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Versos sueltos

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Versos sueltos
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Versos sueltos
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#4689

Re: Versos sueltos

Un clásico de Goytisolo...

 

 

 

 

  EL LOBITO BUENO

Érase una vez
un lobito bueno
al que maltrataban 
todos los corderos.

Y había también
un príncipe malo,
una bruja hermosa
y un pirata honrado.

Todas estas cosas
había una vez.
Cuando yo soñaba
un mundo al revés.

autógrafo
José Agustín Goytisolo, 1992

 

 

 

 

 

 

Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.

#4690

Re: Versos sueltos

Aquí ya nos volvemos a hacer entender...

 

 

 

 

BALADA DE ASONANCIAS CONSONANTES O DE CONSONANCIAS DISONANTES O DE SIMPLES DISONANCIAS

A Luis Alzate Noreña

A Jorge Villa Carrasquilla

                  I

Para el asombro de las greyes planas
suelo zurcir abstrusas cantilenas.
Para la injuria del coplero ganso
torno mis brumas cada vez más densas.
Para el mohín de los leyente docto
marco mis versos de bizarro rictus,
(leyente docto: abléptico pedante)
tizno mis versos de macabros untos.
Para mí... no hago nada, nada, nada,

                  II

A qué contar a la olvidosa gente
si el amor en mi pecho llora o canta?
(a la olvidosa gente, es a saber:
al aire, al viento, al sol, al río, al mar...)
o a qué decir si el alma poesía,
—gruña así o grazne la trivial raleaa
qué decir si el alma poesía
huésped es de mi torre o de mi rúa?
Y que (como Villon el su tabardo,
su buitre prometeiico Atlas el Sordo,
como Nerón la púrpura, y la toga
César el Calvo, y ponzoñosa daga
el Valentino de mirar buido,
y, de la Tour de Nesle precipitado,
el saco Buridán, oh Margarita!)
yo porto, a más del tirso y la careta,
yo porto, en mí, la sombra del fastidio,
signo fatal, exilio sin remedio?
(como Nerón la púrpura, o la toga
César el Calvo, o la siniestra daga
el Valentino César, cuando arruga
su ceño ante las turbas enemigas!)

                  III

Un ignorado ritmo, dócil, terso,
donde el absurdo corazón esparzo,
¡eso será la impertinente estrofa
en que de todo mi desdén se befa,
y más de mí!: desdén, sobrio estilete
y el más seguro amigo en el combate
contra la tribu inulta! ¡Oh Muchedumbre!:
qué vales tú, si topas con el Hombre?
(y el Hombre, dí, si topa con el Hambre?
y Muchedumbre y Hombre con la Hembra?).

                  IV

Para mí no hago nada, nada, nada,
¡sino soñar, sólo vivir la vida!
Para mí no hago nada... ¿acaso humo
cuando en la pipa blondo aroma quemo,
—si en el magín devano las ideas
humo también, color de fantasía...—?
Para mí no hago nada, nada, sólo
soñar, vivir la vida a contrapelo.

                  V

Sin un sueño de Amor más que divino
—por tener de ideal y ser humano que
da objeto y razón a mi durar...
sin ése Amor, mejor fuérame ser
una Sombra en la Sombra: quieto Buda
dormitando en la Muerte o en la Vida.

                  VI

Para el asombro de las greyes planas
suelo zurcir abstrusas cantilenas.
Para ofender la mesocracia ambiente
mi risa hago sonar de monte a monte;
tizno mis versos de bizarro rictus
para el mohín de lo leyente docto;
para divertimento de mí mismo
trovas pergeño: absurdos y sarcasmos!
Y busco algo de ensueño y de aventura
dentro la noche...! y doy la vida entera
por el Amor, oh tú, sola Mujer!
mientras viene el morir!

Bogotá 1922 (Diciembre) (1925-1927)



León de Greiff

 

 

 

¡¡Sed muy felices!!

 

 

 

 

 

 

 

 

Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.

#4691

Re: Versos sueltos

Había una vez un gallo que creía que el sol había salido para oírle cantar...

 

 

 

  GALLO DEL AMANECER

(Sombras aún. Poca escena)

Arrogante irrumpe el gallo.
—Yo.
          Yo.
                Yo.
                      ¡No, no me callo!

Y alumbrándose resuena,
Guirigay
De una súbita verbena:
—Sí.
          Sí.
                Sí.
                      ¡Quiquiriquí!
—¡Ay!
Voz o color carmesí,
Álzate a más luz por mí,
Canta, brilla,
Arrincóname la pena.

Y ante la aurora amarilla
La cresta se yergue: ¡Sí!
(Hay cielo. Todo es escena).

autógrafo

Jorge Guillén

 

Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.

#4692

Re: Versos sueltos

La envidia y sus consecuencias.

 

 

 

        BURGUESES

No me dan pena los burgueses
vencidos. Y cuando pienso que van a darme pena,
aprieto bien los dientes y cierro bien los ojos.
Pienso en mis largos días sin zapatos ni rosas.
Pienso en mis largos días sin sombrero ni nubes.
Pienso en mis largos días sin camisa ni sueños.
Pienso en mis largos días con mi piel prohibida.
Pienso en mis largos días.
—No pase, por favor. Esto es un club.
—La nómina está llena.
—No hay pieza en el hotel.
—El señor ha salido.
—Se busca una muchacha.
—Fraude en las elecciones.
—Gran baile para ciegos.
—Cayó el Premio Mayor en Santa Clara.
—Tómbola para huérfanos.
—El caballero está en París.
—La señora marquesa no recibe.
En fin, que todo lo recuerdo.
Y como todo lo recuerdo,
¿qué carajo me pide usted que haga?
Pero además, pregúnteles.
Estoy seguro
de que también recuerdan ellos.      (NO SË YOOOOO::: jajajaaaa)

autógrafo

Nicolás Guillén

 

 

 

 

¡¡Sed muy felices!!

 

 

 

 

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#4693

Re: Versos sueltos

.

 

 VERSOS A DIABOLINA

¡ Cómo me turbas, Diabolina,
juguete elástico!
Con tu reír,
y con tus saltos.

Todos los días juegas
con mi corazón, al diábolo.
Y, unas veces, lo tiras tan alto
que en un zarzal de estrellas
se me queda clavado.
Y, otras si me miras, te distraes tanto
de tus juegos…
que me lo dejas caer en el fango.

Ay, Diabolina, Diabolina:
con miel en el cabello alborotado,
con aceitunas en los ojos,
con guindas en los labios…
Y el rojo tulipán del vestidillo
sobre un marmóreo tallo.

¡Ay, Diabolina, Diabolina,
qué ganas de jugar me han dado!
¡Qué ganas de jugar contigo
en esta primavera del ocaso!
Y, en la cuerda de un verso
—como si fuera otro diábolo—,
darte 1000 y 1000 vueltas…
Para lanzarte encima de los tejados…
tan alto, tan alto,
que pudieras cortarme
el durazno
brillante
de este ocaso.
Y la naranja de la Luna.
Y las margaritas del celeste prado…

¡Y qué dulce ha de ser cuando resbales
por el cordón moreno de mis brazos!

Ay, Diabolina, Diabolina;
con miel en el cabello alborotado.
Con aceitunas en los ojos.
Con guindas en los labios…

¡Ay, Diabolina,
fiesta del verano!

autógrafo

Emeterio Gutiérrez Albelo

 

 

 

 

 

¡¡Sed muy felices!!

 

 

 

 

 

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#4694

Re: Versos sueltos

De visita...

 

Quien se va sin ser echado, vuelve sin ser llamado.

 

 

 

 

  UNA VISITA

Beso sus pies, mi señora.
—Servir a usted, caballero.
Siéntese usted. —Muchas gracias.
—Parece que está molesto;
Tome el sofá. —No, señora,
Estoy aquí bien, aprecio.
—Es que suele el taburete
Ser muy incómodo asiento.
—No, mi señora, estoy bien
Donde quiera que me encuentro.
¿No tiene usted novedad?
—No, señor, gracias. —Celebro:
¿Y el señor don Luis? —Salió
A la calle ha poco tiempo,
Sin novedad. —¿Y el chiquito?
—Gracias, señor, está bueno.
¡Es tan gracioso! ¡si viera!...
¡Tan lindo, que es un portento!
Josefa, trae a Lisandro
A que le hable a don Anselmo.
(Y no responde) ¡Josefa!
¡Josefa! (¡si se habrá muerto!)
¿Pues ve usted? Si las criadas
Sólo sirven de tormento...

—Sí, señora, y es difícil
Encontrar una entre ciento.
—Permítame usted, señor,
Que dentro de poco vuelvo.
Quizá será que Lisandro
Todavía esté durmiendo.
—No vaya usted, mi señora,
A despertarle. —No; creo
Que está en el jardín jugando
Le traigo en este momento.

Dispense usted que le haya
Dejado solo. —Yo siento
Haber a usted molestado...
—No es molestia, don Anselmo.
Aquí le traigo a Lisandro,
Va usted a ver su despejo.
¡Jesús! ¡qué ropa tan sucia!
¡Parece sepulturero!
Venga, le ato la camisa,
Que tiene suelto ese cuello;
No le paran los botones,
Pues los arranca al momento;
Nada le dura... Es preciso
Hacerle ropa de cuero.
Arrímese, Lisandrito,
¿No saluda a don Anselmo?
No sea tonto... —Venga acá...
¿No me saluda? —No quero,
—¡Ja ja ja ja! ¡qué gracioso!
Mírele usted... ¿no es muy bello?
—Sí, señora, y no desmiente
Que usted lo llevó en su seno.
Lisandro, ¿no me conoce?
Venga acá. —¡Qué majadero!

No le doy una cosita
Si no le habla a don Anselmo.
Si usted le viera, señor,
Cuando está solo; ¡qué juegos!
¡Qué gracias dice! ¡no cesa
De hablar y decir portentos!
Le viera usted remedar
A cuantos pasan; ¡al perro
Lo imita tan bien!... Lisandro,
¿Cómo hace Turco? —No quero.
—¿Así se dice á mamá?
¿Qué dirá este caballero?
Que es bobo; no, pero el niño
Sí me obedece, ¿no es cierto?
Remede a Turco, mi hijito,
Y esta tarde va a paseo.
¿Cómo hace? ¿a ver?
                      —Guá, guá, guá.
—¡Qué bien lo hace! deme un beso.
—La fábula diga ahora
Que aprendió en Samaniego.
—¿Y sabe leer el chiquito?
—No, señor, ya va aprendiendo
Con una facilidad...
Casi todo el alfabeto
Lo sabe, y apenas hace
Unos seis meses y medio
Qpe empezó a aprender, pues tiene
Un admirable talento.
—Sí, señora, y lo demuestra
Lo que ha aprendido tan presto.
—Sí, señor, para su edad
Son seis meses poco tiempo...
—¿Y qué edad tiene? —Siete años
Ha de cumplir en febrero,
Y así tan niño se aprende
Cualquier cosa en un momento.
Diga, pues, la fabulita;
Deje el gato; estese quieto:
¡A ver! con formalidad;
Lisandro, no sea travieso.
La de la Zorra y el Busto,
Que estudió con tanto empeño.
—La Zorra le dijo al Busto
Cuando lo olió... 
                  —¡Bueno! ¡bueno!
Siga... ¿a ver?... ¡ya no se acuerda!
—Bonito pero sin seso.
—¡Muy bien; muy bien! Lisandrito
Deme un abrazo, mi cielo.
¿No dijo con mucha gracia
La fábula, don Anselmo?
—Sí, mi señora, muy bien;
Habla con mucho despejo.
—¡Y hasta oído de poeta
Va sacando el bribonzuelo!
—Sí, señora, pues recita
Con mucha gracia los versos.
—Sí ¡esto es una maravilla!
¿No es cierto, mi hijo? ¿no es cierto
Que en usted tengo un tesoro?
¿No es cierto que vale un reino?
Don Anselmo, le aseguro
Que saben en estos tiempos
Tantas cosas los muchachos
Que se hace dudoso creerlo;
Por esta razón yo juzgo
Que aprendidos nacen.
                      —¡Cierto!
Dice usted muy bien, y sabe
Mas un muchacho que un viejo.
Mi señora, hasta otro rato.
—¿Por qué tan pronto? yo espero
Que no se vuelva a perder
Otra vez por tanto tiempo.
—Sí, señora, y más despacio
Volveré... Mucho celebro
Que se halle sin novedad.
—Hasta después, don Anselmo.

Y así salió renegando
Este pobre caballero,
Harto ya de necedades
De la madre y del chicuelo.
Al verse libre en la calle
Alzó las manos al cielo,
Dándole gracias a Dios
Que en libertad le ha puesto;
Pero lleno de basura
Y ajado vio su sombrero;
Se halló con bastón sin borlas,
Y con un guante de menos;
Manchados los pantalones,
Sucios casaca y chaleco,
Y hasta entonces conoció
De Lisandrito el portento.

1845

autógrafo

Gregorio Gutiérrez González

 

 

 

 

¡¡¡Sed muy felices!!

 

 

 

 

 

Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.

#4695

Re: Versos sueltos

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  PAX ANIMÆ
    DESPUÉS DE LEER A DOS POETAS

¡Ni una palabra de dolor blasfemo!
Sé altivo, sé gallardo en la caída
¡y ve, poeta, con desdén supremo
todas las injusticias de la vida!

No busques la constancia en los amores,
no pidas nada eterno a los mortales,
y haz, artista, con todos tus dolores,
excelsos monumentos sepulcrales.

En mármol blanco tus estatuas labra,
castas en la actitud, aunque desnudas,
y que duerma en sus labios la palabra
y se muestren muy tristes... ¡pero mudas!

¡El nombre!... ¡Débil vibración sonora
que dura apenas un instante! ¡El nombre!...
¡Ídolo torpe que el iluso adora!
¡Última y triste vanidad del hombre!

¿A qué pedir justicia ni clemencia
—si las niegan los propios compañeros—
a la glacial y muda indiferencia
de los desconocidos venideros?

¿A qué pedir la compasión tardía
de los extraños que la sombra esconde?
¡Duermen los ecos en la selva umbría
y nadie, nadie a nuestra voz responde!

En esta vida el único consuelo
es acordarse de las horas bellas
y alzar los ojos para ver el cielo...
cuando el cielo está azul o tiene estrellas.

Huir del mar y en el dormido lago
disfrutar de las ondas el reposo...
Dormir... soñar... El Sueño, nuestro mago
¡es un sublime y santo mentiroso!

¡Ay! Es verdad que en el honrado pecho
pide venganza la reciente herida...
pero... perdona el mal que te hayan hecho.
¡Todos están enfermos de la vida!

Los mismos que de flores se coronan,
para el dolor, para la muerte nacen.
Si los que tú más amas te traicionan
¡perdónalos, no saben lo que hacen!

Acaso esos instintos heredaron
y son los inconscientes vengadores
de razas o de estirpes que pasaron
acumulando todos los rencores.

¿Eres acaso el juez? ¿El impecable?
¿Tú la justicia y la piedad reúnes?
¿Quién no es fugitivo responsable
de alguno o muchos crímenes impunes?

¿Quién no ha mentido amor y profanado
de un alma virgen el sagrario augusto?
¿Quién está cierto de no haber matado?
¿Quién puede ser el justiciero, el justo?

¡Lástimas y perdón para los vivos!
Y así, de amor y mansedumbre llenos,
seremos cariñosos, compasivos...
¡y alguna vez, acaso, acaso buenos!

¿Padeces? Busca a la gentil amante,
a la impasible e inmortal belleza,
y ve apoyado, como Lear errante,
en tu joven Cordelia: la tristeza.

Mira: se aleja perezoso el día...
¡Qué bueno es descansar! El bosque oscuro
nos arrulla con lánguida armonía...
El agua es virgen. El ambiente es puro.

La luz, cansada, sus pupilas cierra;
se escuchan melancólicos rumores,
y la noche, al bajar, dice a la tierra:
—Vamos, ya está... Ya duérmete, no llores.

Recordar... Perdonar... Haber amado...
Ser dichoso un instante, haber creído...
Y luego... reclinarse fatigado
en el hombro de nieve del olvido.

Sentir eternamente la ternura
que en nuestros pechos jóvenes palpita,
y recibir, si llega, la ventura,
como a hermosa que viene de visita.

Siempre escondido lo que más amamos,
siempre en los labios el perdón risueño;
hasta que al fin ¡oh tierra! a ti vayamos
con la invencible laxitud del sueño.

Esa ha de ser la vida del que piensa
en lo fugaz de todo lo que mira,
y se detiene, sabio, ante la inmensa
extensión de tus mares ¡oh Mentira!

Corta las flores, mientras haya flores,
perdona las espinas a las rosas...
¡También se van y vuelan los dolores
como turbas de negras mariposas!

Ama y perdona. Con valor resiste
lo injusto, lo villano, lo cobarde...
¡Hermosamente pensativa y triste
está al caer la silenciosa tarde!

Cuando el dolor mi espíritu sombrea
busco en las cimas claridad y calma
¡y una infinita compasión albea
en las heladas cumbres de mi alma!

Manuel Gutiérrez Nájera, 1890

 

 

 

Jajaja, ay, no sé por qué, pero me ha hecho mucha gracia...

 

 

 

¡¡Sed muy felices!!

 

 

 

Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.

#4696

Re: Versos sueltos

Bueno, sí sé por qué...

 

 

Es bastante evidente, me da.

 

 

¡¡Sed muy felices!!

 

 

 

Porque se puede...

 

 

Lo otro no, lo otro no se puede, ni se podrá.

 

 

 

Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.