fuerista, y reconocía que los pueblos vascos se habían unido voluntariamente a Castilla, pero recordaba que esta integración fue bajo el respeto a los fueros y su identidad.

La mayor gloria de las letras en Euskera es posiblemente el poeta y músico José María Iparragirre, nacido en Villarreal de Urrechua, en 1820. Por su facilidad para conectar con el pueblo, su magistral empleo de los registros familiares y coloquiales del euskera, y su habilidad para componer letras y músicas que llegaron directamente a la sensibilidad de las gentes cultas y sencillas, está considerado como uno de los mayores bertsolaris de toda la historia literaria y musical del País Vasco.

Carlista desde el inicio, no aceptó el Pacto de Vergara y emigró, recorriendo Europa cantando en euskera y en castellano. Tuvo una vida bohemia y aventurera que le sirvió para que le apelaran de "bardo vasco", imagen que apoyaba con una inseparable guitarra y la improvisación de cantos y versos; fue un gran bertsolari. Su obra, escrita mayoritariamente en euskera (aunque también escribió en castellano, francés, inglés e italiano), recoge algunas de las canciones más significativas y populares de la actualidad.

En 1858 regresó y compuso en Madrid Gernikako Arbola, himno al árbol de Guernica, canción que fue estrenada en el café San Luis de Madrid de la calle de la Montera en 1853 y fue una improvisación en la que le acompañó al piano el maestro Juan María Blas de Altuna. Se dice que, rodeado de un grupo de paisanos suyos, improvisó el himno y no anotó nunca la música.

Como buen despertador del espíritu vasco propagó el culto al árbol de Guernica, símbolo de los Fueros y recorrió los pueblos de Euskadi alcanzando mucha popularidad. Su música en cambio no es de estilo tradicional vasco, y se quejaba del abandono que sufrió por los propios vascos en su exilio, y su miseria final frente a la indiferencia general. Fue un fuerista, no un separatista.

#290

Re: Nueva Cruzada Españolista contra los Vascos

"Ez bada, ez etorri
gaur lur onetara
il edo bici ode da;
juatea Habana 'ra;
au da gure banderá
España'ren onra
Churruca'ren semeac
ara guango gerá." (No vengáis a esta tierra, no,
para vivir o para morir,
más vale que
vayáis a La Habana;
Allí está nuestra bandera
honra de España.
Los hijos de Churruca
allí debemos ir)


Gernikako Arbola

Gernikako arbola
da bedeinkatua
Euskaldunen artean
guztiz maitatua.
Eman ta zabal zazu
munduan frutua
adoratzen zaitugu
arbola santua

Mila urte inguru da
esaten dutela
Jainkoak jarri zuela
Gernikako arbola.
Zaude bada zutikan
orain da denbora
eroritzen bazera
arras galdu gera
Ez zera eroriko
arbola maitea
baldin portatzen bada
Bizkaiko Juntia.
Laurok hartuko degu
pakian bizi dedin
euskaldun jendia.

Betiko bizi dedin
Jaunari eskatzeko
jarri gaitezen danok
laister belauniko.
Eta bihotzetikan
eskatu ezkero
arbola biziko da
orain eta gero.

Arbola botatzia
dutena pentsatu
denak badakigu.
Ea bada jendia
denbora orain degu
erori gabetanik
eduki behar degu.
Beti egongo zera
uda berrikoa
lore aintzinetako
mantxa gabekoa.
Erruki zaite bada
bihotz gurekoa
denbora galdu gabe
emanik frutua.

Arbolak erantzun du
kontuz bizitzeko
eta bihotzetikan
Jaunari eskatzeko,
gerrarik nahi ez degu
pakea betiko,
gure lege zuzenak
hemen maitatzeko.
Erregutu diogun
Jaungoiko Jaunari
pakea emateko
orain eta beti.
Baita indarra ere
zerorren lurrari
Euskal Herriari. El árbol de Guernica

El árbol de Guernica
es símbolo bendito
que ama todo euskaldún
con entrañable amor.

Árbol santo: propaga
tu fruto por el mundo
mientras te tributamos
ferviente admiración.

La tradición nos dice
que el árbol de Guernica
hace más de mil años
por Dios plantado fue.

Árbol santo: no caigas,
que sin tu dulce sombra,
completa, irremisible,
nuestra perdición es.

No caerás, ¡oh roble!,
si cumple sus deberes
Vizcaya. Un noble abrazo
sus hijos se han de dar.

Y así las cuatro hermanas
te prestarán su apoyo
para que el vascohablante
viva libre y en paz.

Para que nunca muera
el símbolo sagrado
doblemos la rodilla
e invoquemos a Dios.

Y el árbol sacrosanto
vivirá eternamente
siendo el himno de gloria
de nuestra redención,

En tiempos ya lejanos,
¡oh patria siempre amada!,
de tu suelo quisieron
el árbol arrancar.

Unámonos, hermanos,
y luchemos sin tregua
por defender el trono
de nuestra libertad.

Roble antiguo y sin mancha:
consérvate lozano,
con primavera eterna,
con eterno verdor.

Ten piedad de nosotros
y préstanos tu sombra,
pues te adoramos todos
con santa devoción.

El árbol nos responde:
"Vivid apercibidos
y que yo nunca muera
debéis siempre pedir".

No deseamos guerra,
que en paz con nuestras leyes
sabias, libres y amadas,
deseamos vivir.

Queremos, ante todo,
que con la paz fecunde
la tierra que sustenta
el árbol secular.

Su sombra bienhechora
derrame generoso
sobre el pueblo vascohablante
libre, noble y audaz.

Nere etorrera lur maitera

Nere etorrera lur maitera
Ara nundiran mendi maiteac
ara nundiran celayac,
baserri eder zuri-zuriac,
iturri eta ibaiac.

Hendayan nago zoraturican,
zabal-zabalic beguiac;
¡ara España!¡Lur oberican
ez du Europa guciac!

Gero pocic, bai, Donostiara,
Oquendoarren lurrera,
ceru polit au utzi bearra,
nere anayac, ¡au pena!

Iruchulueta maitagarria
lore tokia zu zera:
Veneziaren graci guciak
gaur Donostian ba dira.

¡Oh! Euscal-erri, eder maitea,
ara emen zure semea,
bere lurrari mun eguitera
beste gabe etorria.

Zuregatican emango nuke
pocic, bai, nere bicia;
beti zuretzat, il arteraño,
gorputz ta anima gucia.

Agur, bai, Donostiaco
nere anaia maiteac,
Bilbaotican izango dira
aita zarraren berriac;
eta gañera itz neurtuetan,
garbi esanez, eguiac,
Sudamerican zer pasatzan dan
jakin dezaten guciac. Mi regreso a mi tierra querida

Ahí están los montes queridos,
ahí están los prados
los caseríos bonitos, blancos, blancos,
las fuentes y los regatos.

Estoy en Hendaya loco de contento
anchos, anchos los ojos;
¡ahí está España! ¡Tierra mejor
no la hay en Europa entera!

Luego, contento a San Sebastián,
a la patria de Oquendo,
cielo tan lindo tener que dejar,
¡qué pena, hermanos!

Iruchulo querido,
tú eres un florido jardín:
de Venecia las gracias todas
tiene nuestra Donostia.

¡Oh, Euskalherría hermosa y querida!
aquí está tu hijo,
que por besar tu suelo,
sin más, ha venido.

Por ti daría
contento mi vida;
para ti hasta la muerte,
cuerpo y alma del todo.

Adiós, pues,
hermanos queridos de Donostia,
desde Bilbao tendréis
del viejo padre noticias;

y además,
os contaré en verso
lo que pasa en Sudamérica
para que todos lo sepan.
Extracto del poema Amerikatik urretxuako semiei:

Ez bada, ez etorri
gaur lur onetara
il edo bici ode da;
juatea Habana 'ra;
au da gure banderá
España'ren onra
Churruca'ren semeac
ara guango gerá. No vengáis a esta tierra, no,
para vivir o para morir,
más vale que
vayáis a La Habana;
Allí está nuestra bandera
honra de España.
Los hijos de Churruca
allí debemos ir.

#291

Re: Nueva Cruzada Españolista contra los Vascos

Eres consciente que eso no lo va a leer ni el tato, verdad?

#292

Re: Nueva Cruzada Españolista contra los Vascos

si

#293

Re: Nueva Cruzada Españolista contra los Vascos

Pues yo lo he leído. La primera y la ultima no las conocía.

El gernikako arbola iba a ser el himno vasco y el PSOE apostaba por ello. Los de HB el eusko gudariak y los del PNV el gora ta gora. Al final la disputa lo gano el PNV y nuestro himno es gora ta gora Euskadi.

Saludos

#294

Re: Nueva Cruzada Españolista contra los Vascos

Mi opinión es que ETA ha sido derrotada completamente. No ha conseguido nada de nada de nada.

Pero las ideas de ETA siguen vivas y en vez de con la pistola están convatiendo con la palabra y no les esta llendo nada mal. El PP y el PSOE van cuesta abajo, sin frenos y como sigan así van a desaparecer. Antes con el tema de ETA conseguían muchos votos porque iban de víctimas, que lo eran. Pero ahora ya no.

Yo estoy harto de oír siempre lo mismo. Cuando les preguntan sobre el tema de la corrupción siempre salen con la coletilla de que se han jugado la vida haciendo política en el País Vasco, que es verdad pero...!!!de donde vienes manzanas traigo.

PP, PSOE van para abajo. Ciudadanos y UPYD no van a conseguir nada en el País Vasco, ni en Navarra. El único partido estatal que va a tener una representación aceptable en el parlamento va a ser Podemos

Saludos

#295

Re: Nueva Cruzada Españolista contra los Vascos

Coincido contigo, aunque no con esto:

Cuando les preguntan sobre el tema de la corrupción siempre salen con la coletilla de que se han jugado la vida haciendo política en el País Vasco, que es verdad

Esto es sólo una parte de la verdad porque la vida se la ha jugado mucha gente, no sólo ellos. Y también la ha perdido mucha gente, no sólo ellos. Por tanto, cuando dicen eso faltan al respeto a los demás.

El silencio es hermoso cuando no es impuesto.

#296

Re: Nueva Cruzada Españolista contra los Vascos

ahi siempre habra puntos de encuentro sin duda...estamos en una democracia y si el pueblo vasco vota mayoritariamente a un partido de izquierda independentista este gobernara por su puesto eso si respetando su marco de gobierno y las competencias asumidas por las autonomias. Lo que no podra por supuesto es tomar decisiones o cambiar la estructura del estado ya que esas leyes no son competencia de la autonomia y es el estado a traves del refrendo del congreso y del senado quien toma esas decisiones...saludos

#297

Inexistente Cruzada Españolista contra los Vascos

Jugándose la vida y perdiéndola...

S2

Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.

#298

Inexistente Cruzada Españolista contra los Vascos

Pues yo no solo he leído, he puesto música a algunas líneas...

S2

Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.

#299

Re: Inexistente Cruzada Españolista contra los Vascos

Mediante la histéresis el orden natural del tradicional relato histórico es influenciado y alterado por el altercado de la mentalidad. El ordo progresista como disposición adecuada de las cosas es el elemento fundamental por el cual se ha regido dicho relato. Consiste fundamentalmente en una lineal visión de progreso desde el ayer hacia el futuro. Y entre los representantes críticos de esta académica visión merece tomarse en cuenta los trabajos humanistas del historiador y ensayista, José Luis Orella Unzué. Especialmente, su ensayo Nueva invención de la España plurinacional, teniendo en cuenta el que la historiografía tradicional tomó muy en serio aquello que ahora se achaca a los historiadores críticos, la mitificación del acontecimiento, como recurso último de la invención; en expresión tomada por Etienne Balibar de Derrida, la existencia de “[...] un pasado que nunca estuvo presente y que no lo estará nunca.”

A propósito del imaginario de origen judeocristiano, providencialista y mesiánico -en expresión de Tomás Urzainqui- en torno a Tubal y el cantabrismo, en la conformación del sentido de la unidad española y de sus diferentes reinos, que en algunos casos como el navarro poca cosa tenían que ver con ella si no es a través de la obra del arzobispo de Toledo, de origen navarro al servicio de Castilla y de Roma, Rodrigo Ximenez de Rada (para Georges Martin, éste a través de su obra De rebus Hispaniae , es “en el campo de la historiografía real, el inventor de Castilla”), Orella llega a afirmar: “Y esta concepción historiográfica de unidad de origen mítico en Tubal, quinto hijo de Jafet, poblador de España, penetró en todas las historiografías peninsulares de los cinco reinos. El que todos los reinos aceptaran un origen mítico común de España no les impedía el que reclamaran su independencia política.” En opinión del historiador pamplonés: “Cada uno de los reinos tenía sus peculiaridades políticas si bien en los reinos de León, Castilla y Portugal la autoridad del rey fue más fuerte mientras que en los reinos de Aragón y Navarra junto con el principado de Cataluña la autoridad del rey estaba mediatizada por la sociedad política por medio de la institución pactista.” En la construcción del imaginario historicista ello conllevó el que el primer grupo de reinos adoptasen prontamente la aspiración imperial, siempre legitimada por el discurso ideológico de la fe cristiana, apareciendo ya en la época de Alfonso II -según el mencionado autor en García Gallo- el término imperator, aunque eso sí con significado más restringido al que luego daría lugar en el mapa geopolítico mundial, como autoridad imperante sobre una tierra lo mismo participada por señores que por abades. Lo que traspuesto de época imprime el espíritu de todo intento de imposición de la unidad nacional desde entonces hasta hoy alentado por la nefasta influencia dada en el título de Imperatur Magnificus Triunfator, bajo el patrocinio de su homónimo rey que fuera acompañado por el ordinal sexto (Por suerte o desgracia, los ordinales no suelen pasar del diez, convirtiéndose a partir de aquél en cardinales, una especie de populoso desfile de gentes principales).

Consiguientemente, una primera aproximación habrá de mostrarnos que la mentalidad tiene tanto que ver con el orden de lo histórico, presuntamente cientificista, como de lo mitológico, de carácter si cabe más simbólico. Afirmaba Philippe Malrieu, el que referente a los sistemas de creencias colectivas preexistentes: “los comportamientos individuales de imaginación, mediante los cuales el sujeto pone en relación las cosas y los seres, es una red de significados que, a diferencia de los sueños, se revelan como extraordinariamente estructurados y dotados de estabilidad.” El imaginario está compuesto de elementos contrastados y otros figurados. Viene a compartir el relato elaborado a partir de al menos dos de los tres ingenios -capacidades, diríase en el lenguaje actual- descritos por Juan Huarte de San Juan: el de individuos dispuestos para la memoria y para la imaginación, plasmados de manera particular en los relatos de mitos y leyendas cuyo mérito particular consiste en actualizarse mediante procedimientos de transferencia. Para el autor mencionado, Malrieu: “un mito colectivo, lejos de imponerse a los individuos como una realidad acabada no puede vivir sin las emociones y las invenciones particulares, que lo consolidan, lo autentifican y lo recrean sin cesar.” Y como tantas cosas en la vida esto no deja de ser ni bueno ni malo, simplemente es, consistiendo su riesgo en el uso indebido que del mismo podamos hacer a través de aventuradas traslaciones e injustificados cambios sustanciales de la significación originaria en sus continuas adaptaciones. Lo que resumido, en palabras más recientes de Cornelius Castoriadis, le hará afirmar: “Estas formas -de lo imaginario- creadas por cada sociedad, hacen ser un mundo en el que determinada sociedad se inscribe y se hace un lugar.”

El imaginario didáctico de la historiografía tradicional estado-centrista dice mucho de ello. Parece ser que España es el ente configurado en torno de lo que los romanos aportaron a aquellos salvajes autóctonos influenciados por culturas más o menos conocidas como la fenicia y la tartesia, compuesto de iberos y de celtas, principalmente, que a su vez lo fueron por la acción de los godos, siendo conquistado su territorio por los árabes, que a su vez fuera reconquistado para la cristiandad por la federación de los restantes reinos ibéricos, que a su vez conquistaron el nuevo mundo universalizándolo para el negocio y la fe, y que, finalmente se ha creído actor coprotagonista del único espíritu que tras de los fallidos intentos revolucionarios resta: el del capitalismo en naturalizada crisis permanente. A este imaginario le han sobrado moros, judíos, inmigrantes, parados, y si no fuera por la posesión de un territorio que desde la visión patrimonialista no deja de ser únicamente suyo, también vascos y catalanes. Importa poco el modo de vida de todos ellos, pues el negocio da lo que da de sí y nada más, y quienes por alguna causa muestran desafección al régimen instaurado -en cada momento, siempre el mejor- también deben ser conscientes de su, en todo caso, marginal condición. Los recortes para ellos, el rescate para nosotros. Los primeros debido a la osadía del endeudamiento llamado familiar, el del pobre; los segundos debido a la coyuntura internacional de un crisis financiera que terminó por hundir el modelo especulativo de economía pujante que tanto nuevo rico hizo aparecer de la noche a la mañana, consolidando e implementando la situación de quienes ya lo eran de rancio abolengo desde el pasado remoto hasta el más actual presente, no dejando en ningún momento, a pesar de todo ello, de amasar enormes fortunas. El pobre se emborracha, al rico le sienta mal la bebida. Y a todo ello le denominan sociedad de progreso. A fin de cuentas, toda una historicista ordalía fundamentada en la nomina divina veterotestamentaria del verbum mentis.

#300

Re: Nueva Cruzada Españolista contra los Vascos

La prensa española se ha hecho eco de un «manual de cómo fabricar un terrorista» que la Guardia Civil habría encontrado en el registro de la vivienda de una de las personas detenidas el miércoles. Sin embargo,"Manual de cómo fabricar un terrorista’ es un documental checo. La prensa española ha copado titulares después de que el juez Eloy Velasco apuntase en su auto que a Nagore Lopez de Luzuriaga, en el registro que se produjo tras su detención, se la había incautado un «manual de cómo fabricar un terrorista», que, sin embargo, es un documental de la República Checa.
Se trata de un documental grabado en 2010 por un grupo de universitarios checos que viajaron a Euskal Herria. Es el proyecto de fin de carrera y estudia el conflicto político que vive Euskal Herria. Ahora parece que sirve como prueba de cargo en la nueva cruzada.