Depende del profesional de turno, ya he indicado en rankia varias veces que existen buenos, muy buenos profesionales en el sector financiero, lo que ocurre es que son minoría, con lo cual no puedo estar totalmente de acuerdo con Fernan2 que en un post de blog tiene uno que recomiendo a todo el mundo que se titular “el banco no es tu amigo”, yo no hubiera sido tan duro, pero en muchos casos y generalizando razón no le falta, porque en el sector abunda más el “vendedor de mantas” que “el profesional verdadero”.
Mira te puedes encontrar en la misma CajaMar (no soy cliente y la pongo por ser el origen del hilo, pero podría perfectamente poner cualquier entidad) oficina 1 de Almería que el equipo de la oficina se preocupa del perfil del cliente para ofrecerle o no estos activos, y en la oficina de la calle de al lado, en lugar de un profesional haya un trepa que se la suda lo que es conveniente para el cliente (obviando aquello de que solo hay negocio si las dos partes tienen algo que ganar) y se dedique a vender lo que sea y como sea. En esta hipótesis el primero no tiene interés alguno en que alguien le rompa la cara y además tiene tablas para “lidiar” con la presión que le meten sus jefes para vender esto (1), y el segundo sabe o cree que en la ciudad solo estará un par de años y cuando el pollo, si es que algún se convierte en un “pollo”, le explotará en la cara de otro, él habrá cumplido los objetivos que le han marcado, se embolsará la parte del suelo variable que tiene y que va en función de los resultados, y tendrá la posibilidad de ascender en su carrera profesional por ser considerado un “buen elemento comprometido con el proyecto de la empresa”.
(1) No es que los jefes les digan a sus subordinados vender esto al primero que tengáis ocasión, dudo que un cargo de nivel medio de un banco o una caja se le ocurra decir esto o tan siquiera pensarlo, pero lo que si puede hacer es meter presión a las oficinas para que vendan esto, obviamente al perfil correcto, pero a la vez si una oficina no llega “machacarla” para que cumpla el presupuesto, con lo cual el director de la oficina se encuentra en un atolladero de difícil solución, y puede tener la tentación de “ampliar” la forma de analizar el perfil del cliente objetivo.