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Poder monetario y poder lingüístico. Acerca del uso del inglés en nuestro país

                                                   FERNANDO ESTEVE MORA

Repetidas veces se ha hecho referencia en este blog a una de las ventajas económicas para un país, como trata de seguir siéndolo  los EE.UU. hoy,  de ser un poder imperial: el que su moneda se convierta en divisa, o sea, en moneda de uso  en los intercambios entre los países que domina y, también, en su moneda de reserva, la que guardan como un seguro ante las contingencias futuras.

Ese poder monetario le permite  al imperio norteamericano  el "privilegio exorbitante" no sólo de pagar buena parte de sus importaciones en dólares de papel, por mucho papel-moneda que se diga que es (lo que no lo es tanto dado que desde 1971 el dólar es sólo de papel ya que no es oficialmente convertible en oro), sino también le permite  comprar con esos dólares de papel activos reales (inversiones USA en el exterior) lo que expande todavía más su poder económico.

Pero también, aún  siendo comparativamente menor, no es de desdeñar sin embargo otra ventaja  de la que disfrutan los países imperiales: la  de que su idioma, su lengua, se convierta en koiné, en lengua común que los habitantes de los países "imperializados" o dependientes  han de estudiar y aprender y utilizar de forma casi obligatoria en la práctica. Y es que al igual que la moneda o  dinero del hegemón imperial se convierte en el dinero mundial (como diría Marx, y diría bien),  su idioma, su lengua, se convierte en  lo que podríamos definir como  la lengua mundial.  

No parece haber en ello  motivo alguno de sorpresa  dada la curiosa homología que hay entre el dinero y la lengua. Y es que al igual que el dinero es el medio o instrumento usado en los intercambios económicos entre las gentes, la lengua es el medio o instrumento de los intercambios lingüísticos entre esas mismas gentes, por lo que el poder monetario de un país, su capacidad para imponer el uso de su moneda en los intercambios económicos, acaba encontrando siempre siempre reflejo en su poder lingüístico, su capacidad para imponer su idioma en los intercambios lingüísticos. Hoy, es evidente, al igual que el dólar hace de dinero mundial, el inglés es asimismo la lengua mundial. O dicho de otro modo, el inglés es el dólar lingüístico.

Pero ese poder lingüístico de los EE.UU. (y por extensión de sus "sucursales" anglosajones: Gran Bretaña y Australia) tiene también su refrendo económico, es decir, que supone para ellos también una clarísima ventaja económica..

Que eso es una verdad como un templo lo pueden testificar los millones de padres (y también no padres) que en nuestro país llevan años pagando religiosamente, directa e indirectamente (vía subvenciones como en la  Comunidad de Madrid), a sus hijos años de clases de inglés y también estancias en USA, Reino Unido o Irlanda para tratar de que sus retoños logren cierto dominio en el uso del inglés, la lengua mundial. De igual manera, puedo también dar fe de que todos los anglosajones "nacen con una flor -económica- en el culo", como se suele decir, pues por el simple hecho de haberse criado allí, sin necesidad del más mínimo esfuerzo por su parte, tienen abierta ante sí la puerta de ganarse la vida en países como el nuestro dando clase de lo único que  muchos de ellos saben, que es hablar en inglés, su lengua materna. No sé a cuanto ascenderán los obligados gastos anuales en países como el nuestro de financiación de todos los esfuerzos que hemos de dedicar para aprender inglés, pero sin duda  estoy seguro de que serán elevados. Costes esto en que ningún inglés, norteamericano o anglosajón en general obviamente ha de incurrir, ni tampoco han de incurrir involuntariamente, o sea, si no lo desean, en gastos similares  pues nada ni nadie les obliga a conocer otro idioma que no sea el suyo. ¿Para qué tiene que aprender el anglohablante medio aprender español, francés o alemán, si no es por algo así como por gusto estético, si todos los no anglosajones hemos de  aprender  inglés?

Lo dicho tiene además una lectura alternativa. Puede decirse sin temor a equivocarse que un país está totalmente imperializado monetariamente cuando abandona su propia moneda y usa la del poder imperial. A eso, en la presente situación en la que los EE,UU es el hegemón,  se le conoce en Economía Internacional como  dolarización. Cuando un país se dolariza reconoce que no tiene ninguna capacidad para ejercer una política monetaria por poco independiente que esta sea. De modo paralelo se puede imaginar una situación similar a la dolarización  en el terreno lingüístico que se daría cuando un país abandonara su propia lengua y adoptase la lengua imperial. No sé qué palabra usar para describir esa situación:  ¿quizás "anglicización"?

En consecuencia, cabe juzgar o evaluar el nivel de resistencia cultural de una comunidad o de un país frente a un poder imperial por su defensa de su propio idioma frente a la "anglicización". Es decir, que un país será tanto más servil respecto al poder imperial cuanto más esté dispuesto a usar voluntariamente de la lengua imperial en sus intercambios lingüísticos, es decir, a imponer su uso en su propio espacio hablado.

Pues bien, si utilizamos este patrón de medida, es obligado concluir que nuestro país, España de tan "anglicizado" que está, es ya un país servil en el terreno lingüístico. Es un país auténticamente esclavo, bovino -podría decirse, en la medida que está tan repleto de esclavos lingüísticos, de gente con auténtica mentalidad de esclavos que ha llegado incluso a convertir la esclavitud lingüística respecto al inglés en seña de identidad y de valía personal. ¡Vaya paradoja!. Son todos aquellos que no pierden nunca la oportunidad de meter anglicismos en sus conversaciones, que pregonan a los cuatro vientos su total disposición a usar el inglés y que minusvaloran a quienes no lo conocen aunque ese desconocimiento en nada sea relevante para su   desempeño personal o profesional.

 Y es que no hay ningún otro país, que yo sepa, donde el conocimiento y  uso de la lengua de los señores, de la lengua imperial, del  inglés, esté tan socialmente valorado, tan increíblemente sobrevalorado. No sólo los españoles han de saber inglés como las gentes de los demás países dependientes, pues no les queda otro remedio, sino que como buenos esclavos de motu propio  le dan al conocimiento de la lengua de sus amos un valor adicional, un plusvalor   que otorga más "status" social a quienes mejor la conocen. En esta asunción de corazón de la "lógica" servil de la sumisión lingüística al inglés se destacó hace un tiempo un conocido economista de Ciudadanos, el señor Garicano, que, cono muestra de su absoluto servilismo ante el imperio, llegó a exigir como requisito para ser ministro o hasta simple representante del pueblo el saber inglés. Así como suena.

Hasta aquí la "tesis" de esta entrada. Vayamos ahora a las ilustraciones anecdóticas de la misma. Es, por ejemplo,  sencillamente pasmoso que en el Museo del Prado, TODAS las cartelas que cuentan la biografía de los cuadros allí expuestos vengan no sólo en castellano sino también en inglés. Esa deferencia con los yanquis e ingleses no se hace por cierto en el Louvre, ni en el Rijksmuseum de Amsterdam, ni en los museos alemanes, ni en los belgas... Y ¿qué decir de la señalética del Metro de Madrid o de la RENFE? El inglés es omnipresente. A diferencia de los metros y trenes de cualquier otro país no anglosajón que yo conozca. Cualquiera con un elemental sentido del ridículo lo siente cuando, metido en un tren de cercanías con dirección a Pinto o a Leganés por no decir a Huete oye repetidamente por megafonía en ingles los nombres de las próximas estaciones o se le aconseja que tenga cuidado al bajarse no sea que se caiga o se deje el equipaje.  Búsquese algo semejante en otro país europeo: no se hallará. Y así con todo llegando a lo inverosímil pero cierto de que el conocimiento del inglés aparezca como requisito imprescindible no sólo para multitud de trabajos que en nada tienen que ver con el sector exterior sino también en muchas oposiciones a puestos de la Administración pública "española" ya sea central, autonómica o local.

Hace unos días pasé por la Plaza de España de Madrid cuya reforma, planificada y empezada, por la alcaldía de Manuela Carmena, ha sido concluida en la alcaldía ultraderechista de Martínez Almeida. Pues bien, allí encontré que TODAS las informaciones que se han colocado en diferentes soportes venían también en inglés, y  con la misma relevancia tipográfica que la información en castellano. Vaya como muestra esta placa circular de mármol de unos 40-50 cm de diámetro (o sea, bastante grande) que cuenta la historia de los restos del palacio de Godoy que han aparecido en las obras de rehabilitación. Pero, repito, no es única sino que el inglés se usa en TODOS los soportes informativos en  absoluto pie de igualdad con el castellano:




A muchos esto les parecerá normal. Pero no lo es. O al menos no lo es entre gente que, aunque tenga que admitir a regañadientes su dependencia política y económica, no la acepte en el terreno cultural de modo servil y complaciente. La información o bien debería aparecer solamente en castellano, o bien debería también aparecer en los tres otros idiomas oficiales en nuestro país: el catalán, el vasco y el gallego, quizás con una tipografía menos relevante. Pero lo que no es de recibo ninguno es esa plena equiparación del castellano con el ingles "pasando" de los demás idiomas nacionales en la señalética de la Plaza de España de Madrid (o, mejor quizás habría que decir Spain Square

Y, obviamente, como se señaló antes ello  es una prueba fehaciente  del patriotismo REAL de los actuales dirigentes del Ayuntamiento de Madrid: Sí, el de  los mismos que tanto jaleaban y jalean el infame ripio ese de  "Pujol, enano/ habla en castellano" . (Aunque tengo entendido, y ello ofrece un bello ejemplo de la común falsedad de tanto patriota de boquilla, que no es nada anormal encontrarse en Cataluña con que  los "independentistas" de allí omiten el castellano para sustituirlo con el inglés en sus comunicaciones e informaciones como muestra de que su independentismo es relativo, muy relativo)

Pero la moral de esclavo lingüístico no se queda en el PP, en VOX o en Ciudadanos, aunque entre ellos brille cegadoramente a tenor de sus gritonas proclamas "en defensa del castellano". También hay este tipo de siervos lingüísticos en el campo de la izquierda por todos lados. Por ejemplo, el Ayuntamiento de Madrid en tiempos de Carmena no sentía la menor vergüenza cuando "adornó" con la siguiente pancarta la fachada principal de su sede en la Plaza de Cibeles:


Recuérdese que con ella se trataba de comunicar el apoyo del ayuntamiento, no a unos  refugiados ingleses, norteamericanos o australianos, sino a los refugiados ¡SIRIOS!, que -ya se sabe- todos han estudiado en Oxford. De delirio.   

Y para acabar esta muy penosa y costosísima historia, pues no hay que olvidar los gastos que esa pública y privada deferencia servil con el inglés imponen a los ciudadanos españoles, no puedo sino traer a colación los carteles con que  el Ministerio de Igualdad tuvo a gala empapelar incontables marquesinas y soportes publicitarios  con motivo del Día Internacional de la Mujer  el pasado 8 de marzo. En todos ellos se veía y se  leía lo siguiente:



                                        
Perfecto, si esas marquesinas hubieran estado en Gran Bretaña o en USA. Seguro que las gentes de Ohio, de Arkansas o de Wichita estarían encantadas de saber que en España que  a la igualdad se la llama  igualdad. Seguro. 

Pero no. Esas marquesinas no estaban por allí sino repartidas por toda España. Nada que decir pues nada cabe decir salvo  que está más que claro que los de PODEMOS con esta política de comunicación de un ministerio controlado por ellos  demostraban que podían ser tan esclavos y siervos del poder lingüístico anglosajón como los demás.
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  1. en respuesta a Fernando Labaig
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    #11
    26/04/22 15:58
    Estamos muy de acuerdo, Fernando. Cada quién es muy libre de usar el idioma que quiera en sus interacciones. Pero mi tesis es clara, y -creo- irrefutable. El aprender otra lengua obligadamente tiene sus costes, en los que no han de incurrir -si no quieren- los miembros del imperio. Porque, en el fondo, estamos donde siempre en la Historia. El Poder. Quien tiene Poder (militar/coercitivo, económico/monetario, cultural/lingüístico) se impone. Así de claro. Y pretender que aprender inglés es un comportamiento libre es -sencillamente- tonto. Lo que me resulta inadmisible, me revienta emocionalmente,  es que "nuestros"  poderes públicos  sean tan increíblemente serviles como los pequeños ciudadanos que los no-poderosos somos. De la gente de derechas me lo esperaba pues es de sobra conocido que sólo utilizan el idioma castellano para decir que lo defienden  frente al ¿ataque? que le hacen  quienes usan el catalán, el vasco o el gallego, lenguas españolas por cierto, tanto como el castellano. Un delirio.  Pero lo que me ha sorprendido en los últimos años es la bovinez, el servilismo lingüístico, de la gente de izquierdas, sobre todo de los de Podemos.      
  2. en respuesta a Fernan2
    -
    #10
    26/04/22 15:15
    De devuelvo la sorpresa. En nuestro entorno, Francia atrae mucho más turismo anglosajón que España, y los franceses se distinguen por no ser NADA serviles lingüísticamente. Estoy seguro no, segurísimo, que las estupideces de Carmena, Almeida o Irene Montero no se traducen en un euro, en un dólar o en un yen  más en entradas de dinero a nuestro país en la cuenta de la balanza se servicios de nuestra balanza de pagos . Sólo apuntan al alma esclava,  servil y -para mí- despreciable, de quienes han instrumentado y consentido tales tonterías.  ¡A ver, una vez más, si aprendemos algo de Francia!
    Por supuesto que hay muchas profesiones, como la mía por cierto, en las que el conocimiento del inglés es necesario. Incluso he escrito textos en inglés. Acepto el uso del ingles privadamente cuando es necesario. Como también acepto ser servicial con los que no saben inglés y hacen un poco de esfuerzo en hablar algo, lo mínimo, en castellano a nivel personal. Pero entre el ser servicial y el ser servil como un esclavo hay una gran diferencia, como Netzsche bien sabía. Y, por supuesto, si hay algo que me jode son los pijos serviles "muy y mucho" españoles, esos fachendosos -como decía Josep Pla. que utilizan sus escasos conocimientos de inglés para pregonar un estatus superior a los que no lo saben o no quieren utilizarlo cuando no es necesario. Ya sean del PP, VOX o CIudadanos o del PSOE O PODEMOS. Y de esos majaderos hay millones en nuestro desafortunado y servil "country".  
  3. Top 25
    #9
    26/04/22 11:30
    Me sorprende que no le des un enfoque más económico... si la industria del país es el turismo, ¿no ayudará a atraer turistas el poner las cosas de forma que la máxima gente lo entienda? Y si como dices el inglés es "lingua franca", a nosotros como vendedores de turismo nos beneficia su existencia para poder cubrir un amplísimo espectro de turistas extranjeros con tan solo un "idioma para extranjeros", además del "idioma para españoles".

    Por otra parte, hay pocos desempeños profesionales en los que para nada sea relevante el uso del inglés. Despreciar el inglés es despreciar cualquier desarrollo o investigación que se haya hecho fuera de España... no parece un profesional muy modélico, ¿no? Bueno, quizá para un albañil o electricista no haya problema; para un mecánico de coches igual ya le pica más, y para un economista como tú o un informático como yo, hay muchos textos de referencia de autores extranjeros, en donde ser capaz de leer el original es una clara ventaja respecto a esperar a ver si alguien hace una traducción medio decente.
  4. #8
    25/04/22 18:15
     
    Llevo mucho tiempo analizando libros de texto en inglés, francés y también de la “debatida filosofía”. Humildemente he recogido datos que constatan el poder manipulador de la anglosfera y del pensamiento de la clase dominante. Este humilde esfuerzo daría para horas de trabajo y exposición.  

    Resumo: 

    Salvo una minúscula e interesante reflexión del historiador Eric Hobsbawn, en un libro de la Escuela Oficial de Idiomas, creo recordar de nivel B2 o C1-avanzado, los textos reflejan una miseria intelectual relativista, pobreza de contenidos que transmiten vacío existencial y lo más importante: propaganda de parte.  Que no falte. 

    Audios de conversaciones que son un teatrillo histriónico de banalidades. Doy fe, que cualquier conversación de adolescentes, si les dejamos hablar, suman frescura, naturalidad y material para reflexionar y trabajar a fondo con ellos. También aparece el recurrente tema de la ecología y los derechos humanos, con aportaciones filo-eco-fascistas. 

    Ah, para la francofonía más de lo mismo. Y con los libros de filosofía y el desarrollo del pensamiento crítico…para lo que, y como lo enseñan, mejor que la quiten. ¡Qué pena! Ni los profesores se dan cuenta de lo que tenemos entre manos y entre las vidas. He intentado no juzgar a nadie, y mucho menos ofender. De una forma u otra todas las personas somos víctimas del posmodernismo relativista y nihilista. 

    Yo también estoy muy agradecida a los desvelos de mis padres por la educación. Recuerdo que al tropezar con aquella exigüa reflexión de Eric Hobsbawn en un audio script, me emocioné. 

    Cuando miro atrás, me digo: Y todo esto, ¿para qué?. 

    …Bueno, para comprar gas licuado EEUU a precio de… 

    Bienvenidos refugiados, víctimas de la industria de armas española, y de la hipocresía. 

    Bienvenidos Mr. Marshall. Si hay servilismo, ¿Dónde está la soberanía? 
  5. en respuesta a Fernando esteve
    -
    #7
    25/04/22 09:51
    Si bien todo siervo debe ser amable no toda persona amable es servil. 
    Que la imposición de un imperio está hecha a sangre y fuego es lo habitual aunque el caso norteamericano respecto a Europa sea más bien indirecto. Pero una vez que las cosas están en la situación en que se encuentran conocer el idioma que sirva de koine es tan servil como utilizar el materno que tampoco se impuso con modales más amables. No es un mérito del imperio es la constatación de una situación. 
    El que en principio un agricultor no vaya a utilizar el inglés en su desempeño profesional es tan cierto como que estudiar gramática o la tan debatida filosofía son totalmente prescindibles para sembrar tomates. Se estudian para desarrollar ciertas facultades y para ampliar las posibilidades en un futuro incierto en el que es posible que el agricultor pueda dejar de serlo o tenga que vender por internet sus productos a vaya usted a saber que país.
    Dicho sea de paso,, el uso del inglés de manera innecesaria y deformadora del propio español me resulta producto de una actitud bastante paleta que no tiene que ver con el razonable interés práctico de su uso y si con cierto afán de la juventud para marcar su territorio con respecto a los mayores no duchos en esa jerga y con los profesionales que importan vocabulario de su especialidad. Eso ha ocurrido siempre aunque no con la intensidad de ahora y con las consecuencias de distorsionar el propio idioma.
  6. en respuesta a R4nk1a
    -
    #6
    24/04/22 17:40
    a) Trato de poner todos las palabras inglesas entre comillas para señalar precisamente eso.
    b) El argumento no es ad hominem, pues no le conozco a usted por lo que no puedo usar de sus características personales como base para una crítica. Simplemente al decir "usted y los suyos" reflejo el hecho empírico de que no sólo es usted sino muchos más uienes comparten su opinión.
    c) Le felicito cordialmente por sus conocimientos de inglés, y sólo puede desearle que le sirvan para mucho cuando no esté en este  país.
    d) Como economista le señalaré que el criterio de evaluación de los trabajos se mide por su remuneración. Una prostituta de lujo que gana en su  mercado diez o cien veces más que un ingeniero o que un profesor de ética por Oxford o que un profesor de Teoría Económica como yo refleja que su valor económico medido vía su valor de mercado es diez veces más. Es lo que tiene esto de la economía, que uno ha de dejarse sus juicios de valor y moralidad en casa.
    e) Uno de los fallos teóricos más garrafales del liberalismo individualista es su olvido del componente social de los seres humanos qu está en sus genes. La identidad grupal, tribal y/ o nacional no se construye: estamos genéticamente preparados para adquirirla al nacer y formarnos en grupos y naciones. Sin ella, ni hay arte ni cultura ...ni guerras tampoco. El  estúpido mito russeauniano de imaginar a los individuos como Robinsones Crusoes aislados que un día deciden reunirse y firmar un "contrato social" que construya una identidad colectiva está en el origen de la incapacidad para los neoliberales de entender lo que pasa en el mundo. Y de ahí su sueño (o pesadilla) de un mundo globalizado sin naciones/estados donde las gentes sólo se relacionen indirectamente vía sus interacciones mercantiles.
    f)  en consecuencia, por diferentes razones ya sea conceptuales y económicas, yo sigo pensando que el uso del ingles, en cuanto lengua imperial/mundial, es una imposición, un coste, que los grupos/naciones dominados no nos queda otra que soportar. Y pienso que si el Señor de la Historia hubiera querido que no se hubiera dado el desastre de la Armada Invencible, es posible que la misma entrada escrita en inglés la hubiera redactado un oscuro profesor de Economía quejándose de los costes de aprender obligadamente el castellano en un Londres en que  quizás su Alcalde/Major hubiera puesto toda la cartelería informativa también en castellano e incluso también en castellano estuvieran las placas en la Plaza de Trafalgar donde se contasen las aventuras de un almirante tal vez llamado Nelson. Pero no quiso.  Es lo que hay 
  7. en respuesta a Fernando Labaig
    -
    #5
    24/04/22 15:36
    1) "lo de la amabilidad": "Par delicatesse j'ai perdu ma vie" (Rimbaud). ¡Cuidado con la delicadeza! A ver, más bien, si va a ser servidumbre. Todo siervo ha de ser obligadamente amable con su amo
    2) lo del dinero de los turistas: vienen por el sol y el alcohol. No creo que dejaran de venir porque tuviesen que usar una app con la Guía del Museo del Prado en inglés. Y más nos gastamos colectivamente en TRATAR que todo el mundo sepa decir tonterías en un inglés macarrónico.
    3) respecto a la conveniencia económica de un sólo idioma que curiosamente sería el inglés: como la "conveniencia" de una sola moneda. Dudoso. Más que dudoso como el caso del euro en Europa, que curiosamente sería el inglés. Por supuesto, que a los USA le interesa que todo el mundo use del dolar y que todo el mundo hable inglés.
    4) respecto a la conveniencia genérica  de un sólo idioma que curiosamente sería el inglés. Sin duda. Ya imagino un futuro en que como dices, por conveniencia el inglés se convierta en la única lengua. Frente a ello, quizás toda resistencia es tonta. Pero me recuerdo en este asunto de este pensamiento de Canetti: "No hay ningún historiador que, por lo menos, no ponga en la cuenta de César como mérito, esto: que los franceses de hoy hablen francés. ¡Cómo si, de no haber matado César a un millón de ellos, hubieran sido mudos!"
    5) Ah, Wenders. Volví a ver Alicia en las Ciudades el otro día. Y a ver si encuentro "En el curso del tiempo. Está claro que su desafecto por la cultura alemana y el alemán tenía un claro origen: la vergüenza por el nazismo.  A lo que parece ese sentimiento les es ajeno a los norteamericanos al margen de las barrabasadas que han hecho desde Hiroshima y Nagasaki. Es lo que tiene ser un pueblo elegido que ello lleva a pensar que su cultura y su idioma también lo son.
    6) No es orgullo patriótico. Es vergüenza ajena ante la innecesaria servidumbre de mis compatriotas e instinto de supervivencia pues somos nuestras palabras. y, "of course", economía. El que yo deba saber inglés y francés es una necesidad de mi "curro". También entiendo que camareros, gigolos, guías turísticos y ejecutivos de empresas exportadoras e importadoras sepan inglés.  Pero el que se imponga ese conocimiento de modo generalizado es un despilfarro.
  8. en respuesta a Fernando esteve
    -
    #4
    24/04/22 13:25
    Es paradójico que quien trufe de anglicismos su discurso sea precisamente usted.

    Por otra parte, argumentos ad hominem como eso de “el día que usted y los suyos consigan que la comida sea un "sandwhich"… suelen denotar falta de otros recursos. Y además ha escrito mal “sandwich”. Lo que me lleva a pensar que hay cierto resentimiento en usted por no haber llegado a dominar la lengua del Bardo, y eso le condiciona la opinión.

    Si por “los míos” se refiere a quienes hablan el inglés, y reconocen su capital importancia, ahí acierta. Saqué el CPE a los 16 años gracias sobre todo al tesón de mi madre, que se sacrificó e insistió en que lo estudiara bien, con clases vespertinas y demás. Y por eso, he disfrutado de trabajos a los que de otro modo nunca hubiera podido aspirar… y no soy ejecutivo de multinacional ni camarero (tampoco por eso los desprecio, son trabajos importantes).

    Además ya asoma otra vez la política con eso de la “construcción de la identidad nacional” y con que el medio es el mensaje. Precisamente porque el medio es el mensaje, le va a costar a usted encontrar cartelería en catalán en Madrid. Antes la verá en francés o en alemán… y por razones lógicas para cualquiera que no esté anabolizado hasta las trancas por la constante percusión de los argumentos regionalistas/agenda 2030/ hagamos las mentes más pequeñas como sea/olvidemos la historia y así podremos contarla a nuestro modo/no se mueva usted de su casa, no vaya a ser que se le cure el chauvinismo viajando.
  9. #3
    24/04/22 12:38
    Dejando de lado la permanente estupidez del Ministerio de Igualdad, es evidente que interpretas como humillación lo que es simple amabilidad hacia los turistas, no exclusivamente anglosajones y fuente de ingresos para el país. La utilización del resto de idiomas peninsulares dado que todos entienden el castellano parece poco práctica por superflua y cara. El que se de consideración social a conocer una herramienta que permite acceder a muchas cosas, entre ellas leer libros de economía en inglés, no me parece extraño, y no pienso que de menos prestigio hablar alemán o chino. Creo que te equivocas en la caracterización de España como único país en que ocurre ese fenómeno de forma tan aguda. Los casos de Alemania e Italia son significativos. En Alemania los debates sobre ese tema en los años sesenta y setenta eran constantes, podemos recordar una película como "El amigo americano" donde se mostraba la fascinación y el repudio hacia la cultura norteamericana. En Italia el idioma se ha trufado de anglicismos hasta un punto ridículo. No hablemos de países con menos peso como Holanda. Los catalanes siempre conocieron mejor o peor el idioma de los castellanos porque les interesaba comerciar con ellos. La dinámica social tiende a buscar el medio más eficaz para la comunicación y por otro lado el Estado necesita para su propio funcionamiento imponer un idioma común, lo que es también un problema de eficacia. Es una tensión lógica en la que la exacerbación del patriotismo o de la eficacia económica suele tener motivos poco confesables. Me sorprende ese orgullo patriótico ofendido. A la larga todo acaba siendo disuelto por el tiempo y aquel imperialismo romano que nos obligó a utilizar el latín se convirtió en lo que ahora queremos defender como lo más nuestro.
  10. en respuesta a R4nk1a
    -
    #2
    24/04/22 12:31
    La lengua no es sólo el medio de transmisión o comunicación de mensajes sino que, también es el "mensaje". O sea, que contribuye a crear la propia realidad social. Por ello toda traducción es traición. "Saudade" no puede traducirse por sadness . Y el día que usted y los suyos consigan que la comida sea un "sandwhich" que se deglute en un "break"   se habrá acabado lo que -todavía- es para muchos de nosotros una comida. "In Spain wo do NOT call it, comida"  a semejante cosa. Al menos no todos los españoles consideramos eso como comida.  No, todavía no es cierto. Y ello sin contar con que la lengua es herramienta básica en la construcción del yo colectivo, de la identidad grupal o nacional. 
    Y, por supuesto, que al mundo anglosajón claro que le interesa económicamente que su lengua sea la lengua mundial. Eso vale mucho, muchísimo. No he querido meterme en los estudios acerca del valor económico del castellano, y sólo he hecho referencia a los gastos obligados que los españoles han de hacer para aprender un idioma que todavía a la inmensa mayoría NO LES SIRVE PARA NADA, pues no son ni ejecutivos de multinacionales ni camareros, pero todo el mundo está de acuerdo en que ecl que la comunidad castellanohablante logre mantener su autonomía e independencia frente a la anglosajona es económicamente importantísimo.  Y eso no es política. Porque como habrá podido comprobar en mi entrada  el servilismo lingüístico no conoce de ideologías.

  11. #1
    24/04/22 00:51
    Así que los carteles explicativos en El Prado están en español e inglés, y hay a quien le parece mal.

    Cito: “A muchos les parecerá normal. Pero no lo es. O al menos no lo es entre gente que, aunque tenga que admitir a regañadientes su dependencia política y económica, no la acepte en el terreno cultural de modo servil y complaciente. La información o bien debería aparecer solamente en castellano, o bien debería también aparecer en los tres otros idiomas oficiales en nuestro país: el catalán, el vasco y el gallego, quizás con una tipografía menos relevante.”

    Esto es un foro de economía, no de política. Pero como la política (o la ideología) últimamente lo permean todo, no queda otra opción que entrar al trapo.

    Y lo que muchos parece que olvidan es que la función principal y primordial del lenguaje es ser una herramienta de comunicación, de transmisión de conocimiento entre las personas. Tanto más eficaz cuanto más conocida y compartida sea esa herramienta. Con un solo teléfono no haces nada, pero si todo el mundo tiene uno, es muy útil.

    Cuando un catalán, un vasco, un valenciano o un gallego, andaluz, leonés o balear, o un argentino, colombiano o ecuatoriano visitan el Museo del Prado o la Plaza de España, como también la Sagrada Familia o la Plaza del Obradoiro, NO necesitan que se les traduzca del español, porque ya lo entienden (tienen el derecho y los españoles además el deber de conocer su idioma). Sin embargo al que viene de Wisconsin, Kent o las Landas, es probable que le venga bien tener una traducción al inglés. Esto es un hecho.

    Se trata de ayudar al visitante a entender lo que tiene delante, no de mandar permanentemente los mensajes políticos que se quieren percutir en la mente de las personas.

    Lo que no es ni medio normal es andar ofendiéndose y protestando por el uso de ciertos pronombres, empeñándose en olvidar y hacer olvidar la historia (para poder reescribirla con el tinte de lo que se lleva ahora) y dando bandazos en cuestiones de gran calado diplomático y económico sin antes recabar la opinión de las Cortes y lograr un gran pacto de estado.

    Un ejemplo de alguien hablando de algo que conoce bien, frente a la abundancia de “opiniones” que hoy se difunden en muchos medios. Verá cómo a muchos les resulta desagradable y ni siquiera escuchan hasta el final.

    https://youtu.be/hliQBFyL0V8