En una tranquila noche de otoño, un joven del país de Rankia Jamás se adentró en el bosque de Rankia. Había oído que en aquel bosque vivían personas que no eran amigas de REKORB ni tampoco de OCNAB. En Rankia Jamás todo el mundo era amigo de REKORB y de OCNAB. Este último era dueño y señor de la mayoría de casas de Rankia Jamás. La gente le pagaba un alquiler mensual durante muchos lustros y así, cuando eran viejecitos, podían morir diciendo: "Me llena de orgullo poder palmarla en mi terruño".
Nuestro joven gritó entre los árboles: ¡Tengo ambrosía fresca!
La ambrosía fresca era lo que más gustaba a REKORB y a OCNAB. Supuso que también gustaría a los rankianos. No se equivocó. Enseguida comenzaron a bajar de los árboles aquellos extraños seres y comenzaron a discutir entre ellos. Discutir significa examinar atenta y particularmente una materia. Ésa era la actividad favorita de los rankianos.
Algunos rankianos ya habían olvidado que ellos también nacieron en Rankia Jamás y fueron crueles con el muchacho. Otros, los más, le dijeron: "Amigo, guarda tu ambrosía para más tarde. Si quieres quedarte aquí, encarámate a una rama alta, observa y escucha lo que por aquí se cuece. Aprenderás mucho."
Pero el muchacho tenía prisa. Creía sin razón que si no compartía su ambrosía con los demás se echaría a perder. Así se lo habían enseñado REKORB y OCNAB.
De repente, todos oyeron el estruendoso cabalgar de las tropas de REKORB y OCNAB. Los rankianos subieron como alma que lleva el diablo a las copas de sus árboles. El muchacho quedó solo y pronto fue objeto de burla de aquellos miserables: "¿Qué te han dicho esos mugrosos? ¿Que puedes ser feliz y ver crecer tu ambrosía con el buy-hold-rebalance? Nadie puede ser feliz sin hacer feliz a nuestros señores REKORB y OCNAB."
- Me han hablado del peligro del quíntuple apalancamiento con tirabuzón cruzado. Dicen que me puedo romper la crisma. Afirmó compungido.
- Chorradas. Si practicas con nuestras plataformas de última generación estarás más seguro de lo que estos mugrosos podrán estarlo nunca con sus cuentas remuneradas, sus depósitos a plazo fijo, sus fondillos de emergencia y sus inversiones a largo sólo con aquella ambrosía que puedan permitirse echar a perder. Por Dios, ¡qué disparate!
Nuestro joven claudicaba por momentos con lágrimas en los ojos. - No sé nada de las ondas de Elliot.
- Y nada necesitas saber. Hay que sentirlas coño. Acuérdate de Billy. Le dijeron arrogantes.
Estaba perdido. Ya nunca volvió al bosque de Rankia. Fue más amigo de REKORB y de OCNAB de lo que había sido nunca. Según el asesor personal que comparte con otros cientos de miles de habitantes de Rankia Jamás, su última compra, esos bonos de Requetenueva ASAMUR, ha sido todo un acierto.
Moraleja: Tantas como rankianos hay en el bosque.
Un saludo.