Aún queda para las elecciones norteamericanas, pero ¿cómo afectan a los mercados?

Según se acerquen las elecciones norteamericanas correrán ríos de tinta en las redes sociales y en los medios de comunicación sobre su efecto sobre los mercados. La realidad es que, a largo plazo, no importa mucho que gane un demócrata o un republicano, como podemos comprobar en el gráfico n. 1

Gráfico n.1: Resultados de invertir 1 $, con presidentes demócratas y republicanos

El gráfico muestra la revalorización que ha tenido un dólar invertido desde enero de 1961 hasta hoy. Como puede verse, ha habido periodos positivos y negativos tanto con presidentes demócratas (color azul) como con presidentes republicanos (color rojo). 

El periodo Reagan-Bush (padre) resultó enormemente positivo, pero lo mismo se puede decir de las dos presidencias de Bill Clinton. O las de Obama. 

Dicho esto, en el corto plazo si que pueden influir los políticos. ¿Quién puede olvidar ese periodo en el que había que estar pendiente de lo que dijera Donald Trump en Twitter respecto a sus negociaciones con China o Corea? Una presidencia Trump sería sin duda volátil. No pensemos que su personalidad y su forma de trabajar hayan cambiado en solo unos años. 

La de Biden también la conocemos. Sabemos, por ejemplo, que le gusta el gasto público, lo que ha generado y podría volver a generar problemas en el mercado de bonos. Y si no, vean como Fitch, la agencia de calificación, se ha curado en salud y ha rebajado ya el rating de los EEUU. 

En Europa se nos hace creer que los problemas de Trump con la justicia harían que no pudiera presentarse. No es así. Para empezar solo se trata de acusaciones de sentencias en firme. Podría incluso ser condenado y salir bajo fianza para llevar a cabo su presidencia. Suena surrealista, pero es así. 

En cuanto Biden, incluso sus partidarios muestran dudas sobre si está o uno en condiciones físicas y mentales de enfrentarse a otros cuatro años de presidencia. Pero él parece tenerlo bastante claro. Y a día de hoy detenta el poder en el partido demócrata. Sería muy difícil que no se presentara, salvo que decidiera no hacerlo por voluntad propia o porque se complicara mucho su situación por el efecto contagio de los problemas legales de su hijo Hunter (que no tiene nada que envidiar a los de Trump). 

En otras palabras, hoy por hoy son dos personas mayores con problemas legales quienes tienen más probabilidades de ganar las primarias para presentarse a la presidencia. 

Dicho esto, hay que empezar a conocer a los posibles sustitutos. Que sea difícil que al final no sean Trump o Biden los elegidos no significa que no sea posible. 

En términos de edad y condición física, los posibles sustitutos republicanos son mucho más jóvenes - DeSantis, Ramaswany...-. En el caso demócrata, o son más jóvenes, como es el caso del gobernador de California, o esta en micha mejor forma que Biden, como es el caso de Robert Kennedy Junior. Pese a tener 70 años, se hace vídeos levantando pesas, seguramente con la intención de marcar la diferencia con Biden. 

Si llegaran a gobernar alguno, podríamos afectar a corto plazo a los mercados. Ninguno de ellos ha gobernado antes, y eso crea incertidumbre. Para bien y para mal, Biden y Trump son previsibles. Además son muy diferentes a sus mayores y vienen con mucha más energía. Incluido el mayor de ellos, Kennedy, que, por ejemplo, quiere limpiar y reorganizar todas las agencias de la administración (lo cual puede afectar seriamente a algunos sectores empresariales). 

Así que hay que conocerlos y seguirles la pista. Sobre todo a sus planteamientos económicos y geopolíticos. 

Ramaswany es un empresario del sector tecnológico. La típica historia de hijo de emigrantes que triunfa en la tierra de las oportunidades. Lógicamente sus planteamientos se parecen mucho a los de Trump. Pero donde más se podría notar su presencia es en la política exterior. Es totalmente contrario a que los EEUU se involucren en conflictos externos de ningún tipo, salvo que afecten directamente a su seguridad o sus intereses. Es, por ejemplo, totalmente contrario a seguir financiando la guerra de Ucrania. 

Ron DeSantis es el gobernador de Florida. Viene avalado por haber conseguido ganas a los demócratas por goleada en un estado que normalmente deja resultados muy equilibrados. Es "discípulo" de Trump y es el único que se le "acerca" en las encuestas (17% frente a 54% de Trump). En el terreno económico sus propuestas son muy parecidas a las de su mentor. 

En el lado demócrata, la estrella emergente es Robert Kennedy Junior. Aunque se le quiere vender como antisistema, en realidad en su carrera como abogado se ha limitado a pleitear por cuestiones que ahora mismo están muy bien vistas, especialmente medioambientales o contra los abusos de la industria farmacéutica o agroalimentaria. 

También se le acusa de ser “antivacunas”, pero, si se lee su programa, parece que lo que pretende es que las vacunas, tan extendidas entre la población infantil norteamericana, estén controladas al mismo nivel que el resto de medicamentos. Lo cual parece que no es el caso. Y sobre todo quiere evitar que las agencias estatales estén controladas por las mismas grandes compañías que se supone deben supervisar, lo cual sí que es una realidad en los EE. UU.

También es partidario de negociar con Rusia un final a la guerra de Ucrania.

Dicho esto, pensamos que para los mercados sería el candidato que generaría más incertidumbre. Podría afectar a diversos sectores empresariales, empezando por las compañías farmacéuticas y siguiendo por las tecnológicas o las energéticas.