La bolsa ha subido un 9% cada vez que el refugio en renta fija acabó en burbuja
Esta situación se ha producido en seis ocasiones desde 1982 con ganancias del 30% para el S&P. Pese a recortar un 3% en seis sesiones también las materias primas contradicen la tendencia.
A Greenspan no sólo se le conoce por ser quien precedió a Ben Bernanke como presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos, sino también por los curiosos términos que empleó para describir la situación de los mercados. Y uno en particular merece la pena rescatar: el conundrum. Empleado en 2005 para describir un mercado de bonos con rentabilidades sorprendentemente bajas, significa simplemente que la situación es un rompecabezas que no responde a la lógica. Filosofía que sigue tan vigente ahora como entonces, en un momento en el que el mercado ofrece señales contradictorias sobre el futuro de la economía mundial.
Mientras que las materias primas parecen defender con su cotización una recuperación económica moderada, la renta fija apunta a una etapa deflacionista -caída de precios- para la economía estadounidense. Teoría que parece confirmar los últimos datos macroeconómicos, que no han sido del todo alentadores, aunque los países emergentes siguen siendo la gran esperanza al continuar con un fuerte crecimiento. Y ante esta situación, los inversores tienen un pie en la bolsa y otro en la renta fija. Es decir, aún no se creen la recuperación económica pero tampoco ven factible un escenario de caída de precios.
Por ello han optado por invertir en bonos gubernamentales como alternativa para asegurar sus inversiones en bolsa, especialmente sensible. Esto ha traído como consecuencia un fuerte recorte de la rentabilidad de los bonos (cuando sube el precio, cae la rentabilidad) considerados refugios como el alemán, el británico, y sobre todo el japonés y el estadounidense que marcan mínimos -cotizan con un rendimiento del 0,91 y el 2,58%, respectivamente-.
Sobre deflación y burbujas
Esta circunstancia empieza a preocupar al mercado por dos razones. Si la renta fija acierta en su predicción, el futuro de la economía es poco prometedor ya que el aplanamiento de la curva de rentabilidadades de la deuda estadounidense en todos sus plazos se puede interpretar como señal de un escenario deflacionista. Pero si no lo hace, existe la posibilidad de que la renta fija esté experimentando una burbuja ante el interés que despierta su carácter defensivo frente a un mercado tan confuso.
Sin embargo, este último escenerio no tiene por qué ser negativo para la bolsa. Al menos eso es lo que indica la historia reciente de la renta variable. En cuatro de la seis ocasiones en la que se ha producido una descorrelación contundente entre la bolsa y la rentabilidad de los bonos estadounidenses -algo que se está viendo-, se produjo una revalorización de más del 9% para el S&P 500 en los seis meses posteriores (ver gráfico). Una situación que se puede producir en la actualidad ante la evolución de los mercados de la renta fija y la bolsa. De hecho, si no fuera por la correción que han experimentado las principales plazas bursátiles del mundo con una caída continuada en la última semana de más del 3% en el caso de Ibex, el conundrum sería todavía más endeble.
Las materias primas también han jugado su papel en este rompecabezas. En un entorno deflacionista deberían haber caído por el retroceso de la demanda y, sin embargo, han mantenido sus precios estables en las últimas semanas.
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