Muy interesante la dinámica que señalas: durante años las recompras han sido un motor clave de soporte para Wall Street, reduciendo flotante y maquillando beneficios por acción. Ahora, con el capital redirigiéndose hacia capex e I+D (24% y 10% interanual, respectivamente), se ve un cambio de prioridades hacia crecimiento estructural. Eso refuerza las perspectivas a largo plazo, pero resta gasolina inmediata al rally, lo que puede explicar cierta “falta de chispa” en los índices pese a la solidez de los fundamentales.
El caso Nvidia lo refleja bien: cualquier noticia relacionada con chips y China mueve el tablero entero de los “magníficos”. El desarrollo de un nuevo chip Blackwell adaptado para el mercado chino suena a jugada estratégica de gran alcance, pero el simple rumor genera presión bajista (-2%) al tocar de lleno el riesgo regulatorio y de ventas internacionales. Curiosamente, mientras tanto, Intel se beneficia con un +10% y vuelve a los titulares tras meses rezagada.
Apple sigue diversificando su producción hacia India, un paso que reduce dependencia de China y que, a medio plazo, puede mejorar su resiliencia geopolítica. No es casualidad que los cuatro iPhone 17 salgan ya desde allí: el movimiento es tanto logístico como político.
El trasfondo macro añade ruido, con Putin proponiendo una cumbre en Moscú y la mirada en Jackson Hole a finales de semana. Pero el mercado parece estar más pendiente de los flujos de inversión de las grandes tecnológicas y de cómo estos afectan a la narrativa de corto plazo.
En resumen, se refuerza la idea de que las bolsas están en un momento de transición: menos “dopaje” de recompras, más apuesta por crecimiento real. Y aunque a corto esto pese, a medio plazo es una señal de confianza empresarial.