Se puede ganar dinero con cualquier activo financiero, con independencia de sus fundamentales. Baste con entrar y salir en el momento apropiado.
Y no se me entienda mal. Me gustan muchos gestores nacionales. Lo que no veo apropiado, por mi perfil, es componer una cartera basada fundamentalmente en el factor precio. Los activos en los que invierten este tipo de fondos, tipo Cobas/AZ, son muy volátiles, de un riesgo enorme (especialmente los concentrados), y que dependen muy mucho de determinadas circunstancias macro. Y gestionar (acertar) con su posicionamiento es muy complicado, ya no sólo con el propio stock picking.
Largos períodos de sufrimiento, para beneficiarse de otros eufóricos, para volver a los infiernos. Ese tipo de inversión no va conmigo. Prefiero que el eje principal de la cartera pivote sobre fondos agnósticos a cualquier ciclo o contexto económico. Que los gestores elijan por mí las compañías en las que invierten en base a determinadas estrategias que yo he seleccionado.
Para un posicionamiento táctico, mi respuesta es sí, pero con matices. Complementar el núcleo con ciertos activos a modo de protección o cobertura de riesgos. En ese contexto, sí puedo ver bien tener exposición a MMPP, energéticas y, especialmente, financieras. A pesar de que en el largo plazo no sean sectores de mi agrado, muy dependientes de factores exógenos y obligados a profundos cambios. Son sectores sectores más ligados al value, cíclicos.
Entrando en los dos fondos que comentas y mojándome (no rehúso hacerlo nunca) me quedaría sin duda con Cobas. Porque aunque sea un fondo de convicción no concentra sus posiciones en determinados sectores, y por esa exposición, además, a pequeñas compañías que pueden beneficiarse de un entorno de recuperación económica.
AZ cuenta con una cartera muy focalizada hacia MMPP. ¿Por qué llevar un fondo de estas características a través de una gestora pequeña y con unos recursos limitados? Hay grandes casas con muchos más recursos, analistas y especialistas en la materia que pueden permitir una gestión más afinada. Y eso sin entrar a valorar cuestiones personales, como el trato hacia los partícipes, que parece cuanto menos insultante.
Por último, hablas de unos años favorables para este estilo de gestión. ¿Podrías poner la mano en el fuego a que este tipo de fondos les viene un ciclo superexpansivo? Buf, yo no apostaría todas las cartas a ello.
Hay que poner todo en contexto. Un ciclo nefasto, agudizado por una pandemia que los hundió a los más profundo, para llevar a un momento en que se intuía cierta recuperación económica, con una inflación provocada por esos cuellos de botella en las cadenas de suministro y la escalada en los precios de la energía.
Ahora plantéate, ¿qué puede suceder después? ¿Si el crecimiento no acompaña? ¿Si el problema de suministros y ajuste de inventarios se enquista? ¿Si se siguen canalizando recursos y financiación hacia proyectos de energías alternativas, abordando el problema energético de manera gradual? ¿Y si se produce esa temida crisis o gran corrección? ¿Cómo se comportarían las compañías de este tipo de carteras, tan dependientes de esos factores externos y, generalmente, muy endeudadas?
Todas estas cuestiones y más, son las que se han de valorar. Analizar en profundidad los riesgos que se pueden asumir y obrar en consecuencia.
Habrá inversores que el más puro deep value sea lo suyo. Aportar y aportar, más intensamente en esos momentos de caídas, para tratar de obtener el mayor retorno posible a largo plazo. Porque sobre el papel, el factor small-cap/value, como explicaba W. Bernstein, es el de mayor potencial.