Pensamientos sobre el dinero
En esta vida es inevitable tener relación con el dinero, pero cuando te metes en este mundo de las inversiones es fácil obsesionarse y caer en la codicia y en la angustia por el dinero que hemos perdido o que hemos dejado de ganar. Por eso creo que es bueno ponerlo en perspectiva y situar el dinero en el lugar que le corresponde. Muchas personas sabias han reflexionado sobre ello a lo largo de la historia. Aquí os dejo algunos de sus pensamientos. Por supuesto, es bienvenida cualquier aportación.
Y sabiendo que morir es la ley fatal para todos,
que las riquezas, unas veces te plazca ganarlas y otras te plazca perderlas.
Pitágoras, Versos de oro
Excesivos ropajes impiden que el cuerpo se mueva con libertad. Excesiva riqueza estorba los movimientos de nuestra alma.
Demóstenes.
No me sabe mal que una persona muera, que pierda su dinero, su fortuna o todas sus propiedades, todo cuanto puede pertenecer a un hombre. Sin embargo, es una gran desdicha que un hombre pierda su mayor posesión, su dignidad humana.
Epicteto.
Para un hombre sabio, la riqueza, la gloria y las recompensas terrenas son como dulces o cáscaras vacías tiradas en una carretera. Que los niños los cojan y peleen por ellos. Que besen las manos de los ricos, los gobernantes y sus servidores. Para el sabio, todo eso no es más que cáscaras vacías.
Epicteto.
Las riquezas no nos alegran tanto con su posesión, como nos atormentan con su pérdida.
Epicuro
El deseo de riqueza nunca puede ser satisfecho. Los que ya poseen ansían acumular cada vez más.
Marco Tulio Cicerón.
Junta dinero, acumula montones de oro, haz plantar vastos paseos, que tropa de esclavos inunde tus salones, y, ten fondos colocados sobre todos tus conciudadanos: si tú no domas las pasiones de tu alma, si no pones un freno a tu codicia, y si no te desembarazas de tus temores e inquietudes, es lo mismo que dar vino a un calenturiento, nutrir con miel a un bilioso, y dar alimentos sólidos a un desgraciado, a quien el cólico atormenta.
Plutarco
Parece que los vestidos calientan; sin embargo, ellos no son calientes, y no esparcen calor: mas bien son fríos por sí mismos; y cuando se tiene calor, o cuando se está con calentura, se cambian para refrescarse. Los vestidos no hacen mas que envolver el cuerpo; ellos mantienen el calor que el hombre exhala de sí mismo, y le impiden que se escape. De este mismo modo, la mayor parte de los hombres se deja engañar de las cosas. Creen que no podrían dejar de vivir agradablemente si se alojaran en grandes palacios; si en ellos tuvieran muchas riquezas, y una tropa de esclavos, Pero no es fuera de nosotros donde se hálla lo que hace vivir feliz y gustosamente; es de nuestro propio carácter (como fuente fecunda) dé donde el hombre derrama sobre todo lo que le rodea, la alegría y el placer.
Plutarco
En efecto, por lo que respecta a aquellos cuya atareada pobreza ha usurpado el nombre de riqueza, tienen su riqueza como nosotros decimos que tenemos fiebre, siendo así que es ella la que nos tiene cogidos.
Séneca, Cartas a Lucilio
¿Quién es un hombre sabio? El que estudia todo el tiempo. ¿Quién es fuerte? El que sabe limitarse. ¿Quién es rico? El que es feliz con lo que tiene.
El Talmud
Aunque la autoridad sea un enorme oso, a menudo el oro lo lleva cogido de la nariz.
Shakespeare
Es difícil, cuando no imposible, encontrar algún límite razonable a la adquisición de más propiedades.
Arthur Schopenhauer
Imagina una bandada de palomas en un campo de trigo. Imagina que noventa y nueve de ellas, en lugar de picotear el trigo que necesitan y utilizarlo de acuerdo con dichas necesidades, empiezan a formar un gran montón con él. Imagina que no se quedan con mucho trigo, sino que destinan ese gigantesco montón de trigo al miembro más vil y ruin de la bandada. Imagina que todas se sientan en círculo y contemplan a esa paloma, que dilapida y despilfarra esa riqueza. Y después, imagina que se precipitan sobre una paloma débil, la más hambrienta de todas, que coge un grano del montón sin permiso, y la castigan. Si eres capaz de imaginar esto, podrás comprender el comportamiento cotidiano de la humanidad.
William Paley.
La riqueza me recuerda al estiércol de los campos. Cuando forma una gran pila, huele mal. Pero cuando se distribuye por todo el campo, fertiliza el suelo.
Tolstoi
¿Pero qué significa esta libertad? La esclavitud y el suicidio. Pues se dice: «Tienes necesidades: satisfácelas. Posees los mismos derechos que los grandes y los ricos. No temas satisfacer tus necesidades. Incluso las puedes aumentar.» Éstas son las enseñanzas que se dan ahora. Así interpretan la libertad. ¿Y qué consecuencias tiene este derecho a aumentar las necesidades? En los ricos, la soledad y el suicidio espirituales; en los pobres, la envidia y el crimen, pues se conceden derechos, pero no se indican los medios para satisfacer las necesidades. Se dice que la humanidad, acortando las distancias y transmitiéndose los pensamientos por el espacio, se unirá cada vez más estrechamente, y que reinará la fraternidad. Pero no creáis en esta unión de los hombres. Al considerar la libertad como el aumento de las necesidades y su pronta saturación, se altera su sentido, pues la consecuencia de ello es un aluvión de deseos insensatos, de costumbres e ilusiones absurdas. Esos hombres sólo viven para envidiarse mutuamente, para la sensualidad y la ostentación.
Dostoievski, Los hermanos Karamazov
Todo necio confunde valor y precio.
Antonio Machado
El dinero es un buen esclavo pero es un mal amo.
François Sagan
Insomne, poseído, casi feliz, pensé que nada hay menos material que el dinero, ya que cualquier moneda (una moneda de veinte centavos, digamos) es, en rigor, un repertorio de futuros posibles. El dinero es abstracto, repetí, el dinero es tiempo futuro. Puede ser una tarde en las afueras, puede ser música de Brahms, puede ser mapas, puede ser ajedrez, puede ser café, puede ser las palabras de Epicteto, que enseñan el desprecio del oro; es un Proteo más versátil que el de la isla de Pharos. Es tiempo imprevisible, tiempo de Bergson, no duro tiempo del Islam o del Pórtico. Los deterministas niegan que haya en el mundo un solo hecho posible, id est un hecho que pudo acontecer; una moneda simboliza nuestro libre albedrío.
Jorge Luís Borges, El Zahir